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Brasil y Ecuador impiden a la izquierda la vía electoral

La dictadura instalada en Brasil, comandada por el golpista Michel Temer y el gobierno ecuatoriano liderado por el neoliberal Lenín Moreno, están cerrando la posibilidad de que sus oposiciones puedan presentarse a las próximas elecciones. Los líderes de la izquierda en esos dos países están encontrando muchas dificultades a la hora de legalizar sus partidos políticos, o de conseguir presentarse como un candidato más a las elecciones presidenciales.

En Ecuador, Lenín Moreno se saltó las leyes para celebrar cuanto antes un referéndum y una consulta popular con los que consiguió que Rafael Correa no se pueda presentar a la reelección. Usando el poder judicial se quedó con las siglas del partido del expresidente, Alianza País, y ahora le impide legalizar una nueva organización.

Rafael Correa y el movimiento de izquierda que lidera, y que es mayoritario según los resultados del referéndum y de la consulta popular, no pueden participar en los asuntos públicos del país. Pese a cumplir con todos los requisitos que estipula la normativa electoral ecuatoriana, el Movimiento Revolución Alfarista (MRA) no puede ser legal.

Mientras tanto en Brasil, el expresidente Lula da Silva está siendo víctima de una persecución judicial por parte de la dictadura que se instaló tras el derrocamiento de Dilma Rousseff. El juez encargado del caso Sergio Moro es un adversario político de Lula que se deja ver en fiestas y reuniones de los partidos de derecha que dieron el golpe de estado contra Rousseff y hoy apoyan al dictador Michel Temer.

El apoyo de los brasileños a Lula se expresa en las encuestas, es el presidenciable con más apoyo en las encuestas, tanto que tiene opciones de ganar en la primera vuelta. Sus caravanas en el país son multitudinarias y ayer, cuando se le denegó su petición de hábeas corpus, decenas de miles de personas fueron a su vivienda a apoyarlo e impedir que la policía se lo llevase.

Durante su gestión presidencial de dos periodos consecutivos desde 2003 hasta 2011, Lula llevó adelante una serie de políticas que sacaron de la pobreza a 38 millones de personas. A día de hoy sus propuestas políticas siguen girando en torno a los más pobres, solo que ha virado más a la izquierda, llamando a la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y a la nacionalización del petróleo.