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Diccionario político: Elizabeth Gurley, Flora Tristán, Virginia González Polo y Teresa Claramunt

El papel de las mujeres como líderes obreras o sindicales ha sido sistemáticamente invisibilizado, manteniéndolas siempre en un segundo plano con el fin de desarticular la capacidad de construcción de referentes femeninos.

Elizabeth Gurley Flynn

(Definición) Sindicalista norteamericana, hija de padres socialistas irlandeses, inició muy pronto su actividad sindical tras el abandono de sus estudios. Militante del sindicato Industrial Workers of the World, su actividad estuvo vinculada a la industria textil, participando en huelgas del sector como la de Lawrence, Massachusetts o Paterson, así como en la de los mineros de Mesabi posteriormente.

El sindicato Industrial Workers of the World permitía la afiliación de mujeres, inmigrantes y negros, en contraposición a la central sindical oficial, y aspiraba a organizar a la clase obrera norteamericana. En su discurso contra la explotación capitalista, Gurley apostó siempre por el sufragio femenino y los derechos de las mujeres en paralelo a su actividad sindical como parte de una misma lucha.

El éxito de la huelga de las obreras textiles de Lawrence, de la que Gurley fue una de las dirigentes, fue más allá de su propia fábrica. Tras reducirse la jornada laboral -y el salario- de las mujeres, las obreras iniciaron una huelga que se denominó de “pan y rosas” (derechos laborales y mejores condiciones de vida).

El comité de huelga dispuso guarderías y comedores comunitarios para garantizar la asistencia de las mujeres a la huelga y procuró acondicionar espacios seguros para ellas con el fin de combatir el machismo de sus propios compañeros.

La firmeza de sus reivindicaciones hizo que, tras una larga lucha, las obreras de Lawrence consiguieran una jornada laboral reducida, un aumento de salarios y el reconocimiento de los sindicatos, convirtiéndose en una gran victoria del movimiento obrero en Estados Unidos.

Flora Tristán

(Def.) Nacida en París, dedicó su vida a la lucha obrera y la emancipación de la mujer. Tras la publicación de varios libros, “La Unión Obrera” -publicado en 1840 y en el que defiende la creación de una organización proletaria internacional- constituye un ideario avanzado de socialismo que sirvió de base para autores como Karl Marx, aunque nunca fue lo suficientemente reconocida por ello.

La Unión Obrera reivindica, de forma pionera, la necesidad de una emancipación proletaria a nivel mundial, idea fundamental que defendieron y ampliaron años más tarde Marx y Engels en el “Manifiesto Comunista“. En este sentido, Marx se refirió a Tristán como “una precursora de altos ideales nobles”.

Tras la publicación de su obra, Tristán recorrió fábricas y talleres para transmitir a los obreros la necesidad de la unión de los trabajadores para vencer la opresión capitalista.

Además de su innegable contribución como precursora de la idea del internacionalismo proletario, Flora Tristán fue pionera también en plantear que la emancipación del proletariado solo podría venir acompañada de la emancipación de la mujer.

Así, la autora defendió la unión entre socialismo y feminismo, considerando que la mujer no conseguirá su liberación sino es a través de la lucha de clases; de la misma forma que los trabajadores no podrán acabar con el capitalismo sino es luchando junto a las mujeres obreras en igualdad de condiciones.

Teresa Claramunt

(Def.) Dirigente anarcosindicalista catalana, trabajó en el sector textil y defendió los derechos de los trabajadores de este sector.

Participó en la Huelga de las Siete Semanas, en la que se reclamaba la jornada laboral de ocho horas y planteó la equiparación salarial entre hombres y mujeres ya en 1903, en un artículo denominado: “La mujer. Consideraciones sobre su estado ante las prerrogativas del hombre”. Según Claramunt, la educación era el pilar fundamental para conseguir la igualdad e instaba a las mujeres a aprender a leer y escribir.

Teresa Claramunt fue una gran activista social, participó en mítines de los huelguistas del metal y colaboró con artículos en varias publicaciones: La Tramontana, La Revista Blanca, El Rebelde y El Productor, revista que ella misma fundó.

Claramunt fue detenida en varias ocasiones: con motivo de la explosión de bombas en el Liceo de Barcelona (1893), durante la represión del Proceso de Montjuïc (1896), tras los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona (1909), y tras la huelga general de 1911, donde se la consideró “agitadora anarquista”. A pesar de no ser condenada por los delitos que se le acusaban, Claramunt pasó largas temporadas en la cárcel, además de en el exilio.

Teresa Claramunt murió el 11 de abril de 1931 y fue enterrada el día de la proclamación de la II República Española.

Virginia González Polo

(Def.) Sindicalista española nacida en Valladolid, perteneció a la UGT y al PSOE, partido que abandonó junto a su hijo, liderando después la fundación del Partido Comunista Obrero Español (PCOE). Ninguneada por la historia, González Polo fue una gran oradora y líder sindical que movilizó a la clase obrera de su época, siendo un referente del movimiento obrero gracias a su protagonismo en las luchas de principios del siglo XX.

Nacida en el seno de una familia humilde, González Polo trabajó como zapatera y se relacionó con círculos anarquistas, siendo afiliada de la Sociedad de Zapateros y Guarnicioneros de La Coruña, donde vivía. Escribió artículos en “La lucha de clases” y “La Antorcha”, y destacó pronto como conferenciante, siendo reclamada para mítines e intervenciones públicas de forma constante a lo largo de todo el país, donde era aclamada.

González Polo fundó las primeras agrupaciones socialistas de mujeres, fue condenada por injurias a la iglesia católica y formó parte del comité organizador de la huelga general de agosto de 1917.

Como sindicalista, representó a los obreros del calzado en el VIII Congreso de la UGT y propuso cambiar la legislación laboral para que las mujeres pudieran ausentarse de su actividad laboral durante las cuatro semanas anteriores y posteriores al parto, con reserva de su puesto de trabajo. Fue la única mujer presente en el Congreso del sindicato.

Su último discurso antes de morir lo pronunció en 1923, animando a las mujeres a que no dejaran que sus hijos lucharan en la guerra de Marruecos.