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Ecuador: efectos secundarios de la gestión pandémica de Guillermo Lasso

El gobierno de Guillermo Lasso se ha caracterizado por las polémicas en el manejo de la pandemia del COVID-19 en Ecuador.

Las muertes iniciales sin control, el miedo subsiguiente, luego vino el encierro, el distanciamiento, el desconocimiento, la falta de cura, luego las vacunas y la falta de ellas, las nuevas cepas, todas estas semillas del terror fueron sembradas en las mentes de los pueblos, sobre todo en los países más pobres, con menos acceso a la tecnología, con la permanente manipulación de los medios.

El priorizar asuntos “comerciales” en la mercantilización de la salud, abonó la siembra y debilitando los servicios de salud pública tendiendo a su paulatina eliminación para posicionar definitivamente la privatización total de la salud, lo cual no es un azar, es resultado de una bien planificada acción de la derecha neoliberal, que incluso aprovechándose de los efectos de la pandemia y de los interminables recursos económicos disponibles para posicionar el odio y la venganza en contra de un líder y de una tendencia.

Incluso dirigiendo esos fondos para comprar el cargo de presidente, es lo que ahora independientemente de los efectos del COVID-19, nos ha producido un tremendo impacto más devastador que la propia enfermedad.

El desempleo avanza a pasos agigantados, la debacle económica por el incremento mensual del precio de los combustibles que incide directamente en el costo de la canasta básica, la promesas incumplidas del tiktócrata, la falta de servicios de salud y educación, son el detonante que una vez más, como en los años 90, está obligando a los ecuatorianos a la migración.

Una coincidencia que el mismo Lasso hoy presidente, ha sido el principal protagonista de esta migración, y siempre por priorizar el capital sobre el ser humano, ya se conocen las cifras de migrantes más de 50.000 ya han salido rumbo a México –puente para llegar a USA- tal es así que México acaba de imponer a partir del mes de septiembre, la visa para los ecuatorianos que quieran ingresar en su territorio.

Las autoridades civiles del “país del encuentro” ralentizando la información hablan de la libertad de las personas para buscar su futuro en otras latitudes si ese es su deseo, haciéndose los locos con su directa responsabilidad en esta expatriación de ciudadanos que arrancan hacia una muerte segura, sea la física o la familiar.

Las desgarradoras consecuencias de separar familias las hemos vivido en Ecuador, gracias –siempre- a los políticos neoliberales, y su cogobierno con la banca, la prensa vendida y la empresa evasora y explotadora.

La flexibilización laboral y la privatización de los servicios y empresas públicas son entre otros, los caldos de cultivo de la expulsión de nacionales hacia la aventura infame de buscar como sobrevivir, ya que en el país con las actuales condiciones es prácticamente imposible.

No se puede vivir de mentiras y de vestir zapatitos rojos, la clase media una vez más tendiendo a desaparecer, los ricos ahora más ricos y los pobres camino a la pauperización total, sin empleo vamos a las calles a la informalidad, sin servicios de educación retornamos a la ignorancia y sin salud, a incrementar la densidad poblacional de los cementerios.

La corrupción entre autoridades legislativas y del ejecutivo, por mantener “acuerdos” políticos que se traducen en venta de cargos públicos o reparto de instituciones para el control de sus afines, está al borde de rebosar la cloaca de este llamado “Gobierno del Encuentro” que solo está sirviendo para destruir el Estado, la ciudadanía y enriquecer a los banqueros y empresarios con el apoyo de la prensa vendida, causas inequívocas de la debacle nacional de fatiga mental, ansiedad y depresión de la población y eso que aún no llega ni a los 100 días.

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