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21 de julio de 1873, Día de la Independencia de Andalucía

Antecedentes

El año 1873 se instaura la I República Española. Andalucía seguía inmersa en una grave crisis de pobreza y derechos sociales. Esta crisis, más o menos acentuada, duraba ya desde la Conquista de los Reyes Católicos. Dentro del republicanismo, Andalucía abogaba por la necesidad de una descentralización masiva y mayor autonomía para las diferentes administraciones propias.

Las nuevas ideas sociales empiezan a llegar con fuerza desde Europa. El Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1848) empezó a calar en la gente, que por fin podía visualizar un cambio en la estructura de clases y el reparto de la riqueza. También algunos textos de Francisco Pi i Margall eran un referente claro en la izquierda andalucista de la época, unido a Bakunin y Proudhon.

El Congreso Internacional de la Haya de 1872 ya había contado con presencia andaluza. La propiedad privada era ya cosa del pasado en las mentes andaluzas. Andalucía no estaba conforme con las provincias impuestas por la Constitución de 1812. Los cantones era la solución común a todas estas líneas de pensamiento.

Pi i Margall tuvo una deriva más moderada durante su gobierno. Abandonó su propia propuesta de un federalismo “de abajo a arriba”. La izquierda más radical, los llamados “intransigentes”, como Andalucía, consideraron una traición a las ideas con las que se estableció la I República Española. Sus medidas acababan coartando la libertad de los derechos con los que inicialmente promulgaban y cedían ante la derecha. La república debía ser federal, tal y como se había acordado. Estas desavenencias causaron la llamada a la Revolución Cantonal y la dimisión de Pi i Margall de manera prácticamente simultánea.

La Revolución Cantonal en Andalucía

En junio, Córdoba se alza con la bandera roja, con el apoyo de milicias malagueñas, y declara su independencia, pero es sometida por las tropas del general Ripoll. El día 23 este general somete la ciudad, aunque el mérito de la acción militar se la llevaría el general Pavía. El día 26 las personas sublevadas restantes parten camino a Sevilla.

El 30 de junio de 1873, la sección federalista-socialista de Sevilla toma el ayuntamiento de la ciudad. A su lado marchan camaradas de Málaga y Córdoba. Con este acto, declaran la República Social y fundan la Junta Republicana Democrática Federal. Dos días después, las fuerzas militares de la I República Española sofocan la rebelión por la fuerza. Las cabezas de la Junta son arrestadas. El ejército español sufre 300 bajas. Aunque se sabe que las milicias de la ciudad sufrieron muchas más, a nadie le resultó significativo contabilizarlas.

Pero la revolución cantonal ya era imparable. El día 18 de julio, la ciudad de Sevilla se levanta de nuevo, e instaura la ciudad como Cantón Federal Libre e Independiente. Cádiz y Córdoba le acompañan el 19, Granada y Almería el 20, Huelva el 21. Otras ciudades como AlgecirasAndújar, Bailén, Écija, Jerez de la Frontera, Loja, Motril, Sanlúcar de Barrameda, Tarifa y Utrera también se levantarían de inmediato, hasta finalmente completar la práctica totalidad de localidades andaluzas. En Málaga fueron las propias autoridades locales quienes encabezaron la revolución. Cada municipio se declaraba en cantón e izaba en el ayuntamiento y las calles la bandera roja de la revolución social. La moneda oficial pasa a ser el duro cantonal.

Principales focos de las sublevaciones cantonales andaluzas.

El 21 de julio se reúnen las fuerzas políticas y las milicias voluntarias cantonales en la principal frontera geográfica andaluza: Despeñaperros. Allí apostadas, estas personas, con el respaldo de los cantones, declaran la recuperación para el pueblo de la soberanía popular y nacional. La independencia política y económica del Estado Andaluz.

“En Despeñaperros, histórico e inexpugnable baluarte de la libertad, se enarboló ayer, por las fuerzas federales que mandan los que suscriben, la bandera de independencia del Estado Andaluz. Terminemos, pues, nuestra obra. Completemos la regeneración social y política de esta tierra clásica de la libertad y de la independencia. (…) Formemos nuestro ejército federal, constituyamos nuestros Cantones, elijamos nuestra Asamblea (…) No reconozcamos otra autoridad que la de nuestros Cantones. (…) todos tenemos el mismo pensamiento, tengamos todos el mismo corazón. ¡Salvémonos o muramos juntos! ¡Viva la Soberanía administrativa y económica del Estado de Andalucía!” – Proclamación de independencia de Andalucía, 21 de julio de 1873.

Paso de Despeñaperros.
Represión de la I República al levantamiento popular

Nicolás Salmerón, Presidente de la I República Española desde el 18 de julio, manda un ejército de miles de soldados y fuerte artillería. Al frente, el general Manuel Pavía. El mismo que acabaría, apenas unos meses después, dando el golpe de estado del 3 de enero de 1874. En un enfrentamiento de fuerzas desiguales, Sevilla cae el 28 de julio.

Represión del General Pavía en el Cantón Libre de Sevilla.

Pavía partió entonces para Jerez de la Frontera, desbandando este cantón hacia San Fernando y Cádiz. Pavía negó cualquier negociación con el nuevo gobierno popular y socialista de Cádiz. Una vez tomada Cádiz por la fuerza, el 4 de agosto, partiría a Granada, que es tomada el día 12. El gobierno central desautoriza a Pavía para tomar Málaga, pero lo hace igualmente, contraviniendo las órdenes el honor y la gloria propias y de su ejército. Éste sería el segundo cantón de más duración, tras el de Cartagena.

Tras la caída de Málaga el 19 de septiembre, no quedaban cantones libres en Andalucía, las muertes se contaban por muchos miles, pero no se permitió controlar el número de víctimas. Por supuesto, inmediatamente se impusieron gobiernos antidemocráticos y un fuerte escarmiento.

Insurrectos prisioneros de las tropas del general Pavía.

Pese a la fuerte represión que siguió, esta revolución no caería en el olvido. Diez años después se redactaría la Constitución de Antequera. Este texto sigue bebiendo de las mismas ideas de socialismo, cantonalismo y autosoberanía. Las decisiones las tomaría el pueblo por asamblea. La soberanía del pueblo no se prestaría a un puñado de representantes cada pocos años; lo ejercerían las mismas ciudadanas y ciudadanos. Además, este texto fue fundamental para la evolución del pensamiento social y político del que debería guiar a las gentes de Andalucía al principio del siglo XX: Blas Infante.