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España suspende en memoria histórica

La Ley de Memoria Histórica es la ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, que no tienen aplicación real porque no solo se iguala en bandos similares a quienes defendían los resultados de las urnas con los que se alzaron violentamente contra la democracia, sino porque se reconoce como legal la justicia franquista, por lo que los fusilamientos y la represión siguen siendo legales. Se aprobó en el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007 durante el mandato de José Luís Rodríguez Zapatero (PSOE).

Con esta ley se reconocen a todas las víctimas de la guerra y la dictadura pero no se incluye la apertura de las fosas comunes que todavía están repartidas por toda la geografía española. Con la llegada de Mariano Rajoy (PP) como Presidente, la Ley de Memoria Histórica se quedó sin partida presupuestaria.

Se cree que en España hay todavía 2.500 fosas comunes y, según cálculos del Ministerio de Justicia, unos 114.000 desaparecidos. Sin embargo son datos que no se actualizan desde hace años y la cifra podría ser muy superior.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y el Foro por la Memoria además de muchas comunidades autónomas son las que están haciendo el trabajo que un gobierno detrás de otro no han hecho en décadas. Se han llevado a cabo exhumaciones y entierros dignos por parte de gente anónima, voluntarios que han puesto su tiempo y dinero al servicio de las familias que todavía hoy no saben donde están sus seres queridos.

Es curioso ver qué pasa si entramos a la página web oficial de la memoria histórica del Gobierno de España. Nos aparece la siguiente imagen:

Es evidente que España ha suspendido con creces una asignatura que tiene pendiente desde hace mucho tiempo.

Si hacemos la comparativa con otros países nos encontramos con que aún es peor de lo que parece. Franco es el único dictador europeo que mantiene un mausoleo a día de hoy. Justo al terminar la Segunda Guerra Mundial, en Italia se hicieron exhumaciones de fosas comunes y en Alemania se prohibió cualquier vestigio del nazismo. Está castigado por ley la apología del genocidio e incluso su negación.

En España es muy difícil imaginar a la mayoría de los políticos, a los medios de comunicación y a personalidades siendo leales a la verdad y no difundiendo a diario mentiras y bulos (ahora conocidos como “fake news”). Lo cierto es que no solo faltan a la verdad, sino que manipulan a la ciudadanía para que crean que lo que aquí paso fue una disputa entre dos bandos y que ambos tenían parte de culpa. ¿Quién no ha escuchado alguna vez aquello de “los republicanos mataron a mucha gente también”? A base de repetir el mismo discurso han conseguido que calara en mucha gente.

La última noticia acerca de la memoria histórica en este país ha sido que el Tribunal Supremo ha suspendido cautelarmente la exhumación de Franco después de que esta fuera aprobada dos veces por el Parlamento. Si finalmente se consigue sacar al dictador del Valle de los Caídos será para ser enterrado donde la familia convenga que es mejor, mientras miles y miles de familias españolas siguen teniendo sus allegados en cunetas.

En Andalucía PP, C’s y VOX han acabado con la Ley de Memoria Histórica que aprobó el parlamento andaluz en marzo de 2017. La comunidad autónoma más castigada por el franquismo con 50.000 víctimas enterradas en 700 fosas comunes verá cómo estos tres partidos convierten esa ley en una “ley de concordia”. Según el líder de los populares, Pablo Casado, la ley de memoria histórica, “arroja paladas de rencor sobre la sociedad española”.

Mientras que en Alemania se celebraron los Juicios de Nuremberg entre el año 1945 y el 1946 dejando sentencias de muerte y prisión para los genocidas nazis, en España se hizo una transición “modélica” en la que los culpables, asesinos y torturadores como “Billy el niño” (Juan Antonio González Pacheco, miembro de la policía franquista) siguen libres sin ningún cargo, y las víctimas tienen que autofinanciarse si quieren cerrar las heridas que les produjeron todos esos verdugos.