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Campo de Gibraltar (II). Represión franquista

El método escogido por el franquismo, ya desde el comienzo de la Guerra Civil Española, fue el terror. El asesinato, la cárcel (en unas condiciones paupérrimas), el escarnio público y, por supuesto, la tortura, eran sus herramientas habituales.

>>Gonzalo Queipo de Llano, «el general de la radio»<<

No solo se pretendía someter antes a las poblaciones en conflicto por este miedo. Franco, además, quería una España completamente sumisa, acabar con toda oposición ideológica. Siendo el Campo de Gibraltar una de las primeras plazas tomadas, sirvió además para poner en práctica esta estrategia con toda su crudeza.

“Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o de huelgas”. General Mola.

Tan pronto como se tomó Algeciras, se puso en práctica esta medida. Los fusilamientos fueron inmediatos. Cualquier persona sospechosa siquiera de apoyo al gobierno republicano era conducida al cementerio, fusilada y rematada de un tiro en la cabeza.

En estos primeros días se calcula que, solo en esta población, se asesinó por este método a 300 personas. A esto hay que sumar aquellas de las que se disponen pruebas documentales: 24 en Castellar de la Frontera, 43 en Los Barrios, 58 en Tarifa, 85 en Jimena de la Frontera y 91 en San Roque. A todo esto, hay que sumar todas las personas represaliadas de las que no quedaron registro, las que fueron trasladadas a otras comarcas o de las que nunca más se supo.

>>La multirepresión de la dictadura franquista<<

En Punta Paloma (Tarifa), el batallón disciplinario creado ex profeso fusiló a 41 personas en un solo día.

Campo de Gibraltar.

La guerra propiamente dicha duró poco en el Campo de Gibraltar. Una vez tomadas las plazas más fuertes, con el miedo de las nuevas estrategias de opresión y represión, era difícil plantar resistencia contra una fuerza tan superior, y con poco apoyo de las fuerzas republicanas, aún estructurándose ante la situación. Jimena de la Frontera fue uno de los enclaves en esta zona que presentó más resistencia, y por tanto que sufriera más castigo posteriormente.

En aquellos municipios donde podían acceder a datos de militancia, las primeras personas ejecutadas eran las que simpatizaban con el Frente Popular. También las confidencias de la ciudadanía para con las fuerzas militares franquistas servían para realizar estas acciones, fueran estos chivatazos verídicos o no.

Esto conllevó la respuesta espontánea del pueblo. Pronto la ira y el miedo hicieron que se asesinara a las personas en territorio republicano que se sospechaba servían a las fuerzas sublevadas. Se sabe de 12 personas en Jimena de la Frontera y 6 en San Roque que sufrieron esta suerte. Se tiene constancia que este tipo de acciones fueron espontáneas y surgieron del pueblo.

En contraste, las ejecuciones franquistas venían planificadas y mandadas por oficiales de alto rango. Fusilaron al menos 1.000 personas en estos primeros días del conflicto contra las tapias de los cementerios de los 7 municipios.

Soldados norteafricanos en Gibraltar.

Decenas de miles de personas huyeron de la represión solo en el Campo de Gibraltar. La mayor parte de ellas ni siquiera pudieron recoger sus pertenencias. Entre 5.000 y 10.000 personas encontraron refugio en un campo preparado en terrenos coloniales británicos de Gibraltar, en el mismo emplazamiento donde se construyera posteriormente el actual aeropuerto.

Otras pasarían rápidamente a la zona republicana, o a Portugal. Muchas familias se dividieron debido a la confusión inicial. Muchas de ellas no se volverían a encontrar. El destino de las personas refugiadas fue diverso: desde Francia, norte de África, Inglaterra o América, entre otros.

>>La Desbandá, el terror franquista convertido en muerte y desolación<<

En 2004, Algeciras sería la primera ciudad en contar con un monumento de Memoria Histórica por los fusilamientos de personas del bando republicano. También fue la primera ciudad en planificar un nombre de calle a guerrilleros antifranquistas, concretamente la calle Voluntarios de la Libertad, en el barrio de San Bernabé. También sigue siendo, a día de hoy, una de las ciudades donde se han celebrado más jornadas de memoria histórica.

Fosa común del cementerio del Fonsario, AlgecirasLa Desbandá, el terror franquista convertido en muerte y desolación.