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Estatuto de las becarias y los becarios, Yolanda Díaz a la carga

En España, esta transición fundamental entre la juventud y la adultez laboral es en un alto porcentaje, toda una pesadilla que los lleva a una especie de no lugar.

Uno de los desafíos más importantes que hoy día franquea el gobierno que representa Yolanda Díaz, desde el Ministerio de Trabajo y Economía Social español, es el panorama nada alentador que perciben los chicos y chicas que están próximos a culminar sus procesos formativos y encaran la necesidad de convertirse en un becario o becaria más de la nación.

Para la juventud de la mayoría de los países de la comunidad, el trabajo es simplemente una de las cosas que dan sentido y responsabilidad a quien lo ejerce y a quien recibe esa maravillosa entrega. Por ello, los jóvenes desde su imaginario, al asomarse a la culminación de sus procesos formativos, ven con ojos de futuro y sorpresa lo que el mercado laboral puede darles como aliento y sustento de porvenir.

No obstante en España, esta transición fundamental entre la juventud y la adultez laboral es en un alto porcentaje, toda una pesadilla que los lleva a una especie de no lugar, donde dadas las precarias condiciones de trabajo pueden permanecer años sin grandes mejorías o desarrollo de habilidades profesionales.

Es por ello que Díaz, hace una  importante convocatoria para el día viernes 22 del mes en curso, con el objetivo de instalar la Mesa de Diálogo Social para regular el Estatuto de las becarias y los becarios, herramienta fundamental dentro de los procesos creadores democráticos, que busca iniciar esta labor que sigue nadando en el tintero y que es esencial para darle espíritu de cuerpo a las nuevas regulaciones que tanto ansían el mercado laboral, las universidades, los jóvenes y sus familias actualmente.

En sus propias palabras “Vamos a ser uno de los pocos países de la Unión Europea que aborden esta materia. Nunca se había hecho en la democracia”. La última palabra, democracia, representa el escenario ideal desde donde poder hacer y formular esas transformaciones ineludibles; que hacen que los países conciban cambios estructurales en sus instituciones y ciudanía.

Este tipo de propuestas, de erigirse como parte vital del proceso laboral español, imprimiría un carácter casi experimental y novedoso a esa posible nueva institucionalidad necesaria de construir, y para fundar un piso sólido y permanente a esa ineludible labor.

Los elementos innovadores forjados al calor de los cambios políticos que sufren los países, al trasegar tardíamente de gobiernos dictatoriales a rumbos progresistas, son lentos y de naturaleza casi experimental para la memoria e imaginarios de sus ciudadanos, pero son también obligatorios.

La figura del becario y la becaria y su urgente regulación a través de un trabajo conjunto entre las partes interesadas, permitirá abrir esos espacios dialógicos de construcción democrática, con la intención de eliminar, entre otros desvíos, a los falsos becarios y becarias.

Las urgencias develadas por los planes y proyectos que pone el gobierno de Unidas Podemos en el centro de sus intereses. Temas actuales tales como la ecología, las nuevas energías, nuevas formas de trabajo y la ineludible transformación del mercado laboral y su impronta retrograda, ameritan del esfuerzo de todos.

Las regulaciones pendientes, con miras a fortalecer el trasiego entre la universidad y la empresa o el sector público, es indispensable para recrear un tejido que permita cambiar las formas que hasta hora se han empleado para desarrollar un sector productivo relativamente volátil. La destrucción de empleos más que la creación, debe dejar de ser una constante dentro de los años venideros.