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La deriva neoliberal y autoritaria de Lenín Moreno, presidente de Ecuador

El viaje a la derecha de Lenín Moreno, presidente de Ecuador, está resultando ser mucho más profundo de lo que la izquierda de ese país pudo vislumbrar en un primer momento. No era un secreto para nadie que siguiera el acontecer político de la nación sudamericana, que Moreno pertenecía al ala moderada de Alianza País, pero ninguno de sus votantes pensó que su labor al frente del ejecutivo se centraría en demoler todo lo que su antecesor Rafael Correa llevó a cabo.

Alianza País, liderado anteriormente por Rafael Correa, escogió a Jorge Glass como parte de la fórmula presidencial, para asegurar que la vicepresidencia estuviera ocupada por un cuadro revolucionario que hiciera de contrapeso a las propuestas moderadas de Lenín Moreno. Pero, ¿por qué los de Rafael Correa no escogieron a otros líderes de AP más cercanos a las ideas socialistas del expresidente? Por las encuestas internas que manejaban.

La izquierda ecuatoriana obtenía mejores resultados en todos los escenarios con Lenín Moreno, por ello lo escogieron como su candidato presidencial. Después de todo había sido vicepresidente del país desde 2.007 hasta 2.013, años clave de la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa.

La derrota que los bolivarianos quisieron impedir escogiendo al candidato con más posibilidades electorales, la han acabado sufriendo precisamente por la traición de ese contendiente que ahora es presidente del país, Lenín Moreno. En las primeras semanas el shock llegó de manera inesperada con la persecución a Jorge Glass que ha terminado en cárcel para el vicepresidente, en un movimiento de Moreno para liberarse de toda influencia correísta en su gobierno. Recientemente se ha desvelado que el designado vicepresidente está en la cárcel sin pruebas que demuestren su culpabilidad.

Poco más tarde llegó el diálogo, la propuesta estrella de Moreno, que cuando se ejecutó se pudo comprobar que consistía en hablar con la oligarquía desplazada por la Revolución Ciudadana, para volver a concederles altos puestos en diferentes instituciones y empresas públicas del estado, que están embarcadas en procesos de privatización.

En ese momento la izquierda ecuatoriana empezaba a recomponerse del golpe por sorpresa que había recibido ¡habían ganado las elecciones pero su candidato estaba haciendo lo contrario de lo que se esperaba! Moreno comenzó con su agenda neoliberal desde el primer día, no hubo ningún hecho que supusiera un punto de inflexión, ni tampoco una trayectoria que justificase un cambio de ideología que respondiera a una análisis pausado y creíble de la situación de Ecuador.

Los militantes y simpatizantes de Rafael Correa, mayoría en Alianza País, intentaron recuperar el partido, pero una justicia cooptada por Moreno lo impidió. Mientras tanto el presidente convocaba un referéndum y una consulta popular, saltándose los mecanismos constitucionales, para adelantar los plazos e impedir que Rafael Correa -que estaba viviendo en Bélgica con su familia- pudiera regresar para organizar a una izquierda que no sabía qué hacer.

Chevron

Rafael Correa muestra “la mano negra” de Chevron.

Sin embargo al progresismo ecuatoriano le quedaba mucho más por ver. Una de las principales luchas del Gobierno de Rafael Correa fue contra “la mano negra de Chevron“. La petrolera estadounidense había contaminado la provincia amazónica de Sucumbíos. Las comunidades indígenas que allí vivían sufrieron severos daños que incluyen la muerte de varias personas, la biodiversidad del entorno también padeció las nefastas de décadas de vertidos contaminantes.

Pese a que estos vertidos comenzaron a verse en 1.964 ningún gobierno se había interpuesto entre la contaminación y la empresa que estaba matando a la población de la zona. Los indígenas denunciaron ante la justicia ecuatoriana la situación, pero no fue hasta la llegada de la Revolución Ciudadana, que el Estado tomó parte sumándose a los demandantes.

Tras la llegada de Lenín Moreno a la presidencia todo se ha resuelto a favor de la empresa contaminante. Al igual que con los anteriores gobiernos excepto el de Rafael Correa, Chevron ha logrado influir en el poder ejecutivo. El fallo de La Haya establece que no hubo presiones del ejecutivo de la Revolución Ciudadana durante el juicio contra la empresa, por lo que la condena que obliga a Chevron a pagar como indemnización a Ecuador es válida. Sin embargo el gobierno de Moreno ha acusado a Rafael Correa y varios funcionarios de su gobierno por haber actuado en contra de los ecuatorianos al enfrentarse a los vertidos contaminantes de la petrolera.

