The news is by your side.

Las mujeres privadas de libertad ante el sistema

El sistema muchas veces permanece inmutable ante ciertas problemáticas, una de ellas es el estatus de las mujeres privadas de libertad.

La agenda feminista ha discutido diversos temas de interés para influenciar de alguna manera en cómo funciona el sistema social, político y económico donde se desenvuelven.

Pero ciertamente hay otras cuestiones que se olvidan, quizás porque pasan desapercibidas y no son discutidas en el sistema a pesar de su importancia, recordando que todas las personas tienen el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación y así sucesivamente.

De esa manera, sacamos con pinza y lupa una problemática que tiende ser ignorada, la cual es mucho más grave y compleja cuando se traslada al panorama latinoamericano: los derechos de las mujeres privadas de libertad.

¿Cuántas veces se han escuchado las voces de estas mujeres que permanecen detrás de las rejas por algún motivo? Pues, son muy escasas. Así que es necesario exponer el panorama que permita visibilizar este hecho.

También es necesario sensibilizar a las personas respecto al contexto de privación de libertad en el que permanecen las mujeres y adolescentes en los países latinoamericanos que están en declive.

Por tanto, es necesario exigir el cumplimiento de sus derechos humanos acompañado con la necesaria incorporación de un análisis bajo la perspectiva de género; que permita implementar las medidas y mecanismos para la protección de la vida y dignidad personal de las mujeres privadas de libertad.

A grandes rasgos cómo luce el panorama

A nivel nacional, en cada sistema, las mujeres en detención no cuentan con leyes que incorporen una perspectiva de género, ya que la mayoría de las normativas en el sistema giran en torno a las necesidades de los hombres, de tal manera que no han sido atendidas ni adaptadas a las necesidades específicas de las mujeres.

De ahí que en el aspecto general, la normativa debe establecer que las féminas en este estado reciban atención médica especializada durante la gestación, parto y lactancia; así como la obligación de otorgarles artículos de aseo personal, que son más diversos que los usados por los varones.

Por otro lado, los sistemas de justicia penal deben incorporar un análisis con perspectiva de género que vea a las mujeres privadas de libertad como una población con necesidades diferenciadas que deben ser atendidas.

Sin embargo, con los pequeños proyectos e iniciativas nos encontramos en un punto difícil de obviar: las mujeres privadas de libertad están en una situación especial de vulnerabilidad.

¿Qué nos dice la historia?

A lo largo de las épocas, las mujeres han representado un bajo porcentaje de la población privada de la libertad en América Latina en relación con los varones.

En este hemisferio, las mujeres y niñas representan aproximadamente del 6,3% de la población carcelaria. Esto ha contribuido a invisibilizar su problemática y necesidades particulares.

Asimismo, los sistemas penitenciarios han respondido a las características y necesidades de los varones.

Y deja esta invisibilidad de las necesidades femeninas que se percibe en todos los planos de dicha realidad: el diseño de los centros penales, el equipamiento, los reglamentos, sistemas de clasificación, los programas de rehabilitación, entre otros.

Salud sexual y reproductiva

Otro tema que es obviado, que ya de por sí es pasado por alto en la sociedad, donde todavía la menstruación es estigmatizada y referida como algo “asqueroso” cuando realmente es un proceso natural.

Es así como las mujeres tienen necesidades propias en materia de salud sexual y reproductiva; pero muchas veces debido a la escasez de recursos, los sistemas penitenciarios no siempre están en condiciones de brindarles insumos necesarios.

Por ello, su aseo personal e higiene menstrual son bastante precarios, dando pie a la existencia de nuevos desafíos para garantizar el acceso a consultas especializadas como las ginecológicas.

También requieren de más inodoros para procurar su aseo y evitar enfermedades. Sin embargo, generalmente, los lugares de detención se construyen sin esta perspectiva y no hay baños suficientes para cubrir estas necesidades.