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Las consecuencias económicas de la presidencia de Mauricio Macri

Es cierto que la mayor desventaja de Mauricio Macri frente a los próximos comicios es el ingente endeudamiento con el FMI, de más de 57 millones de dólares, pero también hace estragos su desgastada figura a nivel de credibilidad.

En las calles argentinas varios interpelados tildan su gobierno como “el mandato de las promesas incumplidas“. Su ejercicio político ha estado marcado, sin duda, por lanzar una y otra vez balones fuera, sin reconocer ningún error, atribuyéndole al kirchnerismo los males del país.

>>Mauricio Macri: crisis y elecciones en Argentina<<

Otro efecto adverso para su reeleción, según varios expertos en cuestiones políticas, es que el gobierno de Macri ha sido el más represivo de los últimos 36 años“. Hecho que en las calles de la capital argentina ha sido descrito con “decepción y rabia“.

En el aspecto económico, más allá de los Papeles de Panamá, Macri ha conseguido llevar al país a una situación de crisis. Según los datos oficiales, la inflación se encuentra sobre el 54’5 por ciento (datos de agosto de 2019), y no es menester destacar que es la más alta desde 1991.

Dentro de esta situación de deuda, la economía Argentina cae un 1% en agosto y un 3’8% interanual. Según el INDEC (Índice Nacional de Estadística y censos) las ramas con mayor incidencia negativa fueron el comercio mayorista, minorista y el de las reparaciones (-8’8%) y la industria manufacturera (-6’6%). Así pues, por tercer año consecutivo la economía argentina decrece.

En cuanto al tema laboral es reseñable el informe de la Universisdad Nacional de Avellaneda, en el que se afirma que en el último año se perdieron 148 000 puestos de trabajo, reflejando así la tasa de creación de empleo más baja desde 2002.

Además, el poder adquisitivo del salario mínimo también descendió en un 36 por ciento desde 2015. Esto, como consecuencia, ha traído una caída abrumadora del consumo interno.

La pobreza en ningún caso está cercana a cero, tal y como prometió Mauricio Macri en 2015, sino que ha alcanzado un 34’5 por ciento en el primer semestre de 2019. Ante estos datos algunas consultoras estiman que, lejos de resolverse, “para el final de las elecciones los índices estarán cercanos al 40 por ciento“.

Aprobada en el Congreso la Ley de Emergencia Alimentaria, y dentro del contexto previamente esbozado, resulta importante hacer hincapié en la irrisoria situación a la que desemboca las políticas neoliberales de Macri, y es que según los datos oficiales el 10 por ciento más rico de la población se apropia del 32’8 por ciento de los ingresos totales del país.
Es el mayor nivel de desigualdad en los últimos 13 años. Ante esta tesitura un reconocido economista del libre capital esgrimía por redes sociales la infame calumnia redundante de que “la desigualdad no crea hambrientos, lo que crea hambrientos es la pobreza“.
La interconexión entre ambos factores en Argentina es real y como muestra el informe del mismo Índice Nacional de Estadística y censos (Indec), que destacó recientemente que en el primer semestre de 2019 el índice de pobreza se encuentra ya en el 35’4 por ciento, de ese porcentaje, el 7’7 por ciento de la población se encuentra en la indigencia, y un 25’4 por ciento de hogares se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Estos datos, a parte de la inflación, están siendo en temas económicos, los únicos que están creciendo con la crisis provocada por el empresario Macri.
Dentro de este contexto, y de cara a las elecciones generales del próximo día 27 de octubre, el Frente de Todos propone un Plan de Gobierno para superar la crisis económica y social sobre la base de un amplio acuerdo que incluya a los diversos sectores sociales, encaminado a la equidad y es que, como afirmó Alberto Fernández, “las deudas se pagan, pero no a costa de más sufrimiento de la gente“.
Mientras, Mauricio Macri asegura que de ser reelegido “ahora viene el crecimiento, el trabajo, la mejora del salario y el alivio a fin de mes“, por que “lo peor ya pasó“. Pero la credibilidad de Mauricio Macri está puesta en tela de juicio, está amenazada.
Las encuestas sostienen que el Frente de Todos amplía su ventaja y tiene una intención de voto del 52 por ciento frente al 34,3 por ciento de Macri. Y es cabal recordar que con más del 45 por ciento de los sufragios o una diferencia superior a los 10 puntos, la fuerza que obtenga mayor caudal de votos gana en primera vuelta.