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Julio Anguita, el maestro de la izquierda

A sus 78 años, nos ha dejado en el día de hoy Julio Anguita; maestro, comunista, y líder indiscutible de la izquierda en España.

Las innumerables muestras de cariño que se están produciendo son un reflejo del apoyo y profundo respeto que el “califa” suscitaba. Las condolencias y mensajes de recuerdo proceden tanto del mundo de la política como de la cultura.

Sin embargo, las más destacables son las que provienen del pueblo llano, de los miles de trabajadores anónimos que siempre han considerado a Julio uno de los suyos, un referente. Este apoyo además no es solo moral, sino que también tuvo su reflejo electoral. Primero como alcalde de Córdoba (1979-1986) y más tarde consiguiendo el mejor resultado electoral que ha tenido Izquierda Unida en su historia (1996).

La trayectoria política de Anguita comienza con su ingreso en el Partido Comunista de España en 1973, en los estertores del franquismo, cuando el PCE era “el Partido”, y sus militantes se encontraban al frente de las luchas en las fábricas, las universidades y las asociaciones vecinales.

Seis años después se convertiría en el primer alcalde comunista de una capital de provincia. En 1986 deja la alcaldía para encabezar la candidatura de Izquierda Unida a la Presidencia de la Junta de Andalucía, donde obtendría un 17,6% de los votos. Dos años más tarde asume la Secretaría General del PCE y en 1989 es elegido Coordinador Federal de Izquierda Unida.

Teniendo que bregar con unas circunstancias adversas (caída del bloque socialista, intentos de disolver el PCE en IU, escisiones hacia el PSOE, burbuja económica en base al ladrillo) destacó por su honestidad y la importancia del “programa, programa, programa” como base para llegar a acuerdos con otras formaciones.

También fueron los años del PSOE de Felipe González, el de las privatizaciones, la “reconversión” industrial, la corrupción y los GAL. Acuñó en esos momentos la teoría de las dos orillas, que llevaría a una campaña de acoso por parte del grupo PRISA, brazo mediático del PSOE, quien le acusaría de estar ejerciendo una pinza con el PP.

>>Diccionario Político: Julio Anguita<<

Destacable es también su premonición por la que sería más tarde la Unión Europea de los mercaderes, al denunciar el Tratado de Maastricht. En aquel momento el PCE se encontró prácticamente en soledad al denunciar lo que sería una evidencia años más tarde. Tanto CCOO y UGT apoyaron el Tratado, así como ICV y Nueva Izquierda, lo que provocó que Izquierda Unida se abstuviera en la votación.

En el año 96 daría el mítico discurso en la Fiesta del PCE en la que daba por roto el Pacto Constitucional. Hace dos años, en el 40 aniversario de la Carta Magna, participó en el acto que organizó el Partido Comunista, en el que se remarcó que, sin renunciar a aplicar los contenidos sociales que tanto costó conseguir en la Constitución, se ratificaban en la ruptura con el pacto del 78, volcando todas sus energías en implantar una República en España que satisfaga las necesidades de la mayoría trabajadora.

Frente al mantra que repite que “todos los políticos son iguales”, Anguita demostró, como Marcelino Camacho y tantos otros, que ni la clase social a la que se pertenece ni el modo de vida, pueden hacer agrupar a todos los representantes institucionales bajo el paraguas de eso que se denomina “clase política”.

Dos infartos provocarían su renuncia a la primera línea de la política en el año 2000. En ese momento retoma su puesto de profesor en un instituto cordobés, tras lo cual cobraría únicamente su pensión de maestro, renunciando a la pensión vitalicia que como exparlamentario le correspondía. Firme defensor de la sencillez y la austeridad bien entendida (a semejanza del dirigente del PCI Enrico Berlinguer), en su trayectoria vital demostró coherencia con lo que defendió en sus discursos políticos.

Varias generaciones de militantes comunistas y de la izquierda en general comenzaron su militancia alentados por la referencia de Anguita. A día de hoy sus discursos y artículos tienen un importante eco en los más jóvenes, a quienes interpelaba diciendo que “no tenéis futuro a menos que luchéis”.

Por eso un aspecto fundamental de su legado son esas generaciones que se organizaron o al menos empezaron a replantearse la realidad que vivían escuchando sus discursos e intervenciones. También sus repetidos llamamientos a pensar, a cuestionarlo todo.

Siendo una persona de vasta cultura se caracterizó siempre por su afán pedagógico, huyendo de cualquier pomposidad o pedantería. Del mismo modo fue un firme defensor de la política con mayúsculas, a través de la honestidad y la verdad, frente a las estrategias dominadas por el marketing.

Los seres humanos mueren, pero sus ideas permanecen. La semilla que cultivó Julio a lo largo de su vida militante continúa germinando para que un día pueda florecer en el país por el que él tanto luchó.