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Editorial: los medios alternativos y su participación en la batalla por la hegemonía cultural

Sé que no es del todo correcto aseverar que existe una batalla, porque para que suceda en los términos correctos deben concurrir al menos dos contendientes de fuerzas más o menos igualadas, y en cuanto a la hegemonía cultural, el capitalismo venció el 8 de diciembre del año 1991 a las fuerzas de izquierda.

Sería más correcto expresar que el capitalismo domina el escenario sin dificultades ante una izquierda que cumple un papel de resistencia, incapaz de pasar a la ofensiva a causa de la falta de organización y de objetivos concretos. Es el sistema dominante el que varía el lenguaje en función de lo que quiera conseguir, el que es capaz de imponer una matriz de opinión que no obtiene respuesta por parte de las fuerzas que lo enfrentan.

Los medios de comunicación juegan un papel fundamental a la hora de establecer los parámetros de esta lucha desigual. Los que están dirigidos por las grandes empresas y bancos que sustentan el sistema capitalista, tienen un alcance mucho mayor que los que se pueden encuadrar en el campo progresista que les hace frente, a causa de que las instituciones que regulan el espacio mediático están dirigidas por políticos que responden a sus intereses, ya sea por pertenecer a la misma clase social o por tener contraídas enormes deudas económicas.

Partiendo de esa base, resulta complicado, por no decir imposible, hacer frente a los argumentos con los que configuran su matriz de opinión, que finalmente es la base que los sostiene en el poder, ya que les permite conseguirlo evitando -normalmente- tener que recurrir a medios cuestionables, por violentos y antidemocráticos.

Si ya resulta casi imposible hacer frente a sus ideas-fuerza en el mejor escenario posible para la izquierda -unidad mediática y establecimiento de una línea editorial, en parte inamovible para consolidar nuevas corrientes de opinión sobre temas fundamentales-, que a día de hoy no es hipotético, sino sencillamente inalcanzable, conseguirlo en las condiciones actuales no es más que un sueño de ingenuos.

Los medios de comunicación del campo progresista, en su mayor parte, se dedican a sostener una posición defensiva que les impide forjar una personalidad como medio, y sin ella es irrealizable generar argumentos contrarios a los del capitalismo. ¿Por qué? Por que no hay posibilidad de insistir en ningún tema, y sin repetición no hay forja de matriz de opinión posible.

Se habla de Venezuela cuando el capitalismo usa el tema para impedir el ascenso de la izquierda al poder, normalmente en elecciones. En ese momento, los medios de comunicación alternativos responden con informaciones, de calidad sí, pero que no son efectivas porque no logran visibilizarse en un momento en el que la maquinaria del capitalismo funciona a toda potencia, ocultando con su poder todo lo demás.

Una vez que el sistema logra su objetivo y se olvida de Venezuela, los medios de comunicación progresistas también lo hacen para pasar a responder la siguiente arremetida capitalista, perdiendo la oportunidad de mantener ese tema en la agenda mediática, pero con su enfoque. No se pasa de la posición defensiva a la ofensiva, y en la defensa se es incapaz de no dar pasos atrás, porque la correlación de fuerzas existentes no lo permite.

La siguiente vez que el sistema, con todo su poder mediático, cargue contra Venezuela, nadie recordará los argumentos de los medios que se le oponen, que volverán a gastar tiempo y recursos en una batalla perdida, en el sentido de que no aprovecharán lo realizado para continuar conformando una matriz de opinión cuando el capitalismo decida cambiar el tema de moda.

La solución pasa por tener una línea editorial de doble sentido. Por un lado, los medios de comunicación alternativa deben seleccionar unos temas que consideren que son fundamentales para atacar al actual sistema capitalista (sentido fijo), y por el otro mantener la actual defensa que supone de facto un seguidismo a los medios de comunicación de masas (sentido fluido).

El sentido fijo debe ser la prioridad, porque es la parte de la linea editorial que va a permitir forjar la personalidad del medio de comunicación, condición sine qua non será imposible comenzar a construir una matriz de opinión opuesta a la del capitalismo, que sea capaz de generar un debate que, como mínimo, provoque una necesaria disputa entre dos modelos enfrentados.

El funcionamiento de esta variable debe basarse en la respuesta a la pregunta ¿sobre qué urge informar? Una vez elegidos los temas prioritarios, se debe configurar una agenda mediática que garantice que se publiquen regularmente contenidos sobre esos temas, estén o no en el candelero mediático creado por el capitalismo, ya que pretendemos generar uno propio.

En ElEstado.Net hemos considerado que, en la sección España, nuestras prioridades pasan por llevar a cabo un ataque constante a las fuerzas del Régimen del 78 y a las instituciones que lo sostienen, la recuperación de la memoria histórica, y el apoyo al movimiento feminista, antifascista y antiracista. En el plano internacional Venezuela, México, Estados Unidos, Ecuador, Honduras y Argentina. Quisiéramos abarcar más temas, pero nuestros recursos son reducidos por ahora.

¿Hemos logrado algo? No solo ser capaces de no depender de la línea editorial del capitalismo, sino comenzar a recibir decenas de miles de visitas con nuestros contenidos del sentido fijo, pese a que no están de moda. Comenzamos a generar argumentos para la creación de una matriz de opinión alternativa.

Uno de ellos, ha logrado impactar en la hegemonía cultural de Ecuador. Antes de que comenzáramos a informar sobre la situación de Jorge Glas, la izquierda ecuatoriana había sido víctima, quizá sin ser consciente, de la hegemonía cultural del capitalismo, y llamaban a Jorge Glas exvicepresidente, dando a entender que reconocían como legal el golpe de estado en su contra.

Después de que estuviéramos meses insistiendo en la idea-fuerza de que Glas seguía siendo el vicepresidente constitucional, a causa de que se le despojó del poder mediante mecanismos antidemocráticos, la izquierda del país suramericano comenzó a referirse de esa manera al político revolucionario, ganando posiciones en la disputa política del país.

En cuanto al sentido fluido, por desgracia sigue siendo necesario dedicar parte de los esfuerzos en responder a los ataques mediáticos del capitalismo, porque abandonarlo supondría dar más pasos atrás de una manera acelerada. Sin embargo, hacerlo con varios meses -incluso años- de argumentos sobre el tema en cuestión, dará con toda seguridad, más fuerza a las ideas-fuerza de la izquierda, que tendría por primera vez argumentos consolidados de manera previa.