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El “capitalismo democrático” de Gustavo Petro conquista a verdes y liberales

El candidato de Colombia Humana Gustavo Petro ha decidido lanzarse a conquistar el centro político de Colombia para vencer a Iván Duque en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrarán en poco más de tres semanas. Para alcanzar su nuevo objetivo ha comenzado a rechazar su imagen proyectada en la campaña electoral.

Gustavo Petro ya no se considera de izquierdas, ni piensa que el capitalismo es un sistema a derrocar. Ha establecido sus coordenadas ideológicas lo más alejadas posibles del socialismo que representaba hace solo unos días, plasmado en su programa político.

Ahora llama a construir un capitalismo democrático, ha abandonado su propuesta de Asamblea Nacional Constituyente por lo que deberá gobernar con la Constitución de 1991, de corte conservador, y ha rechazado llevar adelante expropiaciones de tierras ociosas. Con este giro a la derecha, Gustavo Petro espera contar con el apoyo de diferentes organizaciones.

El Polo Democrático Alternativo, de izquierdas, ya ha decidido apoyar a Gustavo Petro sin exigirle ningún cambio en su propuesta programática. Grandes sectores de los verdes y los liberales, más moderados que el PDA, también habían decidido apoyarlo sin pedir moderaciones al programa electoral.

Sin embargo las direcciones de la Alianza Verde (AV) y del Partido Liberal (PL) sí han condicionado su apoyo a esos cambios que Gustavo Petro ya ha anunciado. El candidato de Colombia Humana ha preferido no confrontar con el aparato mediático del régimen colombiano, ni enfrentarse a unas direcciones políticas que controlan a grandes bolsas de votantes, sobre todo con el peligro del fraude electoral que ya apareció en la primera vuelta.

La situación de Gustavo Petro recuerda a la del peruano Ollanta Humala, quién desdibujó su programa electoral a base de concesiones a la derecha hasta que quedó irreconocible, perdiendo el apoyo de los sectores populares que lo auparon a la presidencia. Terminó su periodo presidencial con una popularidad bajísima y sin oportunidad de continuar su propuesta política.