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Falcón demuestra que justicia ecuatoriana persigue por motivos políticos a Rafael Correa

El Caso Balda es un proceso judicial contra el expresidente Rafael Correa. Fue puesto en marcha cuando la oligarquía ecuatoriana comprobó que imposibilitar la vía electoral al líder de la Revolución Ciudadana no era suficiente para conservar el nuevo régimen neoliberal impuesto a traición por Lenín Moreno, quién gano las elecciones ofertando un programa político socialista.

Al no poder encontrar rastro de corrupción que poder endosar a Rafael Correa, el régimen de Moreno tuvo que fabricar a marchas forzadas un guión sobre una nimiedad muy débil: acusaron al expresidente de secuestrar al delincuente Fernando Balda.

Balda fue sentenciado por la justicia ecuatoriana en agosto de 2010, al ser encontrado culpable de injuriar al político y diplomático Óscar Herrera. La condena fue de dos años de cárcel. Sin embargo Balda había huido a Colombia, donde fue capturado por la policía de Ecuador. Estuvo dos horas en una comisaria colombiana antes de regresar a su país.

Ese hecho se ha convertido en la causa contra Correa. Sin embargo cada semana que pasa hay una nueva contradicción que desmonta el Caso Balda, y que evidencia que el ejecutivo de Lenín Moreno ha cooptado a la justicia solo para terminar políticamente con Rafael Correa, lo que está sirviendo para desgastar al actual gobierno. Porque no solo es incapaz de elaborar un guión que no se rompa a cada paso, sino que tampoco logra convencer a los ciudadanos de que su posición es la correcta teniendo a su disposición a todos los medios de comunicación de Ecuador.

La última contradicción, imposible de superar, ha sido Diana Falcón. La exagente de inteligencia de la policía ha tirado abajo el Caso Balda. Ella era una de las testigos contra Rafael Correa, que asumió su culpabilidad en los hechos solo para mantener vivo el proceso judicial contra el expresidente.

Su declaración era uno de los pilares en los que se sostenía el caso. Ayer Diana Falcón lo dinamitó con sus declaraciones a la Asamblea Nacional de Ecuador, donde se derrumbó y confesó que lleva siete meses presa “siendo inocente“. Sin haber cometido ningún delito.

Sin embargo no es la primera vez. Hace una semana Diana Falcón verbalizó su cansancio de la farsa en la que se encuentra inmersa, y su propio abogado defensor la acusó de ser culpable, negando el derecho de todo ciudadano ecuatoriano a tener una defensa legal en los procesos judiciales. Este hecho fue silenciado por la prensa ecuatoriana, hoy en manos de la derecha gracias a un acuerdo entre Lenín Moreno con la banca y los grandes empresarios.

Diana Falcón se acogió a la Cooperación Eficiente, una figura legal por la que un acusado puede declararse culpable y recibir beneficios como una reducción de la pena. Para otorgarla, la fiscalía debe comenzar una investigación con el fin de comprobar la veracidad de las declaraciones. Sin embargo, como no hay hechos que prueben las acusaciones del Caso Balda, a la fiscalía le bastó con las declaraciones de Falcón, nunca investigó los hechos ni encontró pruebas, por lo que ha cometido fraude procesal.

La persecución al expresidente Rafael Correa se ha demostrado como política, ya que no hay pruebas en el Caso Balda que demuestren ni siquiera una relación de ningún tipo entre Correa y Balda. Las pruebas como los teléfonos de las llamadas se han perdido o roto, la cadena de mando constata y prueba que las acusaciones no coinciden con los registros de los hechos reales, Moreno ha tenido que purgar a la justicia ecuatoriana y poner a dedo a nuevos funcionarios para llevar a cabo este proceso, y ahora, se descubre que el eje en el que pivotaba el Caso Balda era una farsa.