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Jorge Glas, dos años de prisión fecunda

Hoy se cumplen dos años de prisión injusta de Jorge Glas, pero me permito afirmar que ha sido una prisión fecunda. Conozco a Jorge Glas, lo conocí de ministro de estado, de vicepresidente, y ahora de preso político, esa misma persona.

Al comienzo no entendía su desesperación de hacer las cosas rápido, y cosas que parecían imposibles. ¿Por qué 10 hidroeléctricas? ¿Por qué tanta fibra óptica? “Es que sin esto no habrá industrialización, no habrá cambio de matriz productiva” me decía. ¿Y eso con qué se come? Me pregunté.

Primero habló de cambio de matriz energética, cuando yo pensaba que era suficiente que hubiera electricidad, pero para él no, tenía que ser energía renovable, “lo más importante es que en una economía dolarizada las hidroeléctricas son como máquinas de imprimir dólares”. Estaba hablando de la balanza comercial.

Luego habló del cambio de matriz productiva, y desarrolló un plan de industrialización para 30 años, con industria pesada y polos de desarrollo regionales. “Es que sin industrialización no podremos erradicar la pobreza”, me decía.

Ni bien desarrollaba el plan de matriz productiva, cuando empezó a hablar de la matriz del pensamiento. Finalmente, el rompecabezas se armó en mi cabeza, estaba construyendo las bases de la economía del conocimiento.

Vi al ministro de estado alcanzar los imposibles, nunca aceptó un “no puedo” como respuesta. En discurso a jóvenes universitarios les dijo: “nunca permitan que le pongan límites al tamaño de sus sueños”.

Lo vi en reuniones de estado alrededor del mundo, y lo vi comer con las manos sentado en la vereda con su gente. Era uno más, con un trabajo muy difícil.

El problema de Jorge Glas es que era subversivo, estaba pensando 30 años adelante, quería transformar la estructura productiva para generar más riqueza, que sea equitativamente distribuida para todos, y eso no conviene a las élites. Por eso lo tienen en la cárcel.

Finalmente he conocido al Jorge Glas en la cárcel. Hoy son dos años, sigue sin sentencia en firme. Ha perdido muchos seres queridos, está lejos de su familia.

Ha sufrido vejámenes, ha sido testigo de motines y ha sido amenazado de muerte decenas de veces en la cárcel más peligrosa del país. Ha estado enfermo muchas veces, y conmocionó al mundo con una huelga de hambre de 52 días que casi le causa la muerte.

Cuando lo vi me dijo que lo más duro era no poder haber acompañado al entierro a su esposa cuando falleció su suegra, cuando murieron varios tíos y seres queridos. No pudo visitar a su madre cuando estuvo hospitalizada, ni estar presente en la jura de la bandera de su hijo mayor.

A pesar de todo, debo decir que es la misma persona, no lo han roto, todo lo contrario, lo han hecho más fuerte. No deja de hablar del país, le desespera su gente, el aumento de la pobreza. Estudia mucho, sobre todo economía. Está esperando su título de máster, y espera seguir estudiando. Siente paz en la tormenta, y dice que ya perdonó a los que le han hecho esto.

Jorge Glas es un ejemplo de valentía y lucha, no desmaya, tiene la infinita certeza de que pronto la justicia y la razón llegará al Ecuador, y tiene confianza en que el país retomará la senda del desarrollo con justicia muy pronto.

Hago un llamado al mundo, hoy es Jorge Glas, hoy es Lula, mañana pueden ser ustedes, la justicia no puede ser utilizada para destruir al adversario, más allá del político “a la fuerza” ya que siempre se ha calificado como técnico, es un ser humano, es una persona, es un padre, un esposo, un hermano, un hijo, y un compañero que nos ha demostrado que la lealtad es uno de los valores más esenciales.

Su prisión no ha sido en vano, ha sido fecunda.