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Constitucionalistas, con “C” de conservadores

En los últimos meses, ciertos sectores han empezado a dividir a los partidos entre constitucionalistas y no constitucionalistas. Dentro del primer grupo se situarían el PP, el PSOE y Ciudadanos, mientras que fuera de este grupo nos encontraríamos a Unidas Podemos, los partidos periféricos y los independentistas. Esta fórmula, no obstante, esconde la verdadera naturaleza de los partidos “constitucionalistas”: en realidad, estos partidos son los conservadores del actual sistema político español.

El concepto “partido constitucionalista” apareció en 2017, en el marco del proceso independentista en Cataluña, cuando PP, PSOE y Ciudadanos se desmarcaron de la celebración del referéndum y juraron lealtad a la Constitución española. No a toda ella, evidentemente, sino al artículo 2, que habla de la “indisoluble unidad de la Nación española”. De hecho, fueron los líderes del partido naranja los primeros en acuñar el concepto, molestos con el calificativo de “unionistas” que se utilizaba en Cataluña.

>>Albert Rivera y la Constitución de 1978<<

Pero, ¿sería correcto hablar de partidos constitucionalistas? ¿Se trata, realmente, de partidos que anteponen la Constitución española a cualquier otra fuente? Históricamente es evidente que no. A petición de Angela Merkel y Alemania, PP y PSOE reformularon un artículo de la constitución sin refrendarla posteriormente con la ciudadanía. En artículos publicados en ElEstado.Net y en otros medios de comunicación, ya se ha hablado del poco respeto que tienen partidos, como Ciudadanos, por otros artículos de la Constitución de 1978 que no interesa recordar, como que toda la riqueza del país está supeditada al interés general -artículo 128-.

Partido Popular, PSOE y Ciudadanos tienen en común el total desinterés por reformar la Constitución; una Constitución que tiene más de cuarenta años y que prácticamente no se ha tocado desde su redacción. Ni tiene en cuenta los avances en todos los campos, ni se ha adaptado al siglo XXI. Pero, ¿qué interés tienen estos partidos para mantener inalterable la Carta Magna? El mantenimiento del status quo.

PP y PSOE han representado, en las últimas décadas, el papel de garantes del mantenimiento del régimen del 78. Ciudadanos, nacido como contrapreso a Podemos, se convirtió en la alternativa de derechas de los poderes económicos del país. Der este modo, los tres partidos simbolizan el gran pacto de la transición, y su única función es la de mantener la falsa apariencia de democracia representativa. La única utilidad real de los tres partidos es crear la ficción de que los ciudadanos son dueños de su futuro.

Los políticos que han formado parte de PP y PSOE son políticos profesionales, educados desde jóvenes en la función de hacer todo aquello que ordene el partido. De hecho, personajes como José Bono, Josep Borrell o Cristina Cifuentes, tanto podrían haber militado en su partido como en el otro. La ideología, los programas electorales, no importan: lo único realmente importante es tener un cargo y seguir las directrices del partido.

>>La desmemoria del votante como arma política<<

Evidentemente, para lograr todo esto es muy importante dirigir la información que llega a los ciudadanos. Hasta la llegada de internet, era mucho más fácil mantener en la inopia a los ciudadanos: solo se necesitaba controlar el discurso en televisión, radio y prensa escrita. Ahora la población tiene muchos otros canales alternativos, a pesar de que, como se ha demostrado recientemente con el cierre de ElEstado.Net por presiones del gobierno ecuatoriano, o la desaparición de cuentas de Twitter asociadas a perfiles izquierdistas, el estado sigue teniendo muchos resortes para manipular la información.

De este modo, el objetivo principal y la propia existencia de PP, PSOE y, en menor medida, Ciudadanos, no es el de proteger la Constitución, sino de conservar el sistema actual implantado en España. Un sistema que vela por los intereses de unos pocos -desde las grandes energéticas, REPSOL y Gas Natural, las constructoras, como ACS, los grandes bancos y la aristocracia de rancio abolengo-, sin importar la situación real de la mayoría de la ciudadanía.

Es por este motivo que no es correcto hablar de partidos constitucionalistas cuando se refiere a la triada PP-PSOE-Ciudadanos, sino que se debería emplear el concepto de partidos conservadores, en contraposición a todos aquellos que, en menor o mayor medida, quieren modificar el sistema implantado en España desde la muerte del dictador.