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Cubero, absuelto

Alberto Cubero ha sido absuelto. Vox ha visto cómo su estrategia de señalar a todo aquel que busca ir contra ellos, se va poco a poco desmoronando y sin remedio. Una vez más, un juicio más, se quedan sin argumentos.

En un juicio con pretensiones de espectacularización, Alberto Cubero, concejal de Zaragoza y dirigente comunista, imputado por delito de odio, desorden público, provocación y apología del delito, ha quedado absuelto.

Por tanto, Vox debe ceder con esto a su pretendida construcción de imagen de demócratas.

Las palabras de Cubero

Como en el mundo al revés, el partido ultraderechista ha intentado, a partir de unas declaraciones dadas por Cubero, sostener sin resultados que el representante de Zaragoza en Común y miembro de Izquierda Unida, había buscado levantar los ánimos y contra Vox. Cubero dijo públicamente, en un turno de réplica, que “en política fiscal y en política económica, se les cae la careta y luego les pasa lo que les pasa, que van a Vallecas y los reciben como los reciben”.

Posteriormente, en las redes habría escrito:

“A la ultraderecha hay que tratarla como en Vallecas, no se discute con ella, ni mucho menos se le tolera. Se les confronta en cada sitio. Que siempre sea como en Vallecas”.

De estas palabras, Calvo, miembro de Vox, se aferraría para iniciar el caso.

La jueza zanja el caso

Sin embargo, la jueza María José Gil Lázaro, magistrada del Juzgado de lo Penal nº 3,  absolvió al concejal de toda culpa. En sus palabras “la cuestión no es si estas expresiones son más o menos afortunadas o propias de un representante público, sino si son constitutivas de delito y merecen reproche penal, siendo la respuesta negativa”.

La absolución además, se sustenta en la idea de que “la responsabilidad penal del acusado no viene determinada por la mayor o menor gravedad de los altercados de Vallecas, sino por el contenido de las expresiones vertidas en la red social y, en definitiva, si este mensaje constituye discurso de odio y crea un riesgo más o menos concreto para bienes jurídicos protegidos y para la estabilidad social de los grupos”.

Por tanto, la jueza insiste en que “no suponen una incitación directa a la violencia o el odio, que no van acompañadas de insultos ni expresiones vejatorias, que no desean la muerte o un mal físico, ni exige la realización por el destinatario de acción alguna y que se produjeron en un ámbito prácticamente privado, sin mayor trascendencia”.

La inoperancia de Vox

Esta contundente decisión, lejos de los intereses de Vox, señalan un camino claro sobre la libertad de decir en política frases contundentes sin que ello cristalice en el plano de la realidad.

La política española está repleta de palabras y argumentos portentosos. De eso se alimenta la vida del partido, el gobierno o de cualquiera que trate debatir sobre ella.

Intentar romper con esa lógica no es algo que pueda lograr un cada vez más pequeño partido recalcitrante.