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Nicolás Maduro Moros, triunfador y líder indiscutible de la paz

Anidados en sus más profundos reconcomios, la derecha irracional y sus nuevos mejores amigos, dejan correr los detritos de sus frustraciones ante el indiscutible triunfo de las fuerzas revolucionarias de la patria en las elecciones parlamentarias del pasado 6D.

Salvo contadas excepciones, los derrotado oposicionistas y los  anclas e Influence de TV, Radio y redes que le son afectos, insisten en imponer la tesis de una ilegitimidad que solo existe en sus deseos más oscuros contra el Gobierno del triunfador Presidente Nicolás Maduro Moros.

Afortunadamente en estas elecciones, se impuso la verdad, el poder popular y la contundencia de un compromiso que individual y colectivamente asumieron los revolucionarios con la democracia participativa y protagónica.

Sin embargo, el oposicionismo no reconoce que un poco más del 30% de los electores convocados, acudieron a las urnas a contracorriente de las condiciones económicas impuestas por los mismos que juegan a la desestabilización, el caos y la destrucción de todo el Estado como vía rápida para llegar al poder.

La intención es clara, los oposicionista al desconocer el proceso electoral, aspiran deslegitimar a las elecciones, aunque su mismo discurso nos dice lo contrario, ya que, el relato opositor ha venido sosteniendo la tesis que más de 5.000.000 de venezolanos están fuera del país, cifra que si la restamos al total de los electores nos da unos 15.000.000 de sufragantes de los cuales 47% acudieron al acto electoral.

He allí la desgracia opositora, no tiene discurso, ni responsabilidad con la palabra empeñada, carece de compromiso con el Estado y confunde a sus propios seguidores al  camuflar sus probada vocación delincuencial tras mentiras y media verdades que a lo sumo, rayan en la idiotez ilustrada que les caracteriza y secuestra sus posibilidades.

Es así como los oposicionistas nuevamente se han dado un autogol, jugando a la confusión, creyendo que al hacerlo, acallarán las voces rebeldes y comprometidas de quienes se asumen como republicanos casados con la institucionalidad y el Estado de derecho.

No me cansaré de decirlo: “El Estado se ratifica en sus instituciones” y se valida “en la elección  libre y democrática a través del voto directo de sus ciudadanos”. Ahora bien, las y los ciudadanos se organizan y participan, y no es culpa del Gobierno Revolucionario Bolivariano y Chavista, que las pretendidas oposiciones no conecten con sus seguidores y menos aún no se organicen en función de un programa sustantivo que con legítimo derecho, le corresponde para oponerse al Gobierno del Presidente Comandante Nicolás Maduro Moros, triunfador y líder indiscutible de la Paz.

Los opositores siguen menospreciando al pueblo revolucionario; inteligente, comprometido y organizado; haciendo ver que son las campañas electorales y la manipulación mediática las que motivan la participación electoral en los Revolucionario y Chavista. Ellos se olvidan que tenemos 20 años formándonos desde la praxis social con especial hincapié en la construcción dialéctica de un ideario político legado por el Comandante Chávez: “El Socialismo del Siglo XXI”  el cual, no deviene de ninguna fórmula mágica, ni de concepciones ideo políticas preconcebidas en un cafetín, o de manuales procedimentales; inducción de emocionalidades instantáneas, repetición de consignas vacías, entre otras característica similares a las antes nombradas, que distinguen a quienes se creen y se sienten predestinados a conducir los destinos de la patria sin la participación activa de toda la sociedad.

En todo caso, bajo la conducción del Presidente Nicolás Maduro, la Revolución ganó una nueva batalla electoral, esta vez lo hizo con un ejército sustantivo de líderes auténticos que habitan en lo más profundo del pueblo; cuadros políticos comprometidos con la construcción de la mayor suma de felicidad posible; altamente conscientes de los retos que hemos de enfrentar y sobre todos irreverentes en el debate pero disciplinados en las acciones.

Señores de la frustración y la derrota, opositores a los sueños, mancebos de la anomia imperial, no se equivoquen. El pueblo chavista, no es poca cosa, no es manipulable y siempre dará la batalla donde tenga que darla.

Esta nueva Asamblea Nacional es expresión del poder popular y con ella avanzaremos en pro de la patria grande, soñadora y libertaria.

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