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Diálogo Nacional avanza en Nicaragua pese a violencia fascista

El gobierno de Nicaragua ha tenido que tragarse un sapo para iniciar las conversaciones con la oposición. El sapo era la condena de la violencia “venga de donde venga“, una manera con la que la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y los partidos de la derecha intentan igualar a Daniel Ortega con los fascistas que pintan de rojo las calles del país.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha tenido que asumir esa reclamación pese a que son los únicos que ponen los muertos, ya que es el fascismo quién está ejerciendo la violencia, por lo que los militantes de la izquierda son quienes la sufren junto a las fuerzas policiales. Mientras tanto la CEN y la derecha apoyan a los violentos a la vez que dan titulares a la prensa internacional identificando a Daniel Ortega como el que aplica la violencia.

El sandinismo, con experiencia en estas lides desde los años 90, ha decidido aceptar esa reclamación, y por tanto, perder la primera batalla en el campo de las ideas, asumiendo que ellos también ejercen la violencia, para dar un paso hacia la victoria en la guerra: si con ello se consigue que la CEN y la oposición de la derecha se posicionen contra la violencia fascista, y se terminen los tranques y los asesinatos, habrá merecido la pena.

Daniel Ortega podría haber sacado al ejército, lo que habría solucionado el problema en días, sin embargo, y al igual que Nicolás Maduro, quién sufrió el mismo esquema durante 2014 y 2017, no lo hace puesto que sabe que es la justificación que Estados Unidos (EEUU) y sus aliados (Grupo de Lima) necesitan para aplicar la Carta Democrática de la OEA, lo que validaría una intervención militar extranjera con el objetivo de eliminarlo del poder.

Tras la aceptación del ejecutivo nicaragüense de los puntos propuestos por la oposición, el Diálogo Nacional ha comenzado oficialmente, con un punto principal encima de la mesa: el fin de los tranques y de la violencia venga de donde venga. Una vez ese punto haya sido cumplido vendrá una de las principales exigencias de la oposición, el adelanto de las elecciones, ganadas en 2016 por Daniel Ortega con el 72,44% de los votos y una participación que rozó el 70%. Jornada electoral avalada por la Comunidad Internacional.

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