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España se opone a VOX, el 60% de la ciudadanía no los quiere en el gobierno

Según la encuesta de 40dB, el partido de Santiago Abascal es fuente de rechazo en la colectividad española.

Tras la aparición de VOX en el escenario político español, se ha reavivado el debate sobre la naturaleza ideológica de la extrema derecha en el país ibérico. Dicha aparición viene concatenada al fenómeno del surgimiento de la actual ultraderecha en Europa.

En este sentido, el caso español muestra un conjunto de peculiaridades que lo han definido como una excepción a la actual tendencia derechista en el “viejo continente”. La ultraderecha en España opera muy disgregada y presenta poca cohesión política, realidad que busca cambiar VOX por medio de sus métodos de crispación social.

Con el fin de ampliar su base electoral, VOX plantea polemizar cada aspecto de la vida social, trayendo la conflictividad como contexto natural para el sustento de sus discursos basados en xenofobia, homofobia, nacionalismo, fanatismo religioso y la promoción de fórmulas neoliberales.

Es por ello que la entrada de VOX en el Gobierno preocupa a seis de cada 10 españoles. Según la encuesta de 40dB, el partido de Santiago Abascal es fuente de rechazo en la colectividad española. La referida firma ha llevado al respecto un estudio concluyente.

El referido estudio se basó en 2.000 entrevistas telemáticas realizadas entre el 27 de enero y el 1 de febrero, poco antes de inicio de la campaña autonómica de Castilla y León, teniendo un margen de confianza del 95%.

Y es que el 58,9% de los encuestados siente miedo (21,4%) o preocupación (37,5%) ante la posibilidad de que VOX forme parte del Gobierno de España. Son ponderaciones que dicen mucho ante la visión que tiene el ciudadano español del partido ultraderechista,

Asimismo, los sentimientos que generan en los consultados la posibilidad de VOX llegue a ocupar ministerios y diferentes cargos dentro del Estado varían en función del partido al que han votado: le produce preocupación o miedo al 95,3% de los electores de Podemos, al 86,6% de los de Más País, al 80,7% de los del PSOE y al 46,6% de los de Ciudadanos.

Por su parte, los votantes del PP se dividen: a casi un tercio (32,8%) le provoca preocupación (24%) o temor (8,8%), mientras que a casi la mitad (46,6%) le produce tranquilidad (28,2%) o incluso satisfacción (18,4%).

De esta forma el público identifica una serie de elementos que pueden identificarse en VOX que pueden dar muestra de una marcada lejanía con los preceptos democráticos históricamente aceptados. En España se evidencia la existencia de formaciones de carácter xenófobo y autoritario que buscan incidir en la vida pública.

Según la encuesta de 40dB, el 42% de los españoles considera que VOX debe ser tratado como un partido más, mientras que el 47,6% aboga por algún tipo de cordón sanitario: el 21,1% cree que no se debe permitir su entrada en el Gobierno, el 11,6% apoya su ilegalización, el 5,3% que no se debe debatir con él y 9,6% apuesta por debatir, pero sin llegar a acuerdos.

Por parte de los que se posicionan en la derecha política, como los votantes del PP y Cs, una amplia mayoría cree que hay que tratarlo como un partido más: el 71,4% y el 65,6%, respectivamente. Cuando los encuestados definen ideológicamente a VOX, el término más repetido es “fascista” (28,5%), seguido de “nacionalista español” (15,2%), “patriota” (12,1%) y “xenófobo” (10%).

En este último sentido, el rechazo a los inmigrantes es la idea que los encuestados más asocian a VOX. Cuando se les mencionan una docena de propuestas y se les pide que digan cuáles identifican con el partido de Abascal, la más citada (45,9%) es la de expulsar a los inmigrantes sin papeles, así como a los inmigrantes que cometan delitos.

En esta categoría la cual forma parte inherente de VOX, mediante un nativismo discursivo, se afianza a una postura ideológica que asume que los Estados deberían de estar habitados exclusivamente por los miembros del grupo nativo. Aquí el concepto de “nación” cobra fuerza para el conservadurismo.

Bajo este argumento, aquellos elementos no-nativos amenazan fundamentalmente al Estado-nación homogéneo. Esto no solamente aplica a individuos, también a ideas que se consideran incompatibles con los cánones sociales cohesionadores.

Por otra parte, el estudio concluye que el 63,4% de los españoles considera que VOX defiende a las grandes empresas y el 60,9% considera que beneficia a la población con rentas más altas. Solo el 25,7% de las mujeres piensa que VOX las defiende y tiene casi el doble de intención de voto entre los varones (16,2%) que entre el público femenino (9,9%).

También el 59,7% de los encuestados cree que los dirigentes de VOX pertenecen a la clase alta y el 55,8% los considera “ofensivos, muy dados al insulto”. El matonismo y la agenda de crispación son formas en las que VOX practica una política desfasada y sin ninguna correspondencia con la sociedad española del siglo XXI. Con estos anacronismos políticos intenta ganar espacio en una España donde aún existen dolientes del Régimen franquista en los estamentos más conservadores.

España en el contexto cultural, es un aspecto clave para explicar el surgimiento de los partidos populistas de extrema derecha. Por una parte, la aceptación del marco ideológico de una aparente “nueva derecha” camuflada en propuestas de organizaciones verdes, puede propiciar un crecimiento de estos grupos políticos.

Por otra parte, el contexto de conflictividad y un pasado muy relacionado con periodos autoritarios o fascistas en la historia española, dificulta extremadamente su implantación. Si bien, en España la llamada transición no supuso un cambio sustancial con relación al franquismo, la derecha aún cuenta con una serie de estigmas dentro de la sociedad que bloquea el protagonismo de los partidos conservadores.