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El feminismo se encuentra fuera de los márgenes del sistema

El neoliberalismo se posiciona con un rostro altruista porque ve en el feminismo un producto del que puede sacar beneficios económicos.

La industria cultural hegemónica ha buscado maneras sutiles para apropiarse de movimientos sociales rupturistas como el feminismo, que son propias de una realidad que se desvela como fundamento del modelo neoliberal.

Una de estas realidades está relacionada con el trabajo feminista, en el que se reconoce el patriarcado como un modelo de sociedad propia del neoliberalismo que impone la sumisión a las mujeres en el marco de un sistema económico, político y cultural que privilegia al hombre.

En este caso, no es suficiente reconocer que el sistema imperante impacta con mayor fuerza en las mujeres, es más que eso; se sostiene a partir de la dominación y explotación del modelo patriarcal. Es decir, el modelo que justifica la superioridad del hombre para establecer criterios de organización económica que permitan dar continuidad a la explotación del trabajo.

En este sentido, no solo la exclusividad del trabajo doméstico como propio de la mujer (realidad que se va desintegrando frente a una sociedad que exige un ejército explotado cada vez mayor); sino además la calificación menor de los salarios para las mujeres, el desconocimiento del trabajo en el hogar como un trabajo productivo o las posibilidades de ascender a cargos de poder en cualquier empresa, entre otras manifestaciones. Decir patriarcado, es decir neoliberalismo.

Feminismo
Marcha feminista en España.
Feminismo y neoliberalismo

Ser feminista y neoliberal es contradictorio por los argumentos expuestos con anterioridad. Sin embargo, el sistema vigente busca apropiarse de los movimientos progresistas de la sociedad; pero fragmentando las diversas expresiones que se presentan en cada una de ellas.

España no escapa de esta realidad. Se intenta fundamentar una matriz corporativa en el que grandes empresas pretenden posicionarse como defensoras de la igualdad de género y asocian esta idea al éxito productivo de las mismas.

Llama la atención, como los grandes medios han dedicado cientos de portadas para emerger una imagen feminista de personalidades como la princesa Letizia que “usa un vestido reivindicativo y feminista” o “asiste a un evento deportivo de mujeres“, reduciendo el movimiento a una prenda de ropa o a expresiones de ocio.

Feminismo
Princesa Letizia.

Ana Botín, presidenta del Banco Santander, también se presenta como feminista. Sin embargo, la institución que representa está en el primer lugar del listado de empresas con mayor desigualdad salarial, el salario de los hombres es 31% superior al de las mujeres en los mismos cargos.

Por su parte, el IBEX 35, conformado por 35 empresas del Sistema de Interconexión Bursátil Español en las cuatro bolsas españolas, incumple con la paridad que menciona como parte de sus políticas de igualdad.

Impacto en el neoliberalismo

El patriarcado es intrínseco al capitalismo. Por lo tanto, el feminismo es una lucha que se plantea acabar con el sistema que sostiene las desigualdades de la mujer a través de la imposición de mecanismos de dominación y modelos de vida preestablecidos como única vía para sustentar dicho modelo.

Los movimientos sociales son blanco de la industria cultural del capitalismo, que busca diluir y confundir a la opinión pública con expresiones que pretenden posicionarse con rostros altruistas, pero que no corresponden a una verdadera búsqueda de igualdad.