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La izquierda boliviana logra romper el escenario electoral del golpismo

Hasta hace pocos días la izquierda boliviana, dirigida por el presidente constitucional Evo Morales, no contaba con muchas salidas a la hora de romper el poder que el fascismo había conseguido mediante un golpe de estado, y la posterior e inmediata represión desatada contra los manifestantes que exigían el regreso de la democracia.

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En esos momentos el golpismo quería celebrar cuanto antes unas elecciones con un poder electoral purgado y elegido a dedo por la dictadora Jeanine Áñez, lo que supondría una alta probabilidad de fraude. La única manera de parar esa iniciativa, cuyo resultado legitimaría el golpe a nivel internacional ya que tanto Estados Unidos como Rusia lo reconocerían al momento, era que Evo Morales regresara a Bolivia, una opción descartada por el peligro que correría la vida del expresidente.

La izquierda de Bolivia, organizada políticamente en el Movimiento Al Socialismo (MAS), ha logrado interpelar a los principales organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE), logrando apartar del proceso a Estados Unidos y a la OEA, principales aliados de los golpistas, para que lideren el proceso electoral, garantizando la igualdad de oportunidades y reduciendo enormemente el alcance de un posible fraude.

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Sin embargo no todos los aspectos de la nueva situación son favorables para la izquierda boliviana, ya que parece imposible que Evo Morales pueda participar, una variable que afecta directamente a las posibilidades de victoria del MAS, que sin el presidente constitucional no cuenta con cuadros conocidos popularmente, mientras que el golpismo cuenta con Carlos Mesa y Camacho.

Al estar Evo Morales fuera del país, sin su regreso y su participación en la campaña avalando a los candidatos elegidos por el MAS, posicionarlos en apenas dos meses como personajes públicos y herederos del legado del dirigente indígena, será una tarea muy difícil, que podría llegar a impedir la victoria de la izquierda, que tras haber participado en el proceso electoral no podrá cargar contra él si los resultados no le favorecen.