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20 grandes discos de blues (hasta 1969; 1ª parte)

Ha llegado el momento de adentrarnos en las aguas del blues. Y es lógico hacerlo cuando de sus sonidos parten subgéneros que han aparecido posteriormente. En esta primera parte encontraréis, además, diez álbumes de referencia.

Tal y como habíamos anunciado hace mucho tiempo, en elestado.net vamos a dar cabida a todos los sonidos interesantes que han aparecido en el mundo de la música. Y si de importancia se trata, el blues es uno de los géneros musicales clave.

En sus inicios, el blues era un sonido marginado que era cantado y tocado por las clases sociales más desfavorecidas. Para todos aquellos que necesitaban expresar ciertas emociones desde las entrañas. Entre esas emociones y la honestidad, el sonido fue derivando en diferentes vertientes que, a la postre, nutrirían a subgéneros que vendrían después. Recordemos que el blues nace en el África occidental, y que se extendió, primeramente, hacia el sur de los Estados Unidos por medio de los esclavos a principios del siglo XX.

Un músico de blues era capaz de mostrar su valía y su sentir aunque una sala estuviese desierta. Era lo mismo. Sus lamentos eran primeramente acompañados por una solitaria guitarra, para más adelante ser aderezada por otros instrumentos como la batería y el bajo.

Con el paso de los años, el blues fue adquiriendo una mayor popularidad para dejar de ser un género, en un principio, castigado por las clases altas. Finalmente, cabe reseñar que el blues ha influenciado a otros sonidos como el jazz, el rock and roll e incluso al pop. Subgéneros como el hard rock, rock sureño, funk, country, rock psicodélico o el heavy metal tienen una fuerte base procedente del propio blues, aunque aplicada de diferentes maneras.

Como tampoco queremos que esto se convierta en una clase teórica, basta con estos escuetos detalles para pasar ahora a seleccionar la primera tanda de diez álbumes que merecen la pena ser destacados. Diez álbumes que pretenden ser cercanos al blues propiamente dicho, con alguna que otra variación pero con el mismo espíritu. Hemos creído conveniente dejar las vertientes más robustas y rockeras para otro momento. Próximamente aparecerá una segunda parte con diez nuevas recomendaciones. Disfrutad.

Junior Wells’ Chicago Blues Band – Hoodoo Man Blues (1965; Delmark Records)

Aunque este trabajo figura como el primer larga duración de Junior Wells, lo cierto es que el músico llevaba realizando grabaciones en formato singles desde mitad de la década de los 50. Esto significa que su experiencia ya era bastante dilatada en 1965. Hoodoo Man Blues se publica bajo el nombre de Junior Wells’ Chicago Blues Bandintegrada por unos músicos de enorme importancia. Especialmente Buddy Guy, una figura del estilo con la que colaboraría en multitud de ocasiones. Este álbum es un manual sobre cómo hacer buen chicago blues. La mayoría de cortes están compuestos por el propio Wells, aunque hay alguna que otra pieza tradicional y una versión del “Hound Dog” de Big Mama Thornton. La aportación de Guy es tremendamente clave y además coescribe dos temas junto a Wells.

Canciones destacadas: “Snatch It Back and Hold It”, “Ships on the Ocean”, “Hoodoo Man Blues” y “We’re Ready”.

Champion Jack Dupree – Blues From The Gutter (1958; Atlantic)

Este pianista y vocalista, de nombre real William Thomas Dupree, llevaba más de una década realizando grabaciones en formato single. Para Blues From The Gutter ya se apostó por un LP completo, y en él se pueden percibir sus dotes musicales en clave de piano blues y una fuerte influencia de New Orleans. De entre las diez composiciones incluidas, siete son de su propia autoría, dos son tradicionales (“Frankie and Johnny” y “Stack-O-Lee”) y una escrita por James Burke Oden. El álbum fue grabado íntegramente el 4 de febrero de 1958, con una participación activa del saxofonista Pete Brown y el bajista Wendell Marshall. Tampoco hay que olvidar la labor del batería Willie Jones y el guitarrista Ennis Lowery “Larry Dale”.  El mejor ejemplo de la música contenida en el álbum es la composición “Junker’s Blues”. Magistral.

Canciones destacadas: “Can’t Kick the Habit”, “Evil Woman”, “Junker’s Blues” y “Bad Blood”.

