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Debate: ¿deben dimitir Pablo Iglesias y Alberto Garzón?

Los malos resultados obtenidos por Unidas Podemos y sus aliados en el ciclo electoral que acaba de terminar, han desatado unas reproches que se tenían guardados desde hace tiempo, pero para que no afectasen a los resultados de las generales, municipales, autonómicas y europeas, se han mantenido en la mayoría de los casos a la espera.

Ese tiempo de silencio los ha intensificado, por lo que las críticas, tanto constructivas como destructivas, han aparecido con fuerza. Desde varios sectores de los diferentes partidos que conforman el espacio que aún se llama Unidas Podemos, se empieza a cuestionar, cuando no a pedir directamente, la dimisión de los líderes de Podemos e IU, es decir, de Pablo Iglesias y Alberto Garzón respectivamente.

Por supuesto, hay amplios espacios en UP que, pese a coincidir en que es necesario un cambio y un proceso de autocrítica, no concuerdan en que ninguno de los dos dirigentes deban dimitir por los resultados electorales obtenidos. Ambos espacios cuentan con razones y argumentos.

¿Deben dimitir Pablo Iglesias y Alberto Garzón?

Sí, deben dimitir. Posición defendida por Lyudmila, responsable de la Sección de Memoria Histórica de ElEstado.Net.

Recordemos al Podemos de 2014, aquel Podemos que recogía, o al menos eso quería hacer ver, el “espíritu del 15M“. Un espíritu anticapitalista y antisistema. El Podemos que denunciaba la existencia de una “casta” política. El Podemos que venía a desbancar al PSOE. El Podemos del método participativo en “círculos” dirigidos por un poder central. Algo que recordaba a los partidos comunistas organizados en “células” dependientes del poder central. El Podemos que iba a tomar el cielo por asalto y no por consenso.

Después de este recordatorio veamos la trayectoria en la que ha seguido Podemos y la posición en esa trayectoria de IU.

El discurso “antisistema” se ha ido institucionalizando para pasar a ser un discurso en pro de las políticas “progresistas“, es decir el mensaje original se ha ido edulcorando. Y mientras nos encontramos con una IU fagocitada, en un segundo plano cuan postura de pleitesía que se procesa al “señor” que te permite seguir a su lado y no te destruye.

Aparece un total abandono para con los “círculos“, basta con tener conversaciones con los “círculos” para que corroboren esta afirmación.  En cuanto a IU, muchos miembros han denunciado un total desapego de los fieles votantes de IU del que culpan a Alberto Garzón por su postura de seguidismo con respecto a Podemos.

>>La izquierda española en el momento de la autocrítica<<

Todo esto ha derivado en una fuga de votos desde UP hacia PSOE, tanto por descontento como por el llamado “voto útil“. En esta últimas elecciones generales UP obtiene 42 diputados, un resultado nefasto si lo comparamos con el de las generales de 2015 en el que obtenían 71 escaños.

En cuanto a las autonómicas del pasado 26 de mayo, UP pierde sus bastiones en Madrid y Barcelona y se queda sin representación en ciudades como Valencia. Una indiscutible debacle. Puede que se les considere responsables por parte de sus votantes de una posible implantación de políticas neoliberales  en el país.

Es probable que el PSOE ya lo tuviera todo estudiado, y que se trate de una estrategia para justificar la implantación de políticas neoliberales. Pero es vidente que tiene la capacidad de hacer responsable de ello a UP.

En definitiva  se deberían asumir responsabilidades, Pablo Iglesias y Alberto Garzón deberían presentar su dimisión.

La postura de ambos debería ser como la de García Molina, que asumiendo responsabilidades de la debacle de UP en Castilla la Mancha, presentó su dimisión.

No deben dimitir. Posición argumentada por Meggy Williams, redactora de ElEstado.Net.

¿Deben dimitir Pablo Iglesias y Alberto Garzón? Es una pregunta que se hace mucha gente después de los resultados de las elecciones.

Entre abril y mayo los españoles hemos votado hasta cuatro veces. Primero fueron las generales y el pasado domingo las municipales, europeas y en la mayoría de comunidades autónomas también las autonómicas. Los resultados de la coalición de Pablo Iglesias y Alberto Garzón han ido de mal en peor obteniendo en las generales 42 escaños, muy por debajo de lo s71 de las elecciones de 2016.

En las municipales han perdido la mayoría en las ciudades importantes o “ciudades del cambio” excepto Cádiz y Zamora, donde José María González “Kichi” y Paco Guarido han revalidado sus puestos como alcaldes, y en las autonómicas el descenso ha sido muy importante. Lo que el 28 de abril parecía una consecuencia del “voto útil” hacía el PSOE, se ha vuelto a repetir y se ha visto cómo el partido de Pedro Sánchez ha sido el ganador absoluto en municipales, autonómicas y europeas.

Pero, ¿a qué se puede deber este fenómeno?

Es evidente que la formación morada deberá replantearse su estrategia de cara al futuro. El daño continuo que Unidas Podemos ha sufrido por parte de medios de comunicación ha hecho mella en una parte importante del votante de izquierdas, que ha preferido depositar su confianza en Pedro Sánchez. Las “cloacas del estado” han sido sin duda alguna uno de los motivos principales de la caída en picado de UP.

También las discordancias internas han pasado factura a un partido ya debilitado por las causas antes mencionadas. Las divisiones en el seno del partido han sido un elemento decisivo, por poner un ejemplo, el abandono de Íñigo Errejón no ha hecho más que desgastar los ánimos de los votantes.

>>El reflote de las cloacas del estado<<

Aún así, ¿tienen Pablo Iglesias y Alberto Garzón la culpa del descalabre electoral? ¿Deberían dimitir? Al unirse en coalición demostraron que lejos de partidismos, su verdadera motivación era fortalecer una izquierda mermada en este país desde hacía años que ahora más que nunca necesita unión. Pero con la falsa izquierda de un PSOE que ha sabido aprovechar la aparición de VOX y el fenómeno de la ultraderecha, a Iglesias y Garzón les ha sido cada vez más difícil levantar cabeza.

Pablo Iglesias reconocía los malos resultados electorales con una honestidad difícil de ver en ningún político español. También lo hacía Alberto Garzón haciendo una dura autocrítica. Es evidente que son los dos únicos líderes que pueden sacar adelante un proyecto de izquierdas en un país corrompido hasta la saciedad, así que ninguno de los dos debe dimitir. Deben, eso sí, reflexionar y reencontrarse con el ya olvidado espíritu del 15M de forma que la ilusión vuelva a verse en las calles y delante de las urnas en un futuro no muy lejano.