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Venezuela crece

Venezuela, país considerado como uno de los productores más prolijos tanto en reservas como en estructura de producción, distribución y refinación; ha retomado su peso específico.

Venezuela como país latinoamericano petrolero y monoproductor, a diferencia de otros países que no tienen este mineral fósil, responsable del movimiento del mundo; se ha servido de la guerra para en momentos complejos como el actual,  subir sus expectativas políticas, económicas y sociales.

Esta vez no es la excepción. El conflicto entre Rusia (aliado principal de la ex capitanía general)  y Ucrania,  ha levantado las alarmas y las apuestas en un mundo de profunda raigambre geopolítica, como lo es el petrolero.

Venezuela, país considerado como uno de los productores más prolijos tanto en reservas como en estructura de producción, distribución y refinación; ha retomado su peso específico y ha logrado en lo político sentar las bases para discusiones destinadas a reconfigurar su presencia en el escenario mundial.

 

Ese algo

Para los venezolanos,  los últimos años han sido de fuerte recesión y desafíos. Las sanciones implementadas al país por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, han  traído un profundo proceso telúrico pocas veces vivido por países económicamente rentables.

Esa movilidad e impacto, expresados en los índices de producción petrolera (estos han llegado a sus mínimos históricos) o en los lamentables  porcentajes  de migración (formada y especializada en su gran mayoría); han afectado la arquitectura del país, pero también han cimbrado la subjetividad de sus ciudadanos.

Ha tenido una influencia tan poderosa, que incluso pudiéramos  decir que se ha transformado en parte de la sentimentalidad del venezolano.

Es una sensación sólo reconocida por quien lo siente al menos una vez en la vida. Es una sensación, que sólo es compartida por quien lo ha vivido en carne propia; así como los hombres y mujeres que alguna vez vivieron en dictadura o bajo regímenes fascistas y para aquellas generaciones que han crecido al calor de los mitos e historias nacionales y familiares.

Venezuela es un país que perfectamente encarna ese término tan de moda ahora, la resiliencia. La capacidad de su gente para reinventarse, para aprender en la adversidad desde la cultura y la tecnología popular a resolver sus contradicciones. Esta capacidad, es también parte importante de la personalidad del país y su vocación petrolera.

Para muchos testigos foráneos e incluso propios, es una sorpresa la posibilidad de rearmarse que está demostrando hoy este país de esencia caribeña.

Ha tenido la fortaleza de seguir  adelante y hoy día, Venezuela es considerada por un organismo con la credibilidad que porta la CEPAL (Comisión Económica para América Latina); como el país que mayores posibilidades de crecimiento va a tener este año 2022 en la región. Las grandes transnacionales petroleras han estado mirando desde hace meses hacia su surtidor natural y cercano.

En el plano social, esta sensación de relocalización y reestructuración de la  arquitectura  económica doméstica, también es percibida por su ciudadanía. Esta vez, obviamente el precio en aumento y sostenido del petróleo a consecuencia de la guerra, ha jugado a favor. Esto se demuestra también en la gobernabilidad que se muestra de cara al sector internacional.

Pero también es señal inequívoca de las capacidades creadoras de un pueblo que siente y cree en sí mismo y en sus potencias. Venezuela tiene mucho que aportar a la economía latinoamericana hoy. Tiene también mucho que aportar a la teoría que desde la praxis se escribe todos los días.