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Las opciones de Ada Colau tras su derrota en las elecciones municipales

En las pasadas elecciones municipales, por poco menos de 5.000 votos, Ada Colau perdió contra Ernest Maragall, candidato de Esquerra Republicana de Catalunya. Minutos después de oficializarse la derrota, una visiblemente emocionada Colau compareció ante los medios de comunicación y los simpatizanes de Barcelona en Comú (BEC) para reconocer la derrota y felicitar a su contrincante.

El día siguiente, no obstante, decenas de analistas, politólogos, periodistas y personas de toda España aseguraron que la partida no estaba vencida, que Ada Colau podía pactar con el Partit Socialista de Catalunya (PSC-PSOE) y con Manuel Valls, exprimer ministro francés y candidato de Ciudadanos, manteniendo así la alcaldía y evitando la llegada de un independentista a la capital catalana.

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La derrota de Ada Colau en Barcelona

Las causas de la derrota de Ada Colau en Barcelona son varias, y no todas son culpa de la alcaldesa. Con el tiempo se podrá valorar en su justa medida su obra de gobierno, partiendo de que muchas de las medidas que ha llevado a cabo al mando del Ayuntamiento todavía no han tenido impacto sobre la ciudad, así que que solo el tiempo dirá si fueron acertadas o no.

Evidentemente, gran parte de la culpa de la derrota de Colau tiene relación con la caída general de Unidas Podemos en toda España. En el caso de Barcelona, el motivo que más ha influido es la izquierdización que el propio Podemos ha hecho del PSOE. Ada Colau, incluso, llegó a pactar con el PSC-PSOE para que formara parte de su gobierno en el Ayuntamiento: de ser parte del Régimen del 78 a partido progresista con el que pactar. Este pacto de gobierno fue el inicio de la derrota de Ada Colau, y la legislatura no hacía más que empezar.

Otro de los elementos que ha impactado negativamente en los resultados electorales ha sido la percepción, por parte de sectores de la izquierda, de que Ada Colau y Barcelona en Comú se habían alejado de la base. Llegada a la alcaldía como activista y líder de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en los últimos años había llegado a tener problemas con sus excompañeros.

El tercer motivo, quizás el más vistoso, ha sido el ataque constante que ha sufrido por parte de los medios del Régimen del 78 y del Ibex-35. Desde su victoria en 2015, las grandes élites la marcaron como el gran problema para sus intereses, motivo por el que la campaña electoral de las municipales de 2019 se alargó durante cuatro años. A este ataque se sumaron los independentistas, que nunca han entendido la postura de Barcelona y Catalunya en Comú con el derecho de autodeterminación.

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Alcaldía 2019-2023

Ada Colau, con los resultados en la mano, reconoció la derrota. ¿Por qué? Muchas personas -algunos desde la izquierda e, incluso, desde posiciones próximas a Unidas Podemos– defendieron la opción de pactar con el PSC y aceptar el apoyo de Manuel Valls y Ciudadanos. Esta sería la muerte política de Barcelona en Comú.

El Ayuntamiento es, probablemente, la institución más importante para los ciudadanos. Es la que regula la mayor parte de su vida diaria, su interacción con los vecinos y con el espacio urbano. Para ganar unas elecciones se utiliza una retórica, pero después hay que gobernar durante cuatro años.

PSC-PSOE, Ciudadanos y PP han anunciado que están dispuestos a todo para impedir una alcaldía independentista. Así, los dos primeros se han ofrecido a pactar con Colau: la líder de BEC sería la alcalde, con PSC en el gobierno y Valls dando estabilidad y la mayoría absoluta. No deja de ser curioso en tanto que Manuel Valls aseguró en campaña que votar a su partido era echar a Colau del Ayuntamiento.

No obstante, el PSC-PSOE tampoco se puede calificar como progresista. Pata necesaria del Régimen del 78, aliado de PP y Ciudadanos en la aplicación del 155 en Cataluña y bastión de la monarquía, hace años que abandonó el papel de abanderado de la izquierda.

Por la parte independentista, se ha hablado mucho en campaña de conseguir que la capital catalana tuviese un gobierno secesionista. No obstante, una vez concretado, no se habló de que tipo de políticas debería aplicar. Y aquí es donde entra en contradicciones. Los dos partidos independentistas con representación en el Ayuntamiento, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya, son partidos con ideologías opuestas. Mientras que el primero es de izquierdas, el segundo es, como mínimo, de centroderecha.

A Ernest Maragall y a Elsa Artadi -en tanto que Joaquim Forn sigue en la cárcel- les hubiera gustado poder pactar entre ellos, emulando el gobierno de la Generalitat, pero ante esta imposibilidad se presenta una contradicción. ¿Pactará ERC con JxC, cuando sus programas no tienen casi nada en común?

En el fondo, ERC y BEC tienen más en común, a nivel programático e ideológico, que BEC con el PSC-PSOE. Por supuesto, ERC y BEC se asemejan más que ERC y JxC. Así, el gobierno más progresista que puede conseguir ahora Barcelona es el formado entre Barcelona en Comú y Esquerra Republicana, aunque difiera su posición sobre la independencia de Cataluña.