Silencio mediático

Una de las movilizaciones de la izquierda ecuatoriana silenciadas por los medios de comunicación.

El gobierno de Lenín Moreno ha regresado a la larga noche neoliberal que oscureció Ecuador antes de la Revolución Ciudadana. Rafael Correa llevó a cabo una serie de medidas para impedir que los banqueros tuvieran el control sobre los medios de comunicación, para garantizar la democratización de los medios de comunicación.

Sin embargo tras los diálogos de Moreno con la oligarquía ecuatoriana, los banqueros y empresarios han vuelto a dominar el espacio mediático ecuatoriano, lo que ha provocado un silencio contra la izquierda que lidera Rafael Correa que solo se rompe cuando se trata de anunciar un nuevo escándalo del expresidente, como el Caso Chevron.

Sin embargo cuando la realidad acaba con las acusaciones del ejecutivo, como cuando ayer la INTERPOL desestimó perseguir al expresidente a causa de Caso Balda, porque el cuerpo policial encontró irregularidades en el proceso, –Moreno fulminó a la judicatura ecuatoriana nombrando a dedo a los nuevos magistrados, algo inconstitucional-, los medios no se retractan, intentando crear una opinión mayoritaria que vea a Correa como un personaje a rechazar por su mala gestión presidencial.

La izquierda ecuatoriana ha resuelto que la movilización en las calles es la única manera de hacer frente al gobierno neoliberal de Lenín Moreno. En las últimas semanas han protagonizado tres masivas movilizaciones que no han tenido eco en ningún medio de comunicación del país. Tampoco ha recibido cobertura mediática la imposibilidad de registrarse como partido político, una negativa por parte de Lenín Moreno que lo asemeja a dictadores como Michel Temer, que impide presentarse a Lula Da Silva, el candidato presidencial de la izquierda, y líder en todas las encuestas.

Lenín Moreno y sus aliados de la derecha pensaron que impidiendo presentarse a Rafael Correa a las próximas elecciones, se asegurarían de que la vuelta al neoliberalismo durase varias décadas. Sin embargo Correa tiene un tirón impresionante y la izquierda ecuatoriana está construyendo liderazgos presidenciables en las figuras de Gabriela Rivadeneira y Ricardo Patiño. Sumado a que según los últimos resultados electorales, en solo 3 semanas el nuevo partido de Correa se estableció como la primera fuerza del país, es probable que la Revolución Ciudadana pueda volver al poder antes de lo planeado.

Relaciones con EEUU

El vicepresidente de EEUU Mike Pence (izquierda) estrecha la mano de Lenín Moreno.

Tras la llegada de Rafael Correa a la presidencia en 2.007, las relaciones con Estados Unidos (EEUU) empeoraron a causa de que el presidente decidió empezar a priorizar los intereses de Ecuador frente a los de la nación del Norte. Se cerró la base militar de Manta controlada por el ejército estadounidense, se adoptó una postura contraria a los golpes de estado e invasiones militares, se dejó de permitir a la DEA operar en el país, se expulsaron a varios diplomáticos que desarrollaban actividades golpistas, se echaron del país a varias ONGs dependientes del gobierno de EEUU por apoyar golpes de estado, se creó la moneda virtual S.U.C.R.E. para hacer intercambios comerciales sin el dólar y se nacionalizaron los sectores estratégicos, lo que afectó a los beneficios de varias empresas de aquél país.

El Sistema Único de Compensación Regional (S.U.C.R.E.) favoreció que los países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA, creada por Hugo Chávez y Fidel Castro), entre los que se encontraba Ecuador, pudieran hacer intercambios comerciales sin crear deuda externa, favoreciendo además la producción de los países participantes con la creación de empresas públicas. Una herramienta socialista a la que EEUU respondió creando la Alianza del Pacífico.

Rafael Correa también participó activamente en la conformación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), planteadas por Hugo Chávez con el fin de eliminar la influencia y el tutelaje de los EEUU hacia América Latina ejercidos mediante la Organización de Estados Americanos (OEA).

Bajo la dirección de Lenín Moreno se ha ido desarticulando la política exterior aplicada por Rafael Correa. Ecuador ya no es miembro del ALBA, ha decidido expulsar a la UNASUR de su territorio, está en conversaciones para unirse al proyecto neoliberal Alianza del Pacífico, ha desmantelado la inteligencia creada por Correa para ceder competencias al gobierno de Estados Unidos, cuyo ejército y cuerpos policiales han vuelto al país para desarrollar funciones de seguridad, inteligencia y capacitación. Moreno ha comenzado a poner en duda la permanencia de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, asilado por el gobierno de Correa al entender que la vida del fundador de Wikileaks peligraría en caso de pisar suelo estadounidense.