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Gustavo Petro: el progresista que arrasa en Colombia

El candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro lidera todas las encuestas y desborda las plazas en las que da sus mítines.

La izquierda de Colombia va a ganar las próximas elecciones, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo, según todas las encuestas. Su líder Gustavo Petro ha sabido maniobrar desde que perdió las elecciones frente a Iván Duque durante la segunda vuelta del anterior ciclo electoral, en el año 2018. En un artículo publicado en elestado.net antes de esa segunda vuelta se aseveraba que el futuro político pertenecía al progresista, a causa de que fue capaz de conquistar a las bases de los partidos progresistas cuyas direcciones no quisieron apoyarlo frente a Duque.

Romper el bipartidismo colombiano, desplazando al Partido Liberal (PL), conseguir 8 millones de votos fueron otros dos hitos, de nivel histórico teniendo en cuenta que la totalidad de medios colombianos estaban en su contra, aplicando una campaña mediática de alta intensidad contra el ex alcalde de Bogotá.

Desde entonces ha habido mucho más, una estrategia política que ha ganado todas las batallas, tanto táctica como estratégicamente. El político de izquierdas ha sabido leer el escenario político, adelantarse a los cambios, y aprender de las experiencias de la izquierda tanto colombiana como latinoamericana.

En un primer momento, Gustavo Petro ha sabido cómo usar las redes para comunicar su actividad política, que ha sido constante y cuantiosa. Con ello ha sido capaz de fidelizar los 8 millones de votos obtenidos en 2018, muchos de ellos prestados de otras formaciones políticas, iluminados por un momento electoral en el que la esperanza de ruptura con el uribismo movilizó a amplios sectores sociales. Petro ha conseguido que ese voto no regrese a sus formaciones de origen -mostrando que sus dirigentes no apostaron por la unidad progresista pese a que él les ofreció espacio tanto político como institucional- ni que se vaya a la abstención.

En segundo lugar, el líder progresista ha sido coherente con sus posiciones políticas, acertadas para el momento en el que vive Colombia. Sus propuestas son reformistas y a la vez radicales. No son revolucionarias como para romper el actual sistema, pero tampoco son reformistas para quedarse en cambios cosméticos.

Su reforma agraria terminará con el latifundio, sus propuestas de sanidad y educación gratuitas afectarán a dos de los poderes fácticos principales de Colombia: la Iglesia y la empresa privada. Su política exterior dejará de estar alineada con EEUU. Son cambios de calado.

Sus principales contendientes políticos, de apariencia progresista pero hechos neoliberales, y que además rechazan la unidad convirtiéndose en aliados del campo conservador, Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo, formulan propuestas de centro político, apenas unos meses después de que Colombia haya vivido un Paro Nacional de varias semanas, el escenario es de cambio, no de continuidad, como bien ha sabido entender Petro.

En un tercer momento, Gustavo Petro se presenta no con su partido, sino con una nueva plataforma en la que ha conseguido la unidad mayoritaria de la izquierda colombiana. Unas nuevas siglas que derriban varios muros sociales, como las reticencias a apoyar a determinados partidos cuya marca está muy desgastada por la persecución mediática.

Petro ha logrado interpelar a sectores sociales como la juventud que previamente no se sentía representada por nadie. Además la base social de su plataforma, Pacto Histórico, cierra filas ante los ataques del campo conservador, poseedor de la totalidad de los medios de comunicación del país suramericano.

Por último, ha sabido articular un discurso en el que se sienten representados todos los sectores del campo progresista, desde socialdemócratas hasta comunistas, pasando por progresistas y liberales. Cada acto al que va hay más gente que en el anterior, llena las plazas en las que da sus discursos, despertando encendidos aplausos, y eso construye percepción de ganador.

Gustavo Petro está a punto de alcanzar un punto de desborde social que podría hacerlo ganar en la primera vuelta, uno de los primeros avisos es que la Alianza Verde, anteriormente con el candidato Sergio Fajardo, ha comenzado a debatir si debería unirse al Pacto Histórico. Otra señal es que la campaña electoral, antes de empezar, ya ha trascendido al equipo de Petro, los y las ciudadanas ya realizan pancartas, diseñan actos y flyers del candidato de izquierdas.