The news is by your side.

El PP se rompe dejando a VOX la hegemonía en la derecha

Al momento que VOX gana espacios y posiciones dentro de los nichos de la derecha tradicional, partidos como el PP y Ciudadanos se encuentra en una profunda crisis de identidad política.

Actualmente existen profundas tribulaciones en la derecha española a raíz del desgaste de sus liderazgos y el reacomodo de la influencia en el electorado de aquellos partidos ubicado en su espectro político.

Mientras el partido ultraderechista VOX gana espacios y posiciones dentro de los nichos de la derecha tradicional, partidos como el PP y Ciudadanos se encuentran en una profunda crisis de identidad aunada a las pugnas internas que le restan implantación en España.

Como muestra de ello se tiene la aparente tregua entre el líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la cual, en el marco de las elecciones regionales en Castilla y León fue roto.

Al transcurrir dichos comicios, se filtra el encargo a una compañía privada de detectives para que investigara el entorno de Díaz Ayuso, todo ello por parte de la dirección del PP. Esto ha desatado el reinicio de la guerra interna donde la presidenciable Díaz corre el riesgo de ser políticamente desplazada por Casado en el liderazgo de su partido que aspira a dirigir la derecha en España.

En las investigaciones privadas se buscaba verificar si el hermano de Díaz Ayuso habría cobrado comisiones ilegales por la adjudicación de un contrato del gobierno a un amigo suyo para la compra de mascarillas al inicio de la pandemia, y cuyo valor ascendía a 1,5 millones de euros.

Tras su derrota en Castilla y León, el líder del PP buscó reforzarse separándose de VOX. Hasta llegó a considerar un pacto con el Partido Socialista (PSOE). Por otra parte, Isabel Díaz Ayuso hizo exactamente lo contrario, se mostró condescendiente con la idea de pactar con la extrema derecha.

Todo ello Ayuso lo haría desautorizando Casado, exigiendo la convocatoria del retrasado congreso del PP de Madrid, donde esperaba obtener la secretaria general. El control del PP de Madrid había sido un delimitado campo de batalla, hasta ahora.

Poco después, el secretario general del partido, Teodoro García Egea, anunciaba la apertura de un expediente contra Ayuso debido a su comportamiento “gravísimo y casi delictivo”. El paso previo a un expediente disciplinario que podría terminar con su expulsión del partido.

De igual forma, a este caso de corrupción se suman además otros igualmente escandalosos, como la contratación de los menús de comida basura de Telepizza o la construcción del Hospital Zendal con contratos millonarios otorgados sin licitación a las principales empresas del Ibex.

Asimismo, tráfico de influencias, facilitadores, “mordidas”, contratos públicos a dedo, falsificación de informes técnicos, prevaricación, extorsión, sobrefacturación, fraude a hacienda, financiación ilegal y contabilidad B, sobresueldos en sobres, recalificación urbanística, sobornos, comisiones y regalos, malversación de fondos públicos, enriquecimiento ilícito y blanqueo de capitales.

Esas son muestra de las prácticas corruptas de la gestión capitalista que hace uso del erario público. Por ello, la podredumbre de la derecha es solo una expresión de la descomposición del conjunto del Régimen.

El PP, el PSOE, Ciudadanos, VOX y otros partidos, los sindicatos burocratizados, la Iglesia, y por supuesto, la propia Corona. Todos han estado salpicados de alguna manera en escándalos de corrupción.

No deben ser olvidados la Gürtel, el Caso Púnica, el Caso Palau de CiU, el fraude de los ERE en Andalucía que implicó a la plana mayor del PSOE, el caso Nóos, y una larga lista. Al fin y al cabo, todos aprendieron del mejor, el rey emérito Juan Carlos I, patriarca de un régimen que ha actuado como una verdadera “asociación ilícita” al servicio de los ricos y los poderosos de España.

El contexto de esta guerra intestina dentro de la derecha, no es solamente la corrupción, por más evidente y notoria que sea. Se trata de un síntoma de la crisis de un sistema de partidos, la cual, ha dado lugar a la aparición de una fuerte extrema derecha que cada vez conquista más espacios políticos y de gobierno.

En este sentido, el partido ultraderechista y filonazi VOX ha comenzado a desafiar seriamente la hegemonía del PP dentro de la constelación de la derecha española, siendo esta la clave. La referida crisis sistémica de la derecha también es muestra fiel de un nuevo episodio tardío de la crisis orgánica del régimen político español.

Se trata de una seguidilla de eventos que van desde la crisis de la monarquía en 2014, la cual, culminó con la abdicación de Juan Carlos I y el inicio del reinado de Felipe VI, a pesar de que los escándalos de corrupción tanto del emérito y de toda la familia real continúan hasta hoy.

En 2016, también dentro del PSOE afloraron las cloacas que impusieron el golpe de mano a Pedro Sánchez para destronarlo de la secretaría general de su partido tras oponerse a la política de los líderes socialistas de permitir la investidura de Rajoy. Un 2016 que además estuvo plagado de casos de corrupción en el escenario político de España.

Se trata de una crisis política que tiene su génesis mucho más atrás. El estallido de la crisis capitalista en 2008 y la posterior irrupción del movimiento de los indignados, fueron catalizadores de una crisis orgánica del régimen político de conjunto que marcó el inicio del fin del antiguo sistema de partidos.