Taj Mahal – The Natch’l Blues (1968; Columbia)

A decir verdad, cualquiera de los primeros álbumes de Taj Mahal podrían figurar en esta cuidada selección de música blues. Me he decantado por su segunda obra, The Natch’l Bluespor su equilibrio desde el primer corte hasta el último. El artista neoyorquino se rodea de músicos de buen nivel como el teclista Al Kooper, un guitarrista como Jesse Ed Davis, el batería Earl Palmer o un desconocido Gary Gilmore que apenas tuvo relevancia en tiempos futuros, entre otros. Blues eléctrico de muchos quilates con una gran voz como la de Taj, bien acompañada por sus músicos y su guitarra steel. Si tuviese que elegir algún corte destacable, desde luego tendría que citar “Corinna” y, por supuesto “Done Changed My Way of Living”.

Canciones destacadas: “Good Morning Miss Brown”, “Corinna”, “Done Changed My Way of Living” y “The Cuckoo”.

John Lee Hooker – It Serve You Right to Suffer (1966; Impulse!)

Ni que decir tiene que John Lee Hooker es uno de los mayores exponentes del blues. Para cuando publicó este álbum, el artista ya había grabado una serie de álbumes de gran calado. En It Serve You Right To Sufferel vocalista y guitarrista se vio apoyado por una serie de músicos que no procedían de la escena blues, sino más bien de la del jazz. Eso sí, supieron captar la esencia de Hooker para elaborar una obra que se encuentra entre las indiscutibles del blues eléctrico. El álbum fue grabado el 23 de noviembre de 1965. Así, en un día. Producido por el gran Bob Thiele, contiene composiciones tan memorables como “Shake It Baby”, “Country Boy” o el tema que da nombre al disco. Poco más de 33 minutos de música blues que pone los pelos de punta. Por cierto, en una posterior reedición se le añadió una “s”, pasando a ser It Serves You Right To Suffer.

Canciones destacadas: “Shake it Baby”, “Country Boy”, “Money” e “It Seve You Right to Suffer”.

Johnny Winter – Second Winter (1969; Columbia)

Johnny Winter es uno de los genios del blues. Sin embargo, este artista se situa como vínculo entre el blues eléctrico de Texas y el potente blues rock, aquel que tendrá mayor cabida a finales de los 60 y durante toda la década de los 70. Lo que sucede con este álbum, magistralmente ejecutado, es que buena parte de los temas son versiones. Esto era muy frecuente entre artistas de blues. Y no porque Winter no supiese componer, que sabía y muy bien, pero quiso reinterpretar ciertas canciones con su toque más eléctrico, y vaya si lo consigue. Conocidas son sus incendiarias versiones del “Highway 61 Revisited” de Bob Dylan o el “Johnny B. Goode” de Chuck Berry, aunque algunos de los puntos más altos de este Second Winter son “I’m Not Sure” y “I Love Everybody”, composiciones firmadas por él mismo. Prácticamente todas las piezas compuestas por Johnny, con alguna excepción, se situan hacia el final del álbum. Ahí puedes comprobar también su valía como autor.

Canciones destacadas: “Memory Pain”, “I’m Not Sure”, “Highway 61 Revisited” y “I Love Everybody”.

Howlin’ Wolf – The Howlin’ Wolf Album (1969; Cadet Concept)

Howlin’ Wolf es otra de las grandes figuras del blues. Eso sí, el propio artista no quedó muy satisfecho con el resultado. Wolf estaba flanqueado por su banda de apoyo, pero hubo ciertos detalles que no le gustaron. La incorporación del pedal wah-wah por parte del guitarrista Pete Cosey no fue de su agrado y lo amenazó en más de una ocasión. Sin embargo, la tensiones y ciertos efectos fueron dando carácter al disco. De hecho, aquí hay mucho blues, pero también dosis de acidez y rock psicodélico. Por ello, Wolf casi renegó de él y los puristas, más de lo mismo. A día de hoy es una gran gema de la época que cuenta con temas como “Spoonful” y “Back Door Man, escritas por Willie Dixon aunque grabadas por primera vez por Wolf, o “Smokestack Lightning” de propia autoría.

