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Contemplaciones [Prosa poética]

Me encanta cómo se ve el inmenso cielo en época verano. Una gigantesca sabana de puntos que iluminan la vida y el camino. Intento descifrar los mensajes escondidos en cada estrella. Entonces ellas me miran con una sonrisa de hidrógeno, con un suspiro de helio. Constelación discursiva en la que juego a armar palabras  de aliento que el viento no se llevará.

Un día escuché que si las cuentas, las estrellas desaparecen. No las cuento, solo las contemplo. Construyo los rostros que amo con cada punto. Me iluminan en este oscuro trance que desdobla la noche. No puede faltar ningún destello en esta vida de desgracias. Lleno cada vacío con un poquito de su esperanza. Me aferro a la vida como aquella gota que no quiere desaparecer y vuelve al mar.

Me quedo quieto, respiro más lento. A veces vivir se convierte en una carrera desmedida por llegar vertiginoso. No se sabe a dónde, pero se intenta llegar. Contemplar debería ser un imperativo para sostener la lucidez. Contemplaciones que nos dan vida, contemplaciones que nos reinician. Reinventarnos, repensarnos… y revivirnos.

La luna me recuerda que quiere ser contemplada. Quiere que me olvide con un minuto fugaz de toda la distopía que gobierna este lecho terrenal. No hago más que hacerle caso. Dejarme llevar por su apariencia de queso. Enquistarme en sus cráteres oscuros. Caer muy lento en sus brazos gracias a esa extraña gravedad que profesa.

Desdibujo aquello que pretende no borrarse. No hablo. El silencio es la música en la que la contemplación descansa. Me apacigua la noche. Las nubes hacen su huida veranal. No dejo de soñar con un ojo abierto. Volver a nacer no está permitido si no se contempla los avatares del tiempo.

De pronto me viene una frase fílmica a mi cabeza: «un tatuaje en la mano, una luna y una estrella». Soy el primero que llegó a la luna mediante la prosa. El único que bajo una estrella con la utopía y la distopía juntas. Contemplo todo: la noche, la luna, las estrellas, la vida y su intento de medrar, la muerte y su intento por caminar. Contemplo, luego existo.