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Ecuador: el año viejo

La quema del año viejo

La quema del año viejo es una antigua tradición en el Ecuador, consistente en armar un “monigote” que antiguamente se hacía con ropa vieja de los parientes o amigos y se rellenaba con virutas de madera y/o aserrín. Se dibujaban unas manos en cartulina, se calzaba con unos zapatos viejos y, finalmente, se ponía una careta hecha de cartón y engrudo que se pintaba según el aspecto que le querías dar a tu “viejo”.

Este monigote que se lo hacía en familia, -todos participaban- ya cosiendo, ya rellenando, ya dibujando, era la encarnación de despojarse de todo lo malo que había ocurrido en el año que terminaba y, obviamente, también la esperanza de que el nuevo año venga lleno de cosas buenas únicamente.

Alrededor de esta tradición, aparecían también las “viudas”, alguien del grupo de amigos, que se vestía como viuda, con traje negro y llorando a moco tendido. Pidiendo “una caridad para el año viejo”, para poder enterrar los despojos del año que se quemaría a la media noche, así los muchachos conseguían unas monedas para golosinas y refrescos.

A la media noche, y antes de la cena de año nuevo, el monigote era tirado en la mitad de la calle para cumplir su sentencia, luego de ser rociado con gasolina y aderezado con cuanto petardo podía imaginarse, ardía en una pira tan ruidosa como interminable. Y esto multiplicado por los miles o cientos de miles de monigotes que se quemaban en toda la ciudad y los millones que se quemaban en todo el país.

El origen y la actualidad

Gente más vieja que yo dice que el origen se dio como resultado de ahuyentar la fiebre amarilla, pues la ropa de los que morían con dicha enfermedad se rellenaba con paja para quemarla y así ahuyentar nuevos brotes de la peste.

Hoy en día, los monigotes son verdaderas obras de arte, y hasta existen lugares donde se exhiben y se venden. Los mejores y más grandes suelen pasar el precio de los 500 dólares. Los artistas dan rienda suelta al humor y a la sátira política; antes de quemar el monigote, se lee también el testamento, con el que se pretende que las cosas sean mejores en el año nuevo.

Es solo en esta fiesta cuando se da rienda suelta al humor y la sátira, elementos que resultan difíciles aplicarlos en otros momentos. Por ejemplo, criticar a políticos cuyo comportamiento no fue tan bueno durante todo el año.

2019 en Ecuador

Este año, seguramente que el Ecuador entero condenará a la hoguera a Bolataire Moreno, por su ineficiencia, ineptitud, pero sobre todo por su traición a los intereses populares y a la continuidad del proyecto político por el que fue elegido: La Revolución Ciudadana. Con menos del 15% de aceptación, se avisora que tendrá al menos un 80% de “popularidad” para ser quemado el 31 de diciembre de 2019; no faltarán sus viudas, La Romo, El Jarrín, El Roldán, y sobre todo las viudas del sector empresaurial, la banca chulquera y la prensa corrupta.

>Lenín Moreno, presidente de Ecuador, está políticamente muerto<<

Ni qué decir de las otras viudas, las políticas de los partidos que ya empiezan a abandonar el barco del apoyo interesado, porque se avecina un año electoral, y ahí si quieren mantener distancias saltan por la popa todas las ratas, sicarios de tinta, denunciólogos, políticos y traidores.

Quemaremos la figura de Boltaire, para que el 2019 se lleve todo lo malo que trajo con la esperanza de que el 2020 nos traiga la renovación de la Revolución Ciudadana y el retorno de Rafael.