The news is by your side.

Las encuestas condicionan el retraso político de las elecciones en Bolivia

El gobierno de facto de Bolivia continúa planteando la postergación de las elecciones generales previstas para el 6 de setiembre del presente año 2020. El proceso electoral se presenta en medio del avance de la pandemia en el país, la cual que obstaculiza la salida a la crisis política que está enfrentando.

Las posiciones entre la presidenta de facto y la oposición entran en conflicto constante, el cual va escalando a medida que pasa el tiempo, acercándose la fecha de los comicios electorales en el país del Altiplano.

La posición del Movimiento Al Socialismo, organización política que estuvo en el gobierno hasta la irregular asunción de Jeanine Áñez en 2019 y hoy es la principal fuerza oposición, sobre el proceso electoral es realizar las elecciones generales respetando la fecha en que deben llevarse a cabo: 6 de setiembre de 2020.

Luis Arce, candidato del Movimiento Al Socialismo, ha denunciado las violaciones a la Constitución Boliviana desde que Jeanine Áñez se autoproclamó como presidenta, la cual ahora pretende postergar las elecciones generales nuevamente, lo que significa una nueva violación a la carta magna.

El ejecutivo de Áñez ha mantenido el argumento de postergar las elecciones hasta que se haya controlado la pandemia en el país. Sin embargo, existen otros indicios según la oposición para considerar el verdadero motivo del postergamiento, como la impopularidad por la que atraviesa el golpismo en este contexto de crisis sanitaria.

Dentro del grupo de organizaciones y líderes opositores al gobierno constitucional de Evo Morales existen tres candidaturas: Jeanine Áñez, Jorge Quiroga y Luis Fernando Camacho, pero ninguno posee el respaldo social suficiente para ganar las elecciones.

Según la intención de voto de las encuestas, la suma de las tres candidaturas no supera el 20%. Es una situación que impide la consecución de los objetivos que Áñez y los conservadores se marcaron al interrumpir la democracia en Bolivia.

Tras obtener el cargo de presidenta de manera irregular, la aprobación de su gestión ha caído estrepitosamente en las encuestas. Su impopularidad se ha profundizado en el transcurrir del 2020 debido a las limitaciones de su liderazgo para combatir la crisis sanitaria.  A ello se le suman casos de corrupción en la compra de respiradores artificiales y por sobreprecio en equipos que no eran los adecuados para terapias intensivas.

Caben sospechas suficientes para pensar que el referido bloque político intenta ganar tiempo para posicionarse mejor electoralmente, buscando alianzas con el sector de Carlos Mesa, opositor también al MAS.

Las declaraciones del actual Ministro de Gobierno, Arturo Murillos, en las que indicaba que Jeanine Añez buscará un acuerdo electoral con Carlos Mesa para que la oposición se unifique en una sola fórmula electoral, hacen pensar que las causas del postergamiento son meramente políticas y no tienen el carácter humanitario.

La crisis social y política va tomando, cada vez más fuerza. La semana pasada, decenas de miles de bolivianos han salido a las calles a exigir la recuperación de los derechos sociales perdidos recientemente -manifestación, expresión, respeto del voto-, así como la confirmación de la fecha de las elecciones generales.

Las movilizaciones sociales reflejan el descontento que existe por gran parte de la población. La crisis puede seguir escalando si no se dan las soluciones a nivel sanitario y a nivel político.

Ante ello, el ultra conservador Luis Fernando Camacho insiste en que “no se puede permitir que las elecciones se conviertan en un mecanismo de resurrección y retorno de la dictadura”, como se logró ver en una de sus publicaciones en su cuenta oficial de Twitter.