Canciones destacadas: “Spoonful”, “Smokestack Lightning”, “Down in the Bottom” y “Back Door Man”.

T-Bone Walker – T-Bone Blues (1959; Atlantic) 

Aunque las primeras grabaciones de Aaron Thibeaux Walker datan de principios de la década de los 40, con numerosos singles principalmente en la segunda mitad de la misma, su primer larga duración es precisamente el que tienes delante. Este T-Bone Blues viene a recoger su primera colección de canciones presentadas en este formato. Lo que se puede escuchar es un buen blues eléctrico de Texas, y prácticamente todo de su propia cosecha. T-Bone Walker, guitarrista y vocalista, se rodea de otros músicos como los bajistas Billy Hadnott y Joe Comfort, los guitarristas Barney Kessell y R.S Rankin, los baterías Earl Palmer y Oscar Bradley, los pianistas Lloyd Glenn y Ray Johnson, más el saxofonista Plas Johnson. No, no todos participan en los mismos temas, pero basta para destacar la cantidad de músicos que han participado en un mismo disco de blues en 1959.

Canciones destacadas: “Papa Ain’t Salty”, “T-Bone Shuffle”, “Mean Old World” y “Stormy Monday Blues”.

Muddy Waters – Folk Singer (1964; Chess)

Muddy Waters, de nombre real McKinley Morganfield, no debería necesitar presentación, pero me consta que no es tan popular entre la gente como tendría que serlo uno de los más grandes del blues. Folk Singer es, quizá, su primer gran larga duración. Al vocalista y guitarrista le acompañan varias leyendas del blues como Willie Dixon al bajo, Buddy Guy a la guitarra y Clifton Jones a la batería. Con estos mimbres, ¿qué podía salir mal? Pues, efectivamente, nada. En clave blues del delta, contiene nueve estupendas composiciones como la inicial “My Home Is in the Delta” o la gran “Long Distance”. Willie Dixon aporta “My Captain” y hacen una revisión de “Good Morning School Girl”, tema publicado por Sonny Boy Williamson I en el año 1937. Todos los minutos del álbum son extraordinarios.

Canciones destacadas: “My Home Is in the Delta”, “Long Distance”, “Good Morning School Girl” y “Country Boy”.

Pink Anderson – Carolina Blues Man, Vol. 1 (1961; Prestige Bluesville)

Como anécdota, contar que la primera palabra de Pink Floyd es debido a, precisamente, este fantástico bluesman del que no se le conoce demasiado material. Entre lo que ha grabado se pueden rescatar cosas muy interesantes, como por ejemplo este álbum de 1961 en el que el artista no tiene más acompañamiento que el de su guitarra. Se grabó en un mismo día y la producción es inexistente, pero estas composiciones tampoco la necesitan. Todas las interpretaciones salen de las entrañas y se plasman en clave de blues acústico, honesto y con muy buen gusto. Combina diferentes formas de atacar su guitarra, algo que lo hace bastante creativo para su época y para el estilo de blues que practica. No por nada cautivó al bueno de Syd Barrett. Casi todas las composiciones son tradicionales, aunque bien llevadas a su terreno.

Canciones destacadas: “My Baby Left Me This Morning”, “Baby Please Don’t Go”, “Thousand Woman Blues” y “Every Day in Week”.

John Mayall & The Bluesbreakers With Eric Clapton – Blues Breakers  (1966; Decca)

En sus más de 160 ediciones, a este disco y formación se le ha llamado de diferentes maneras. Este álbum, producido por Mike Vernon junto al ingeniero Gus Gudgeon, es toda una obra maestra de blues británico. Además de los guitarristas John Mayall y el después reconocido Eric Clapton, también aparecen el bajista John McVie y el batería Hughie Flint. Hay grabaciones de temas escritos por Otis Rush, Freddie King o Ray Charles, entre otros, pero también composiciones de propia autoría como “Double Crossing Time” y “Have You Heard”. No tiene ni un resquicio que sobre y es un manual sobre cómo hacer buen blues británico. Por supuesto, ha influenciado a muchas bandas posteriores. Los siguentes lanzamientos también serían memorables, al menos los dos posteriores, pero no tenían este factor sorpresa, ni a Eric Clapton.

Canciones destacadas: “All Your Love”, “Hideaway”, “Double Crossing Time” y “Steppin’ Out”.