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Salvador Allende Gossens en 5 discursos

Un repaso descriptivo del contexto político social de Chile, en medio de los cinco discursos mas emblemáticos del Presidente Salvador Allende.

Para quien escribe estas líneas puede que la figura que nos ocupa haya sido de las que más haya marcado el pensamiento. Salvador Allende ante todo es un humanista. Persona empática. Preocupada por un estrato social del cual podría no haberlo hecho: las clases populares.

El doctor Allende (cirujano) se preocupa desde temprana edad por la necesidad emancipadora de la patria chilena y dentro de ella por la de las clases populares que tantas penurias pasan. Desde muy joven entra en la función pública y es candidato presidencial por el Partido Socialista de Chile (marxista) en varias ocasiones.

En 1.970 encuadrado en la candidatura de la Unidad Popular, con el apoyo y paso al lado de Pablo Neruda (P. Comunista de Chile) consigue vencer las históricas elecciones del 4 de septiembre de 1.970. Lo que ocurre después durante su mandato y como acaba este lo contamos a continuación centrándonos en varios de sus discursos más famosos, los cuales analizamos a continuación:

Para la lectura e interpretación de este artículo propongo al lector o a la lectora dos vías: o bien consultar previamente en la videoteca que enlazamos en los títulos de los citados discursos y luego pasar a la lectura, o hacerlo a la inversa.

El Discurso de la Victoria Democrática:

Es la madrugada del 4 de septiembre de 1970, la jornada electoral había finalizado y los ecos de la pegadiza canción de la U.P (“venceremos”) se oían por muchas partes de Chile. La “Unidad Popular” había vencido las elecciones.

De los otros dos candidatos uno, el democristiano (también a favor de las medidas estatalizadoras de la U.P) se había comprometido a dejar gobernar a Allende. Al día siguiente y desde el balcón del “Edificio de la Federación de Estudiantes” ante una alameda abarrotada, Allende habla a las clases populares necesitadas de que la política, al fin, mire por la justicia social.

Allende se muestra como el humanista que es, se tiene por uno más “yo solo tomé la antorcha que me dieran (…) por el pueblo y para el pueblo”, chileno y patriota “somos los herederos legítimos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia, la económica”, interpela a los trabajadores como triunfadores de la revolución democrática y social que quieren construir.

Es en la parte final del discurso donde particularmente Allende se muestra más humano y cercano, donde pide que se celebre y que a la par se descanse para la tarea enorme que viene: construir un nuevo Chile: “Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada y que esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile y cada vez más justa la vida en nuestra patria“.

Al poco de este discurso con los poderes del capital intentando parar la elección parlamentaria como presidente el general René Schneider (hombre fuerte de las Fuerzas Armadas chilenas) es asesinado al negarse a impedir el legítimo y democrático nombramiento presidencial. Con todo el gobierno de la unidad Popular echa a andar con sus famosas “40 primeras medidas” (recomiendo su lectura).

Discurso en la Universidad de Guadalajara (México)

De visita oficial por México, Allende hace parada en la Universidad de Guadalajara, es el 2 de diciembre del mismo 1.970. Es en este discurso donde el presidente hace un alegato por la educación pública ante el que todo docente y ciudadano con un mínimo de sentido social no puede verse ajeno.

Comienza agradeciendo la acogida en esos días a la representación del gobierno chileno y expresa los lazos de uniónazteco-andinos en la renacionalización de los sectores estratégicos (en la década de los 30 México renacionalizó el petróleo y ahora Chile lo haría con el cobre).

Recuerda Allende sus tiempos de estudiante. Recalca que el estudiante ha de formarse, pero a la par preocuparse por su sujeto político, esto es, la persona ha de implicarse en construir la sociedad que le rodea, máxime si pertenece a la clase popular o trabajadora. El estudiante “per natura” ha de ser luchador y de espíritu indómito, sea su edad la que sea “hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, y en éstos me ubico yo”.

