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Gaia y el “Leviatán Sanitario”

El panorama crítico de recorte de libertades civiles, con tendencia a despertar al Leviatán de Hobbes en forma del “Leviatán Sanitario” al que hace alusión Maristella Svampa, acompañado de una narrativa de salud dicotómica que opone la salud de la enfermedad bajo un paradigma centrado en el hospital, el paciente, el virus, el poder del saber tecnológico-científico y la perspectiva única de la salvación por mediación de la vacuna, se presenta hoy como el centro de la razón científica.

Aunque es valorable la respuesta que están haciendo los servicios muchas veces en condiciones adversas, de falta de materiales y precariedad, el abordaje sociopolítico permite ver que este modelo enfocado en el virus puede excluir una perspectiva holística de las interconexiones con la salud de Gaia y las respuestas del sistema su sistema inmunológico para combatir al virus que representa para ella el “homo sapiens sapiens”.

Desde esta perspectiva, la COVID-19 bien podría ser una especie de mecanismo de defensa de Gaia ante el abuso a manos de un extractivismo neoliberal violento y no regulado. Los economistas ambientales han intentado que el gran capital asimile el facto que vivimos por encima de nuestras posibilidades ecológicas.

Nuestros sistemas de producción y consumo están agotando recursos naturales vitales para la supervivencia de nuestra especie a ritmo creciente, recursos que son finitos, producto que su ritmo de extracción es más rápido de lo necesario para su regeneración.

El 29 de julio de 2019 Gaia ingresó a la “zona roja”. A ese día se le llamó “Día de la Sobrecarga de la Tierra” por cuanto se habían consumido todos los recursos naturales disponibles y renovables para ese año. El gran capital, en representación del homo sapiens sapiens le pagaba a Gaia con un cheque sin fondos, que cínicamente había emitido desde su posicionamiento neoliberal.

Si el gran capital insiste en mantener los niveles de consumo actual (nos ilustra Leonardo Boff), especialmente el consumo suntuoso, propio de las sociedades que se llaman civilizadas, el gran capital, a nombre de la humanidad, deberá aplicar más violencia contra Gaia, exprimiéndola en el intento de obligarla a entregar lo que ya no tiene o que ya no puede reemplazar.

La respuesta de Gaia al antropoceno neoliberal se expresa en eventos extremos como, entre otros, el cambio climático que genera vendavales-bomba similares al de Santa Catarina a fines de Junio, 2020 que dejó al menos diez personas muertas y otras desaparecidas en el sur de Brasil y por los ataques de varios tipos de virus conocidos: zika, chicungunya, ébola, sars, el coronavirus actual, entre otros.

A lo anterior hay que incluir el crecimiento de la violencia social, por cuanto Gaia y el homo sapiens sapiens constituyen una entidad relacional. De esta manera, o cambia la relación de explotación del “hombre/mujer por el hombre/mujer” y la explotación de Gaia por el gran capital o nuestra especie tendrá que lidiar con más frecuencia con nuevos virus que podrían aniquilar millones de vidas humanas.

En lo que concierne a la agobiante pandemia de la Covid-19, han sido precisamente las exigencias del capital de seguir produciendo en sectores no prioritarios, las que han provocado la agudización de los contagios y la crisis sanitaria.

Esta pandemia ha detenido algunas cadenas y nichos de acumulación del capital y amenaza tangiblemente a las esferas más altas de la sociedad, pero está despertando al “Leviatán Sanitario”, el cual se erige en todos los países a modo de un sistema de disciplina impuesta desde el Estado para evitar el contagio y que hace alusión a la propuesta de Thomas Hobbes referida a escenarios de control estatal.

Hobbes plantea que el Estado implica un poder organizado de forma común cuya función es regentar las cosas públicas y que se funda a partir de la suma de voluntades individuales libres que deciden actuar para adquirir ventajas comunes.

La libertad del individuo se verá reducida a los espacios donde la ley no se pronuncia. Sin embargo, al existir una cesión voluntaria de poder, la pregunta que emerge es ¿Cuánto poder estamos dispuestos a ceder al Leviatán Sanitario?

Se ha promovido la idea que la consolidación de un Estado de excepción, con la promoción de una suerte de éxito en países asiáticos y, sobre todo, en China en el enfrentamiento de la Covid-19. Todo esto, asociado al avance de del “big data” y un control mucho más cerrado de los individuos.

No obstante, en las naciones explotadas por el imperialismo, o países periféricos, el Estado de excepción aparece a través de la proliferación de fuerzas represivas, sobre todo en los territorios más vulnerables que, en muchos casos, implica la violación flagrante de derechos de la ciudadanía.

Debemos denunciar esta nueva normalidad en forma de Leviatán Sanitario, que hoy se propone una restitución del orden capitalista desde la emergencia sanitaria, bajo formas políticas de “confinamiento/desconfinamiento” que fragmenta el cuerpo social y político, que dispersa la multitud y al mismo tiempo asegura la plena libertad de los lobbies corporativos.

Todo ello para rediseñar las economías del mundo post coronavirus promoviendo nuevas formas de explotación del trabajo y de Gaia por el capital, atentando contra la pervivencia del homo sapiens sapiens.

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