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UP: la movilización social como clave de su recuperación

UP debe solucionar de los problemas internos para centrarse en la movilización popular, para mantener motivado a su electorado en función de su programa político.

Unidas Podemos (UP) ha entrado a una etapa de reorganización donde la nueva correlación de fuerzas definirá su futuro. Sin embargo, esta nueva etapa puede significar una oportunidad para posicionar la militancia en el centro de la dinámica en la tolda morada.

Dicho lo cual, se hace menester presidir de los problemas internos y centrarse en la movilización popular, tan limitada durante el contexto pandémico, pero necesaria para motivar al ciudadano que quiere ver materializado en acciones su poder para transformar las viejas estructuras del actual Estado español.

Todo ello estará determinado por la disposición dentro de UP de traducir las auténticas necesidades reencontrarse con su audiencia, prescindiendo de su posición institucional. En este sentido, la actualidad ha demostrado que la institucionalización partidista en el gobierno no puede ser siempre considerada condición suficiente para elevar la calidad de la democracia.

Pero algo es fundamental, y es el contacto UP con aquella audiencia que logró posicionarlo en el poder. Es a esta colectividad a la que se debe dicha organización, dado que desempeñan un importante papel como estructuras de intermediación funcional y territorial.

En este sentido, los partidos políticos son grupos que compiten en elecciones y buscan que sus miembros accedan a cargos de representación popular. Si bien parte de su misión es institucionalizarse, tal cometido no debe ser exclusivo. Deben mantener la vigencia de sus principios constitutivos en función de sus basamentos ideológicos.

El ejercicio del poder de los partidos políticos debe mantener la relación armónica de dos ámbitos fundamentales. En primer lugar, la esfera institucional. El fin de toda organización política es la obtención del poder para la ejecución de su visión política en función del contexto histórico por el cual transite.

Una vez obtenido dicho poder, corresponde la distribución efectiva del mismo para el cabal cumplimiento de su programa político junto a la ciudadanía que le ha brindado su apoyo y ante aquellos que pueden ser receptores y multiplicadores de su mensaje político.

Si bien es cierto que en la actualidad los sistemas democrático estadales están basados en la existencia y funcionamiento de partidos políticos, la razón de ser de dichas organizaciones la mayoría de las veces se limita a garantizar con su presencia, su actuación en el pluralismo político y la competencia electoral.

De las diversas funciones que los partidos tienen como objetivo, la articulación y agregación de intereses, dado que las sociedades poseen múltiples opiniones y demandas políticas que deben ser estructuradas, filtradas y canalizadas por los partidos para que el sistema político sea capaz de procesarlas.

Bajo esta lógica, es necesario corregir procesos de comunicación política y canalizarla en acciones para motivar a la audiencia electoral, así como a la militancia. De esta forma se derriban los parámetros clásicos y convencionales de la democracia, sustituyéndolas por un ejercicio participativo y protagónico.

En el caso de los partidos políticos de izquierda en España, una vez se llega al mando estatal, debe mantenerse el espíritu motivacional de la militancia. Para ello es necesario la interacción permanente con aquella audiencia que, mediante su voto, manifestaron su confianza en el proyecto político.

Si bien los partidos continúan realizando funciones centrales en los sistemas políticos, algunas de ellas no se llevan a cabo correctamente, como la de representación y articulación de demandas, lo cual incide sobre la percepción que los ciudadanos tienen sobre la democracia, en su consolidación o en la calidad democrática. Es ahí donde los partidos políticos por medio de la institucionalidad pierden su norte social.

Si bien existen en Unidas Podemos indicios de una reformulación de su praxis política a una más pragmática, no es menos cierta la determinación de buena parte de sus miembros en recuperar espacios populares mediante un mayor contacto con la ciudadanía. Los más reciente sondeos estadísticos dan fe de la desmotivación como subproducto de haber caído en una dinámica eminentemente institucional.

En este sentido, los partidos contribuyen a la estabilidad y buen funcionamiento del sistema, siendo determinantes, en muy buena medida, de un alto grado en la calidad del desempeño democrático y en la participación ciudadana auspiciados por estos.

En virtud de lo antes expuesto, para UP llegó el momento de tomar nuevamente las calles, en favor del contacto con la ciudadanía, ahora transversalizando dicho cometido con una “ampliación” de su margen de coalición, siendo esta última la propuesta inicial de Yolanda Díaz.

Dada su afiliación al Partido Comunista de España (PCE), para determinados sectores de la formación morada sigue siendo un factor de seguridad para los herederos de Iglesias, al mismo tiempo que representa una garantía de que no habrá virajes de UP hacia el capitalismo verde de los de Errejón.

El modelo político de Unidas Podemos se encuentra más focalizado a los asuntos de índole social y la lucha contra el neoliberalismo, mucha más sistematizada que su emergente contraparte, Mas País. Por ello su norte político inmediato no puede ser otro que la participación popular.

Es importante que se genere un cambio sustancial en UP mediante la recuperación de las dinámicas de movilización social. Hace falta renovar el espacio de la izquierda alternativa, sobre todo en un partido que es consciente de que sin cambios será más difícil mantener encendida la llama del electorado.

En el marco de los ajustes que debe experimentar Unidas Podemos en cuanto a la movilización de su militancia, también cabe destacar la necesidad de reafirmar las alianzas con las izquierdas regionales históricamente consolidadas, y actuar mancomunadamente en función de objetivos políticos conducentes a la conformación de la República como forma de gobierno más cónsono con la democracia, y el desmontaje del viejo régimen político impuesto.

Este acercamiento con las izquierdas regionales, debe determinar los parámetros fundamentales para el reconocimiento de la igualdad entre todas las nacionalidades que hacen vida en España, gestando un proyecto político comparable a la conformación de una República Plurinacional.

Así pues, la agenda programática de Unidas Podemos en esta nueva etapa se resume en lo siguiente: Reorganización interna y consolidación de los liderazgos del partido; recuperación de la movilización popular para reavivar la llama motivacional de la ciudadanía que pide cambios en las desfasadas estructuras del Estado.

Por último, pero no menos importante, aglutinar a toda la izquierda antineoliberal establecida en las diferentes regiones de España, en procura de una agenda común encaminada a la recuperación de la lucha por la República.

De esta forma Unidas podemos, mas allá de su rol institucional, debe responder a la solución a las problemáticas mas urgentes de España, la inoperancia en este sentido los convertirá en cómplices de un sistema lleno de contradicciones.