Hace Allende una perfecta radiografía de aquella América Latina, pero también de las personas que perteneciendo a las clases trabajadoras no se preocupan por sus iguales (la famosa alienación obrera o la falsa sensación de élites o castas populares), vuelvo a citar textualmente: “Allá hay muchos médicos que no comprenden o no quieren comprender que la salud se compra, y que hay miles y miles de hombres y mujeres en América Latina que no pueden comprar la salud…” (actualmente en pleno siglo XXI, hay una gran mayoría países del mundo donde no hay asistencia médica gratuita y universal)

“…De igual manera que hay maestros que no se inquietan en que haya también cientos y miles de niños y de jóvenes que no pueden ingresar a las escuelas. Y el panorama de América Latina es un panorama dramático en las cifras, de su realidad dolorosa. Llevamos, casi todos los pueblos nuestros, más de un siglo y medio de independencia política, y ¿Cuáles son los datos que marcan nuestra dependencia y nuestra explotación? Siendo países potencialmente ricos, la inmensa mayoría somos pueblos pobres”.

Así sigue siendo américa Latina casi 50 años después.

Entra Allende más adelante en otro de los problemas endémicos del tercer mundo capitalista, aquellos países subdesarrollados industrialmente pero ricos en materias primas que han sido colonizados por empresas y colonias extranjeras, no hay que irse muy lejos en el tiempo, basta en pensar en Venezuela y el motivo real por el que sufre el bloqueo financiero, cerco y asfixia económica por parte de Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE).

También retoma en el discurso la importancia de la titularidad pública de la institución universitaria “Esto es una universidad que la hacen y sufragan los trabajadores y sin embargo luego muchos de ellos no ocupan en ella”, y habla de la importancia del derecho al trabajo desde una visión marxista pero afirmando con certeza “que un obrero sin trabajo sea marxista o no es un obrero que tiene el derecho al trabajo y que el estado tiene el deber de dárselo”.

Para muchos, es este es uno de los mejores y más sociales discursos de la historia. Así al menos les pareció a quienes ese día estaban allí y despiden con interminables aplausos y vítores al presidente.

Mientras, en un Chile camino al socialismo (por la vía de las urnas y la constitución) los poderes y clases dominantes en la economía capitalista no quieren ceder en sus privilegios.

Con financiación propia y externa se está intentando tumbar cada una de las medidas en pro de mejorar las condiciones de las clases trabajadoras. Paros patronales, acopio de productos de primera necesidad para provocar inflación, y una serie de sabotajes con claro horizonte de destrozar la economía, ya de por si precaria de las clases populares. “Las clases altas no mueren de resfriado las populares sí”.

Fidel Castro que ha estado de visita en Chile, advierte a Allende de lo complicado del camino elegido y de lo que le puede venir (Cuba ya ha vivido la invasión de “Bahía de Cochinos” y Castro ha sufrido varios intentos de asesinato), Castro ve ingenuo a Allende, pero este es firme en su intención del propio camino chileno al “Socialismo Democrático”. La cabeza nos pone del lado de Allende, pero los hechos darán la razón a Fidel.

El 4 de diciembre del 1.970 en la despedida de la visita oficial de Castro (se puede imaginar el lector de cómo estaba sentando esta visita en las oficinas de la CIA a un país como el chileno, en vías de emancipación del capitalismo, haciéndolo en democracia, hacia un sistema socialista) se produce el siguiente discurso, en el que nos detenemos.

Discurso en el Estadio Nacional de Chile

Estadio Nacional de Chile (será usado poco después como cárcel de tránsito a la muerte de miles de represaliados de la dictadura capitalista de Pinochet y los “Chicago Boys”) es el 4 de diciembre de 1.971.

Allende es plenamente consciente que su gobierno lucha contra gigantes: élites económicas. Sabe amenazado su mandato, su vida, pero se hace cargo que a la par tiene un mandato popular, que debe cumplir y al que se debes.

A este respecto afirma con rectitud, empoderado por las urnas y la constitución chilena: “Yo les digo a ustedes, compañeros, compañeros de tantos años, se lo digo con calma, con absoluta tranquilidad: yo no tengo pasta de apóstol ni tengo pasta de Mesías, no tengo condiciones de mártir.

Soy un luchador social que cumple una tarea, la tarea que el pueblo me ha dado; pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer a la voluntad mayoritaria de Chile: sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás; y que lo sepan: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera”.

Premonitorias palabras…

Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas

4 de diciembre de 1972, se le conoce como “el discurso que mató a Allende”.

Define Allende a Chile ante la “Asamblea de la ONU” como un país en vías de emancipación de potencias externas, democrático y en vías al socialismo en lo económico.

