The news is by your side.

Alma, cuerpo y enfermedades culturales

Parte de ser humanos y más aún, conciencia de saberse un ser humano, radica en la finitud de esto que llamamos vida la cual se puede ver mermada día a día, no por algo el dicho de “cada día más, es un día menos” y en este caso apuntaremos a esas limitaciones que se tienen.

Para la “cultura occidental capitalista” es aceptado que el cuerpo, bajo comparación con una máquina, se atrofie, se oxide, se acepta el enunciado de que el cuerpo se enferma y no hace poco más de un siglo que se ha empezado a aceptar que la mente también, y ese es un gran logro. La mente también se enferma. Empero ¿es todo lo que se nos puede enfermar?

En algunas personas sí pero en otras esas enfermedades son las menos peligrosas, bajo una percepción diferente a la del cuerpo como vehículo de obtención de salarios, por citar un ejemplo, hay cosas en la particularidad del humano que se deben cuidar y en desventura, curar.

Muchos antropólogos se han topado con enfermedades en diferentes y repetidos grupos étnicos, son “enfermedades culturales“, que si bien no me parece el mejor termino, a falta de otro por el momento, tomemos este. Se utiliza para expresar a los estados patológicos que se reconocen como no susceptibles de ser traducidos a la nosografía occidental, las causas de estas enfermedades son por caracteres sobrenaturales, atribuibles a la esfera mágica o a padecimientos que sí son reconocidos por la medicina occidental pero que contienen cargas simbólicas.

Aunque cualquier manifestación patológica puede ser codificada de forma distinta en cada cultura, conforme a los instrumentos cognitivos e interpretativos que la misma elabora. Esta operación de definición/interpretación está sujeta a la historia, cambia, se renueva, se transforma en concomitancia con los cambios y necesidades de cada momento.

Algunas de las enfermedades más conocidas en América Latina son:

“Mal de ojo”

Consiste en una fuerza que se genera por los malos deseos de una persona hacía otra, regularmente es la envidia. La persona que envidia suele maldecir a la otra escupiendo después de haber dicho su nombre, la víctima padece de dolores corporales, irritabilidad e inclusive la muerte. Al ser objeto de envidia lo bello, en México por ejemplo, a los bebés lactantes e incluso mascotas cachorros; recuerdo haber visto hace unos días a un perrito con un listón rojo en un patio, plantas se les amarra un listón de color rojo, el cual sirve como amuleto para no ser víctima de las envidias.

“Susto” o “espanto”

Se genera después de que una persona haya tenido una experiencia emocionalmente fuerte, desde un pequeño niño que se asustó con una película de terror, una señora que aconteció a una muerte o a un desastre natural y en muchas ocasiones por apariciones sobrenaturales. La persona queda en un estado emocional y mental que le impide vivir plenamente.

En área maya según la revista según un estudio reciente y detallado de “Médicos Descalzos” las manifestaciones físicas y psíquicas del susto (o Xib’rikil, en lengua quiché) son: inapetencia, náuseas, vómitos, cólicos biliares, gastritis, dolores de cabeza constantes, parálisis faciales, dolores articulares, insomnio, epilepsia, postración, sentimiento de culpa, ataques de pánico, vértigo, alucinaciones auditivas, desorientación, amnesia leve, delirio de persecución, inseguridad, baja autoestima, entre otras.

Se va con “curandera, chamán, bruja, yerberos” (hay generalmente más curanderas que brujos) pues son estos quienes pueden reacomodar de nuevo el ánimo, el ánima, el alma de quien sufrió el “susto“. La cura consiste en sesiones de llamarle por su nombre y hacer que su alma vuelva al cuerpo completamente. Utilizan maíces y pétalos rojos, agua bendita y bandejas hechas de frutos.

“Nervios” o “ataque de nervios”

Es parecida a la anterior, tras un suceso extremo la persona queda sobresaltada todo el tiempo.

“Caída de la mollera”

Esta es muy aplicable a para los lactantes, en la parte alta del cráneo se les hace un masaje y una succión con la boca.

“Aires” o “malos vientos”

De este mal es fácil que cualquier persona caiga, aunque de nueva cuenta, es más común en los lactantes o miembros más débiles, se les llama así porque el mal está en el aire o en las corrientes de viento que puedan toparse con uno.

Si en algún lugar, por ejemplo hicieron un ritual mágico y no cubrieron bien, o si el lugar es sucio los aires recogen esas “vibras” enfermando a quienes estén cerca de ahí o pasen del lugar sucio. La persona suele sufrir dolores de cabeza y tener legañas al día siguiente, una gran irritabilidad. Mi primo, al tener alrededor de un año, despertó con lagañas, lo lavaron, no quería comer y no paraba de llorar, no había fiebre ni enfermedad aparente hasta que mi abuela sugirió que le hicieran una “limpia” y se curó.

La limpia consistió en tomar algunas hierbas de olor fuerte y frotarlas unas con otras y alcohol, se barre el cuerpo de la cabeza a los pies, a veces se utiliza un huevo de gallina igual frotado con alcohol y las hierbas, pasándolo por todo el cuerpo, igual barriendo de arriba hacía abajo. Las hierbas y el huevo se desechan lejos del enfermo y se escupe al tirarlo.

“Empacho”

Es un mal estomacal, que si bien es una indigestión, es curiosa la forma de curarlo. Se utiliza una pomada hecha con manteca de puerco y hierbas medicinales, se le da un masaje al enfermo en la espalda, de la nuca al coxis, y se dan pequeños golpes en la misma, lo mismo pasa en el abdomen, después de regreso en la espalda, se jala hacía arriba la piel. Listo estás curado.

Los pueblos indígenas han desarrollado desde tiempos incontables un conjunto de prácticas y conocimientos muy complejos y bien estructurados. La estrecha relación con la naturaleza les ha posibilitado una comprensión cabal de la clasificación, composición, usos y protección de las plantas en sus hábitats respectivos, son parte medular de su cultura y lo cotidiano. Sus categorías y usos se entrelazan con lo mágico y religioso de su propia cosmovisión.

El que sean enfermedades no exclusivamente patológicas no significa que dejen de ser importantes o peligrosas, numerosas etnografías han dado testigo de muertes por estas enfermedades, el ánimo y el alma también se enferman, la visión del ser Ser humano rebasa la concepción de lo finito.

Por otro lado podemos explorar estas enfermedades desde un punto de vista institucional, donde es la enfermedad un regulador de las relaciones sociales.

Otra enfermedad, bajo estos márgenes de discusión que salta a mi mente, es lo llamado y bien plasmado por Hollywood, los exorcismos…

¿Qué otras enfermedades conoces?

ElEstado.Net no tiene por qué compartir el contenido de las publicaciones que aparecen en la Sección de Opinión del medio.