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El miedo al coronavirus como venda frente a la profundización neoliberal

En tiempos de incertidumbre y amenazas, los seres humanos buscamos darle sentido a un mundo caótico. Hoy, el coronavirus se ha envuelto en decenas de teorías conspirativas que de algún modo u otro la población mundial atiende con suspicacia, miedo, histeria e indiferencia.

Todo ello ha calado gracias a la falta de explicaciones coherentes que hagan entender cómo se desarrolló este pandémico virus.

Desde que el origen tuvo lugar en un supuesto laboratorio en los mercados próximos a Wuhan, -debido a experimentos de científicos chinos para reducir la población mundial-; hasta la creación de una nueva arma biológica diseñada y propagada a través de la tecnología 5G; pasando por una teoría aún más paranoica donde los excéntricos suponen que habría iniciado en Yahoo! y se habría extendido por correos electrónicos.

>>Coronavirus: Teorías conspirativas sobre el origen de la pandemia<<

Lo que es indiscutiblemente acertado, es que el coronavirus gira en torno a la ruptura financiera del capitalismo, la nueva jugada de la geopolítica mundial y las telecomunicaciones como epicentro del control del sistema mundo.

Más allá de estas hipótesis, es importante saber que el COVID-19 es parte de una familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como neumonía, síndrome respiratorio agudo o severo, influencia renal e incluso la muerte según la OMS.

Si bien este nuevo coronavirus puede ser transmitido de persona a persona a través de contacto físico, se recomienda tomar las precauciones necesarias para detener la propagación de éste, manteniendo una buena higiene de manos y llevando unas determinadas rutinas respiratorias (cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar), además de permanecer en aislamiento preventivo.

¿Qué se esconde detrás del nuevo COVID-19?

Mientras que en el mundo de las redes sociales, las noticias televisadas y los periódicos lo que más han resaltado es la nueva pandemia mundial, en estos primeros tres meses Wall Street detuvo sus cotizaciones por 15 minutos, considerándose la peor caída de las bolsas de valores desde el lunes negro de 2008.

El dólar vuelve a estar arriba en diferentes países (Colombia, Brasil, México) tras el desplome del precio del petróleo, cayendo a 28 dólares el barril después de haber estado en 63 dólares, 20.000 soldados estadounidenses arribaron a siete aeropuertos europeos sumándose a otros 10.000 militares que ya se encontraban en Europa, más otros 7.000 procedentes del mismo continente, arrojando un total de 37 mil soldados armados, en un territorio que ha sido más afectado que cualquier otro en esta coyuntura pandémica.

>>La nueva pandemia mundial: el alarmismo del coronavirus<<

A pesar de esto, los medios de comunicación masivos, así como los gobiernos predominantes como EEUU, han tomado la tarea de aprovechar esta coyuntura para mantener a la población mundial en una especie de trance colectivo, que solo responde a un momento de paranoia, pues mediante el miedo ante un virus que presenta una tasa de mortalidad bastante baja, han sido capaces de retener todo el mercado mundial, y hacer peligrar la “sana” geopolítica en la que se ha mantenido el sistema-mundo, iniciando una campaña de terror con métodos habituales para desviar la atención.

¿Por qué ahora?

La realidad del coronavirus es que siempre ha existido, como se dijo anteriormente, es una familia de amplia variedad de virus. Como el SARS-CoV, (síndrome respiratorio agudo severo) una de las siete especies que es patógena en seres humanos y cual tuvo un brote inicial en el sureste de China en noviembre de 2002 hasta el 2004, dejando un saldo de 8098 casos y una letalidad del 9,5%.

Otro de ellos es el MERS-CoV (síndrome respiratorio de Oriente Medio), que inició en 2012 y se encuentra activo el día de hoy, dejando un saldo de 2506 casos y una letalidad del 34,4% (hasta enero de 2020) según datos del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

A pesar de ser virus letales, el impacto y expansión de estos no fue tan significativo como el actual COVID-19, pese a ser considerados patógenos epidemiológicos controlados, de los cuales la mayoría de la población no tiene conocimiento alguno.

Pero, ¿a qué se debe esto?

La relevancia de la falta de información acerca de estos virus y sus razones de expansión, son indicadores de que los medios de comunicación se han prestado a la rentabilidad del caos poblacional, un término bastante lacónico para el semejante impacto que puede generar.

Es evidente que desde la llegada del COVID-19 a Europa, -que es uno de los continentes pilares del llamado sistema mundo-, ha afectado a tan grandes escalas que la histeria colectiva y el pánico ante las pérdidas financieras en las pequeñas y medianas empresas son el verdadero saldo que se ha cobrado este virus.

Para comprender un poco más, llevemos el coronavirus al pasado 2002 y analicemos su posible impacto global si el avance de la tecnología y el dominio de los medios de comunicación masivos tuviesen el alcance que hoy en día mantienen, Pero antes expliquemos un poco la coyuntura mundial de principios del siglo XXI.

Según el informe sobre la economía mundial, escrito por Ricardo Ffrench, asesor principal de la CEPAL, en el 2002 la economía mundial se mantuvo en altas inestabilidades, destacando la aparición de problemas micro y macro económicos en países desarrollados como Estados Unidos de América y Alemania.

Se alcanzó un leve alce de 1,7% debido a los desequilibrios financieros y al exceso de inversión que tuvieron algunos sectores capitalistas como las telecomunicaciones, respecto a las altas expectativas de la llamada “nueva economía”.

Pese a ser contradictorios, los efectos notorios apuntaban a un cambio de criterio que llevaba a un ordenamiento del comercio mundial, y su implicación con las grandes trasnacionales ante la sensación de seguridad, en una construcción de estabilidad política y económica para el desarrollo de las grandes empresas en territorios menos desarrollados pero abastecidos mineralmente, como sucedió en Afganistán con la invasión de EEUU.

Si el SARS-CoV hubiese tenido el mismo impacto global en el 2002 que hoy en día mantiene el COVID-19, el desplazamiento de EEUU en medio Oriente y Asia hubiese sido menos notorio pero más asentado.

  • La economía capitalista no hubiese atravesado el colapso financiero de 2008, pues los intereses del mercado se estarían enfocando en la liberación de capital de una economía decadente de principios de era tecnológica.
  • La evolución económica del mercado chino no se hubiese magnificado a la gran proyección y competencia que hoy mantiene este país, cual ha dejado en evidencia el riesgo del monopolio del dólar en el mercado mundial. Porque después de todo, el mercado actual gira entorno a la confianza y no a su estabilidad.
¿Es el coronavirus una amenaza o una cortina de humo?

El sistema vigente y sus gobiernos no han asegurado una respuesta adecuada a esta crisis pandémica.

El crecimiento de la pobreza mundial, el bloqueo financiero a países soberanos, y el colapso de los sistemas de salud pública son el terreno favorable para el surtimiento y avance de viejas y nuevas enfermedades, además de lanzar nuevos intentos de mayor explotación sobre pueblos, mencionando los centenares de despidos y suspensiones salariales, mayores devaluaciones de la moneda y un mayor saqueo con el mecanismo de deuda externa.

Los ciudadanos del mundo se enfocan en el miedo creado sobre este pandémico virus. Mientras tanto el fenómeno “coronavirus” es una herramienta útil para distraer y preparar a una gran parte de la población del mundo para algo más importante que las grandes potencias están preparando, algo que no tiene que ver con una solución a una gripe, o una histeria colectiva, si no a la ruptura del sistema geopolítico global y el surgimiento de nuevas condiciones expansionistas en materia económica.