The news is by your side.

El gran viraje hacia izquierda en Colombia: retos y oportunidades

Gustavo Petro es el candidato a vencer en las presidenciales, el cual no la tendrá fácil, debido a que debe lidiar con reiterados ataques de sus más cercanos competidores.

El pasado domingo fueron emitidos en Colombia los más recientes resultados electorales del Congreso de la República, los cuales muestran por primera vez a una coalición de izquierda posicionada como la primera fuerza del Senado y la Cámara de Representantes.

Todo ello, con una representación inédita en la historia reciente colombiana. La bancada del Pacto Histórico, liderada por Gustavo Petro, se ha consolidado en la mañana del lunes como la mayor fuerza política del Senado.

Con el 99% de los votos escrutados, el Pacto Histórico obtiene 16 de los 108 escaños, los mismos de los conservadores y uno más que los liberales. Estos resultados acercan a la izquierda colombiana como una alternativa real al actual esquema de gobierno de Iván Duque.

En este sentido, el candidato Petro ha mostrado su solidez política al salir vitorioso con una gran ventaja en la consulta del Pacto Histórico, en el cual ha llegado a cerca del 80% de las preferencias, con casi cuatro millones y medio de votos.

En torno a la figura de Petro, se han librado batallas internas dentro de la propia coalición y se le ha llegado a acusar de “virar al centro“. Pero su programa político, a pesar de no ser muy exacto todavía, contiene claras políticas de izquierda.

Bajo este escenario el favoritismo de Petro es innegable. Ganó la consulta con amplio margen, fue la interna más votada y será una de las dos bancadas mayoritarias en el Congreso, sobre todo si logra adhesiones del tradicional Partido Liberal y el Partido Verde.

Dentro este escenario, Gustavo Petro es el candidato a vencer. No la tendrá fácil, debido a que debe lidiar con reiterados ataques de sus más cercanos competidores. La ofensiva derechista hace uso de miedos infundados en segmentos importantes de la población colombiana.

En este sentido, Gutiérrez y Betancourt en sus discursos promueven el miedo en torno a unas supuestas expropiaciones de tierras que se ejecutarían de ser electo Petro en la presidencia.

De esta manera, los rivales de Petro buscan aprovecharse de un tema difícil en Colombia cuando millones de campesinos han sido desplazados por grupos armados en 50 años de guerra, ha sido una oportunidad que han tomado. “Jamás he pronunciado la palabra expropiación”, insiste Petro frente a los medios de comunicación, y añade que su misión es “democratizar” la tierra para todos los campesinos.

La situación de favorito si bien trae consigo ventajas, también puede tener como consecuencia duros ataques mediáticos para intentar desprestigiar su persona y alejarlo de sus opciones a la presidencia. Son obstáculos que tradicionalmente interponen los medios de comunicación estrechamente vinculados a la derecha, así como las grandes empresas manejadas por la oligarquía colombiana.

Gustavo Petro ha surgido para muchos como la esperanza de un cambio a la política que ha liderado históricamente Colombia y bajo su bandera social promete mayor igualdad, respeto a los derechos humanos y la paz. Sin embargo, la derecha histórica lo ve como una amenaza a sus intereses hegemónicos.

No solo Petro es objeto de señalamientos, también aliados como Piedad Córdoba, elegida senadora por las listas del Pacto Histórico, debido a su involucramiento en el proceso de liberación de rehenes de las FARC.

Al respecto, Betancourt critica dicha alianza el papel de Córdoba acusándola de haber aprovechado su cercanía con el Gobierno del fallecido Hugo Chávez en Venezuela para aconsejar a los rebeldes y manipular con motivaciones políticas los tiempos de liberación de los secuestrados cuando fungía como mediadora.

Detrás del auge de Petro, está una persecución por parte del conservadurismo colombiano por su larga carrera política que incluyó exitosos periodos en el Congreso, una alcaldía de Bogotá, convertirse en el mayor opositor al uribismo y la capitalización del descontento social que se manifestó en dos olas de protestas en 2019 y 2021.

Asimismo, el tema internacional y el posicionamiento político en torno a la guerra de Ucrania ha sido un tema que también ha estado sobre la palestra pública. En este sentido, se intenta etiquetar a cada candidato respecto a su opinión de dicho conflicto.

Al respecto, se ha querido criticar a Petro en vista que no había criticado abiertamente la actuación de Rusia en Ucrania. En el Plano internacional, Petro siempre ha sido un duro crítico a las intervenciones de Estados Unidos en Iraq, Siria y Libia, y añade que no quiere que Colombia quede en una situación a futuro en la que deba tomar una posición entre la OTAN o el poder militar de Putin.

Petro también cuenta con un fuerte aliado en la región, el presidente de Chile Gabriel Boric, que le invitó a su investidura esta semana. El candidato de la izquierda resaltó que el modelo de pensiones que propone tiene su inspiración en la experiencia chilena.

De igual forma, el dirigente del Pacto Histórico tiene como objetivo de gobierno aumentar los impuestos a las corporaciones y a los grandes terratenientes. También ha afirmado que comprará tierras para distribuirlas entre los campesinos sin propiedades.

También ha señalado que suspendería los proyectos de exploración petrolera y haría que el Gobierno asuma un papel más decisivo en la economía, lo que incluye garantizar un ingreso anual para los colombianos.

Dentro de su praxis gubernamental al ocupar la Casa de Nariño, tendrá como norte impulsar una optimizada salud pública, después de décadas de que la ciudadanía se queje de estar a merced de los intereses de las empresas privadas de salud.

Las elecciones legislativas y las próximas presidenciales son un termómetro además de las inconformidades de los últimos años: las protestas sociales desde finales de 2019, el empeoramiento de la pobreza en medio de la pandemia y un polémico Acuerdo de Paz en 2016 que ya mostraba la gran división entre los colombianos.

Las protestas sociales y un presidente impopular muestran un giro importante en la política colombiana. A finales de 2019, 2020 y en 2021, el país fue escenario de enérgicas protestas en las que detonó el hartazgo de los colombianos hacia la clase política conservadora.

Colombia, un país con más de 50 años de guerra interna, tiene también en la memoria de su historia reciente el polémico caso de los llamados falsos positivos. Ejecuciones de civiles a manos de militares que los presentaron como víctimas de combate, bajo la política del expresidente Álvaro Uribe de “mano firme” frente a los grupos insurgentes.