Hace posteriormente, tras enumerar el sabotaje y la injerencia de las élites financieras, un impecable ejercicio premonitorio desnudando al actual neoliberalismo imperante y lo antidemocrático de su ser:

Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Estos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales (políticas, económicas y militares) por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada“.

Es exactamente lo que vivimos hoy: los ciudadanos votamos pero las empresas transnacionales, hoy llamadas multinacionales son las que ponen o quitan gobiernos mediante manejo de medios de comunicación, bloqueos a la economía o compra de las voluntades del poder político.

Por ejemplo, mediante el tránsito de presidentes o ministros hacia las grandes empresas una vez hecho lo pactado. España es un claro ejemplo de ello con varios Expresidentes sentados en consejos de administración o a sueldo de empresas que antes fueron del Estado.

Pasados unos meses ya en junio del 1.973 se produce el “Tancazo”, es el primer golpe de Estado sufrido por el gobierno electo. Dicen hoy día muchos historiadores que fue un señuelo, un “sondeo” para ver si el legítimo gobierno contaba con el suficiente apoyo popular y militar.

Esta primera intentona fracasa y con el tiempo algunos militares leales a la democracia pagarán con su vida el no haberlo apoyado, es el caso de Carlos Prats asesinado por la DINA y agentes de la CIA en su exilio bonaerense.

11 de septiembre del 1.973 segundo golpe militar. Las tres ramas de las fuerzas armadas más el cuerpo de carabineros se ponen del lado golpista. El presidente es respaldado por una gran base popular que lo apoya a pesar de la quiebra económica inducida. Militarmente prácticamente solo, con el grupo de asistencia personal del presidente el “GAP”, pues esa mañana en su llamada a las fuerzas armadas solo encuentra “felonía y traición”.

En la mañana de ese día “La Moneda” está siendo bombardeada y el presidente va a despedirse del pueblo.

Discurso, la despedida en “Radio Magallanes”

Probablemente sea el más conocido y transcendente. Es grabado mientras “La Moneda” está siendo bombardeada y rodeados ya por tanques y soldados. En la puerta incluso yacen en el cemento ya varios prisioneros bajo amenaza de ser aplastados por las orugas de los tanques de los golpistas, se les pide rendición incondicional.

Allende, que es consciente que el ejército ha traicionado en pleno a su juramento y lealtad constitucional. Llama al pueblo a no crear un derramamiento de sangre.

El propio Pinochet, años después, mostró sin probablemente buscarlo, lo recto y lo íntegra de la actitud del Presidente. Pues expresó que: “a Allende se le garantizaría la integridad física suya y de su familia (una de las hijas se encontraba en el edificio) si renunciaba al cargo y se iba del país”.

En el discurso de “Radio Magallanes” Allende hace un recordatorio del intento desesperado de las élites económicas por tumbar los deseos de cambio y justicia social.

Pide al pueblo que no se sacrifique, que sea paciente y siga buscando la coyuntura que permita un Chile más justo y más libre, y quizás recordando la alameda donde festejó el pueblo la victoria electoral expresó qué: “El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi Patria (…) Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”.

Poco después del asalto final a la moneda el presidente yace muerto, pero no pudieron sesgar su vida. Allende decidió el cuándo y cómo. Sus icónicas gafas, quebradas, se ven por el piso de la moneda junto a su cuerpo.

Pronto se cumplirán 50 años de la partida física de Allende, muchos de los problemas siguen o se han acrecentado y notamos como de presente están hoy sus ideas y discursos.

Décadas después, el laboratorio de lo hecho en Chile se ha ido aplicado contra tantos y tantos países que han querido superar o salir del capitalismo, y se han aplicado en todas las vertientes de lo que se hizo allí (inflación inducida, paros patronales, bloqueos financieros, sanciones, golpes militares), y algunas otras nuevas como usando la digitalización, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Bolivia y Venezuela, y tantas naciones que como antes con Cuba y luego con Chile sufren o han sufrido el boicot a su economía.

Allende lo pagó con su partida física sí, pero su recuerdo es indeleble.

Nos pueden romper las gafas, sacar los ojos, acribillar a balazos, mas nunca se irán las ganas de ver“.

Pd: Como un último apunte recomendar una preciosa musicalización de estos discursos que se pueden encontrar en internet como: “musicalización de los discursos de Allende”.

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