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Argentina: Lo que el G20 nos dejó

Yo, caminaré entre las piedras.
Hasta sentir el temblor, en mis piernas. (Soda Stereo).

En el marco de la cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina, se sucedieron horrores protocolares, interferencias en las comunicaciones de los ciudadanos, se detuvo a personas “por las dudas”, el gobierno se congratula por una manifestación contra el G20 en la cual no hubo incidentes, pero el mismo día un juez cierra la causa por la que se investiga la desaparición durante 78 días y la muerte de Santiago Maldonado tras un operativo represivo de Gendarmería Nacional ordenado por el Ministerio de Seguridad, en el río Chubut en la Patagonia argentina.

Minutos antes de dar inicio formal a la cumbre, se registró un movimiento sísmico con una magnitud de 3,8 grados en la escala de Richter que duró 30 segundos, y cuyo epicentro se ubicó a 32 kilómetros al sur de la ciudad capital de Argentina.

Argentina participa activamente de las cumbres del G20 desde el 2008. En aquel momento, el gobierno que encabezó Cristina Fernández de Kirchner aprovechó para promover una agenda nacional con fuertes críticas y pedido de reformas al propio Fondo Monetario Internacional (FMI).

Algunas de las potencias que estuvieron presentes en Buenos Aires, reconocen y apoyan en la actual conducción neoliberal que impera la política económica de Argentina, la alta especulación financiera, la devaluación, las altísimas tasas de interés que promueve el Banco Central, la primarización de la economía y la brutal transferencia de recursos del aparato productivo nacional a empresas cuyos referentes ocupan cargos en el gobierno nacional.

Hay una visión en el gobierno argentino y parte del establishment que sostiene que intimar con los poderosos como EEUU y los países de la OTAN favorecería de hecho al pueblo argentino en su conjunto. Sin embargo, los países de estas potencias defienden a capa y espada su propio interés, tal como lo dejó claro el presidente de Francia, Emmanuel Macron, casi sellando el certificado de defunción de una acuerdo de libre comercio entre MERCOSUR y la Unión Europea.

A su vez Mauricio Macri ansiaba como presidente de Argentina, -y necesitaba en lo personal para sus aspiraciones políticas-, sellar acuerdos bilaterales como los realizados con su par de China, Xi Jinping para intentar sostenerse hasta las elecciones de octubre del próximo año, mientras que China lo hace porque entiende que es preciso establecer una alianza estructural con un país que posee alimentos, energía y acceso al paso bioceánico que permite el comercio exterior mundial.

El G20, si bien se define como “el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política” y es el lugar de encuentro de la Argentina con los poderosos del mundo, en los hechos es el escenario de las principales confrontaciones económicas, financieras y políticas, entre potencias que pugnan por apoderarse de la mayor porción posible de esos recursos, sobre dos ejes: uno la confrontación comercial de Estados Unidos con China, el otro la puja militar con Rusia.

Cabe resaltar que no todos los líderes que integran el G20 impulsan una economía mundial con tinte neoliberal sino que promueven políticas económicas desde el Estado como rector de la economía. La prensa hegemónica en Argentina muestra que al presidente Macri que le fue mejor que a Justin Trudeau hace seis meses en Canadá, cuando Trump abandonó la cumbre del G7 con insultos por sus desacuerdos comerciales.

Macri como anfitrión logra cerrar un documento que plantea tres prioridades: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario sostenible. El documento final agregó la cuestión de género. Y ofrece respuestas precisas: educación para adaptarse al cambio tecnológico (es decir precarización del empleo), inversión privada en infraestructura (en alternativa a la financiarización), y manejo sustentable de suelos agrícolas para aumentar su productividad (o sea profundización del modelo de agronegocios y paquetes tecnológicos). Una lectura con detenimiento no permite inferir que esto homologa criterios que se aplican en otros países del mundo. Pero en el caso de la Argentina, en un contexto fijado por el endeudamiento y el acuerdo con el FMI, que han conducido a la peor crisis económica y la mayor catástrofe social desde principios de siglo, donde la creciente desocupación no depende del cambio tecnológico sino de la política de ajuste que sofoca el mercado interno.

Mientras el Presidente de EEUU, Donald Trump, con una impronta individualista logra consolidar y revitalizar el acuerdo comercial con México y Canadá (aunque debe ser refrenadado por los parlamentos de sus respectivos países), la lectura precisa y saber leer entre líneas nos muestra una Argentina anfitriona de la cumbre pero aislada, con un bloque regional dividido, un MERCOSUR debilitado, una UNASUR y una CELAC que fueron vaciadas deliberadamente por los presidentes regionales que se perciben como antipopulistas.

Considero apropiado para el momento finalizar con una cita textual de Arturo Jauretche en su Manual de Zonceras Argentinas:Falsificar la historia, achicar la extensión, dividir ideológicamente con planteos ajenos a la realidad, crear intereses vinculados a la dependencia y dotarlos de un pensamiento acorde, controlar el periodismo y todos los medios de información, enfrentar proletariado y burguesía cuando son sólo incipientes para impedir el surgimiento de los dos, manejar la cátedra, elaborar o destruir los prestigios políticos o intelectuales o morales, y orientar toda la enseñanza, disminuir la fe en el país y en sus hombres, proponer modelos imposibles y ocultar los posibles, son las variadas técnicas de esa colonización para que la semicolonia no se independice y construya su economía en razón de sus verdaderas posibilidades que la llevan a la liberación. Constituyen la técnica de esa “colonización pedagógica” que precisamente en función de su dominio económico posee y maneja el instrumental de la cultura para que necesariamente el gobierno caiga en manos de los equipos técnicos y los grupos de intereses que cumplen la función cipaya.”