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¿Por qué Nicolás Maduro no es un dictador?

En la hegemonía cultural hay dos matrices de opinión asentadas con respecto a Nicolás Maduro, la primera, por orden cronológico, es que el venezolano es un dictador, y la segunda, más reciente, señala que ya ni es el líder del ejecutivo, puesto que lo es el expresidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó.

Como este pretende ser un análisis de cierta altura política, se va a obviar el segundo punto, porque cualquiera con un mínimo interés, sabe que para aplicar la justificación constitucional del de Voluntad Popular (VP), era necesaria la falta absoluta del presidente Nicolás Maduro, y que si se hubiera producido, la Constitución ordena al presidente de la Asamblea Nacional convocar elecciones en el plazo de 30 días, y han pasado algunos más desde el 23 de enero de 2019.

Hay tres cuestiones ineludibles en el análisis cuando se trata de dilucidar si un determinado presidente se atiene a las reglas democráticas o las ha abandonado en busca de una concentración del poder que lleva de manera irremediable a hablar de una dictadura. Éstas son democracia, sociedad e institucionalidad.

Democracia

En las democracias occidentales, de baja calidad al ser representativas, y estar cooptado el sistema de voto periódico por la propiedad privada de los medios de comunicación, que impide la igualdad de oportunidades entre los partidos con propuestas en favor de las élites sociales, frente a los que llevan en sus programas medidas en favor de la mayoría social, se considera que votar por el poder ejecutivo cada una cantidad determinada de años, es más que suficiente para desterrar a “dictadura” del vocabulario a la hora de referirse a ese sistema.

Aunque, por ejemplo en España, no se vota directamente al poder ejecutivo, se eligen los miembros del legislativo (Congreso y Senado), quienes son los que escogen, entre uno de ellos o alguien que no sea diputado, al presidente, quién conformará el gobierno con el permiso del Jefe del estado, un cargo que en ese país europeo no se vota, ya que el dictador Francisco Franco eligió a la familia (Borbón) como la poseedora vitalicia de esa responsabilidad institucional.

>>Debate o Dogma: ¿es Venezuela una democracia?<<

En base a esto, cabría preguntarse, ¿cuándo fueron las últimas elecciones presidenciales en Venezuela? En ese país suramericano sí se celebran elecciones para elegir directamente al presidente, las elecciones legislativas se celebran a parte, casualmente éstas últimas se celebrarán este año.

Las últimas elecciones presidenciales en Venezuela tuvieron lugar en el año 2018, concretamente el domingo 20 de mayo. La participación, cercana al 50% consistió en un porcentaje igual o superior a la mayoría de los procesos electorales similares en los países del entorno.

Nicolás Maduro obtuvo el 68% de los apoyos, 6,2 millones de votos. Los dos principales candidatos opositores, Henri Falcón (Avanzada Progresista) obtuvo 2 millones y el 21% de los apoyos, mientras que Javier Bertucci (El Cambio) 1 millón y casi el 11% del apoyo.

Hace menos de dos años se celebraron elecciones presidenciales en Venezuela, en las que participaron candidatos de la oposición, y de las que los acompañantes internacionales expresaron que fueron limpias y transparentes, cosa que se pudo corroborar con la auditoría pública que se hizo tras la jornada al 100% de las actas, firmada por todos los partidos participantes. Incluso El Consejo de Expertos Electorales de América Latina (CEELA), conformado por expresidentes y exaltos funcionarios de gobiernos neoliberales y conservadores, expresaron que no hubo sospecha de fraude.

Sin embargo hay que tener en cuenta otras consideraciones de la democracia venezolana. En primer lugar la figuras de la rendición de cuentas, obligatoria para todos los cargos públicos una vez al año; en segundo lugar el referéndum revocatorio que, como demostró la propia oposición en 2004, se puede convocar acudiendo solo al poder electoral, sin tener que depender de ningún otro poder del Estado.

Sociedad

Una democracia deja de existir sin el reconocimiento a los sectores que no han ganado, o ni siquiera, participado en las elecciones. De ahí que el diálogo entre los representantes que conforman la sociedad es fundamental para el buen funcionamiento del sistema, que debe ser flexible para conseguir acuerdos que permitan la convivencia de todos.

El presidente Nicolás Maduro insistió en realizar un diálogo con la oposición, incluso cuando ésta estaba unida en el liderazgo golpista y violento de los sectores radicales que hoy sostiene Juan Guaidó. Una vez que la mayoría de la oposición entendió que el camino era el regreso a los cauces constitucionales, aceptó el diálogo propuesto por el gobierno, ambas partes se reconocieron como los interlocutores válidos de la inmensa mayoría del país, y comenzaron a llegar a acuerdos.

>>Análisis de los acuerdos alcanzados entre el gobierno y la oposición de Venezuela<<

Entre ellos la próxima convocatoria electoral y la renovación del poder electoral mediante la elección de nuevas autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE). El triunfo de las conversaciones, una vez que cristalizaron los acuerdos fue tal que el autoproclamado perdió la reelección en la Asamblea Nacional, ya que la mayoría de los que lo apoyaron en 2019, decidieron usar sus votos en favor del también opositor Luis Parra.

Por otro lado, Juan Guaidó sigue convocando manifestaciones que son legalizadas por las autoridades en manos del chavismo, y no son reprimidas.

Institucionalidad

No es solo el hecho de que varias gobernaciones y ayuntamientos, junto con el poder legislativo, estén gobernados por la oposición sin ningún tipo de trabas por parte del gobierno de Nicolás Maduro, si no que se está produciendo el traspaso de poder entre el Estado y los ciudadanos mediante las comunas.

Una nueva organización social en la que los que viven allí reciben fondos del Estado para levantar su comunidad, crear industria, cultivar alimentos y criar animales. Los propios habitantes deciden en asambleas abiertas a qué destinar los fondos públicos (asfaltar carreteras, iluminar las calles, abrir tiendas y negocios para generar empleo y riqueza…).

>>Las comunas de Venezuela, democracia real<<

Los cinco poderes del estado están divididos y ninguno, en este caso el ejecutivo liderado por Nicolás Maduro, concentra el poder a juzgar por la labor de la justicia -que actúa sin seguir órdenes, y normalmente en temas sensibles por denuncias formuladas por el poder popular o actuación de oficio al identificar ilegalidades-, la del legislativo, en manos de la oposición, y del electoral, que está siendo renovado con el beneplácito de la oposición.