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El presidente de Honduras rompe la constitución para mantener el poder

La dictadura de Honduras, iniciada en 2.009 por Roberto Micheletti Bain tras asestar un golpe de estado al presidente constitucional Manuel Zelaya, había logrado mantener una imagen democrática en el exterior gracias al cambio de caras en el poder ejecutivo. Hasta ahora cada cuatro años el régimen designaba un candidato que ganaba con ayuda del fraude electoral, según pudieron comprobar los expertos electorales enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA), pero el último de ellos, Juan Orlando Hernández (JOH), no se conformó con cuatro años de estancia en el poder.

La Constitución de Honduras en sus artículos 42 y 239 expone claramente que no se permite la reelección, y quién la busque en el actual marco jurídico será castigado con la inhabilitación durante diez años. JOH pudo presentarse gracias a que su poder dictatorial excede sus funciones ejecutivas, por lo que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) dio el visto bueno a su candidatura. Sin embargo no ha sido hasta ayer que la justicia del país centroamericano ha decidido romper el texto constitucional para avalar la estancia en el poder de JOH.

La oposición que se creó en los primeros días tras el resultado electoral se ha roto en favor de la dictadura. Quienes en un principio se unieron contra el fraude electoral y el despropósito constitucional que permitió a JOH presentarse a la reelección, ahora están divididos.

Por un lado el Partido Liberal (PL), parte fundamental del golpe contra Zelaya y el asentamiento de la dictadura, no ha podido sostener su postura antifraude. La organización, antaño poderosa como parte del bipartidismo que gobernó Honduras durante décadas, hoy lucha por ser la tercera fuerza, habiendo sido superada por LIBRE, partido fundado y dirigido por Manuel Zelaya. El PL mantuvo una postura de izquierdas contra JOH para disputar el electorado progresista a LIBRE, pero una vez pasadas las elecciones, y con el apoyo de los medios de comunicación, ha regresado a ser parte del sistema.

Por el otro lado, el candidato presidencial de La Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, ha abandonado a sus socios de LIBRE para entrar a formar parte de las negociaciones que la dictadura de JOH mantiene con el PL, con el fin de mostrar que cuenta con el apoyo y el reconocimiento de la izquierda al resultado electoral, y por lo tanto, a su cargo como presidente. Algo que ya ha conseguido al haber estampado las tres partes sus firmas en los primeros documentos del diálogo, en los que él aparece como presidente.

Solo el partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha quedado en la oposición a JOH. Mediante Manuel Zelaya ha protestado por la resolución inconstitucional, planteando la celebración de una consulta popular a todas las fuerzas políticas con resultando vinculante, para que sea el pueblo hondureño el que decida sobre la idoneidad de la reelección.

Los medios de comunicación ha desatado una campaña mediática contra Manuel Zelaya por su propuesta democrática, expresando que consultar a la ciudadanía es atentar contra la constitución. Entre las opciones que LIBRE ha planteado como respuestas en la consulta se recoge la posible instalación de la Asamblea Constituyente Originaria, con el fin de redactar una nueva constitución que sustituya a la vigente aprobada en 1.982.