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La redada del Vél d’Hiv

La conocida como “redada del Velódromo de Invierno” (Vél d’Hiv) fue la acción de deportación de judíos en Francia más grande que se llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, y tuvo lugar en París, el 16 y 17 de julio de 1942.

Tras la rendición francesa ante las fuerzas alemanas, en junio de 1940, la Tercera República francesa fue transformada en el Estado Francés, como era oficialmente conocido, o el régimen de Vichy, tal como se conoció popularmente. El régimen de Vichy, liderado por el héroe de la Primera Guerra Mundial, el Mariscal Philippe Pétain, y por el gobierno de Pierre Laval, colaboró activamente con el régimen nazi.

En julio de 1942 facilitó la deportación de judíos, no solo en la zona norte de Francia, ocupada por las tropas alemanas, sino también en la “zona libre”, en el sur de Francia, que la Wehrmacht alemana ocupó tras la invasión Aliada del norte de África, en noviembre de 1942.

El comienzo de la planificación del exterminio de los judíos europeos puede establecerse en la Conferencia de Wannsee, el 20 de enero de 1942. En ese encuentro, las altas jerarquías del régimen nazi prepararon los planes de deportación de los judíos de todos los países de la Europa occidental a los campos de concentración y exterminio. Poco después comenzó a extenderse por toda la Europa ocupada la planificación de esas deportaciones.

La redada del Vél d’Hiv

La primera medida en suelo francés fue el primer transporte de judíos franceses hacia los campos de concentración que partió de la estación de Compiègne, el 27 de marzo de 1942, con destino al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, y que estaba compuesto de 1.000 personas. Poco después, el 29 de mayo de ese mismo año, las autoridades francesas promulgaron un decreto, que entró en vigor el 7 de junio, el cual establecía que todos los judíos franceses debían llevar la Estrella amarilla que los identificaba como tales.

Poco después, con el acuerdo de las autoridades del gobierno de Vichy, oficiales alemanes y gendarmes franceses llevaron a cabo redadas de judíos, tanto en la zona francesa ocupada como en la zona libre, durante el verano de 1942. Esas redadas estaban dentro del marco de la Opération Vent printanier (Operación Viento de Primavera), que tuvo lugar por todo el país en la primavera y verano de ese año. La redada del Vél d’Hiv fue parte de esa serie de redadas, y fue la mayor de ellas.

Para garantizar la colaboración de los miembros de la policía francesa en las redadas, las autoridades nazis acordaron centrar las operaciones en judíos extranjeros o apátridas que se encontraban refugiados en Francia. De este modo, la población judía francesa quedó a salvo de las deportaciones.

La planificación de la redada del Vél d’Hiv fue realizada entre René Bousquet, secretario general de la policía nacional francesa; Louis Darquier, Comisionado para Asuntos Judíos bajo el régimen de Vichy; el SS-Hauptsturmführer Theodor Dannecker, jefe de la Sección Judía (Judenreferat) de Adolf Eichmann en Francia; y el SS-Oberstürmführer Helmut Knochen, jefe de la Sicherheitspolizei (Policía de Seguridad) alemana en Francia.

El responsable de la policía municipal de París, Emile Hennequin, envió instrucciones precisas para la redada a la prefectura de policía, tres días antes de iniciarse. La redada, que estaba inicialmente planificada para el 13-15 de julio, fue aplazada en consideración a la festividad del Día de la Bastilla, el 14 de julio, fiesta nacional francesa, ya que podía provocar problemas de orden público en la ciudad. Por eso, los oficiales nazis permitieron que se aplazara la operación al 16-17 de julio.

El objetivo de las autoridades alemanas era que la policía francesa consiguiera detener a 28.000 judíos extranjeros y apátridas, en la zona denominada “Gran París”. Para mantener el “orden” de las detenciones y conseguir un registro detallado de las mismas, la policía local debía informar del número de personas arrestadas cada hora a la prefectura local.

Debían quedar exentos algunos “casos sensibles”, como los judíos británicos y americanos. También fueron descartados, en un primer momento, los niños menores de 16 años, pero el Primer Ministro francés Laval sugirió que, por razones “humanitarias”, los niños debían ser arrestados con sus padres, a menos que un miembro de la familia mayor de edad quedase libre, para cuidar del menor. De este modo, más de 4.000 niños y niñas fueron arrestados en París.

Desde primeras horas de la mañana del 16 de julio, la policía francesa llevó a cabo las redadas de miles de hombres, mujeres y niños, por todo París y alrededores. A finales de ese mismo día, la policía había detenido a 2.573 hombres, 5.165 mujeres y 3.625 niños, arrastrándolos desde sus casas. La redada continuó al día siguiente, aunque el número de detenidos fue mucho menor. En total fueron deportados 13.152 judíos, de los que apenas sobrevivió menos de un centenar: 3.118 hombres, 5.919 mujeres y 4.115 niños.

Aproximadamente 6.000 de los detenidos fueron inmediatamente deportados al campo de Drancy, en los suburbios del norte de París. Ese fue el campo de tránsito para los judíos que fueron deportados desde Francia. El resto de los arrestados fueron detenidos e internados en el Vélodrome d’Hiver, un estadio de deportes en el distrito 15 de París.

Los oficiales franceses podían hacerse pocas ilusiones sobre la falta de condiciones del Vél d’Hiv para acoger a un número tan grande de personas, de forma indefinida. Además, ya en 1.939, con el estallido de la guerra se habían usado esas instalaciones para alojar a alemanes que vivían en Francia, principalmente refugiados, y en 1.940 había alojado a mujeres extranjeras, en ambos casos con unas condiciones totalmente inhumanas. Por tanto, las autoridades francesas y alemanas eran plenamente conscientes de la inadecuación de esas instalaciones.

El espacio era escaso, y las circunstancias del internamiento eran terribles, sin agua, instalaciones sanitarias ni comida suficiente; las instalaciones de vidrio provocaban que el calor fuese sofocante, y la ventilación había sido cerrada, para evitar las huidas. Más de un centenar de personas se suicidaron durante su internamiento en el Vél d’Hiv. Apenas un puñado pudo escapar de su destino, algunos durante los traslados, otros desde el Vél d’Hiv.

Tras cinco días de internamiento de los judíos en el Vél d’Hiv, éstos fueron trasladados a otros campos de tránsito, fuera de París: Drancy, Pithiviers y Beaune-la-Rolande, donde policías franceses controlaban a esas personas hasta su transporte a los campos de concentración y exterminio.

A finales de julio, el resto de los adultos fue separado de los niños y deportados a Auschwitz. Más de 3.000 niños se mantuvieron internados en orfanatos, hasta que, finalmente, fueron deportados a Auschwitz también.

Las autoridades alemanas continuaron las deportaciones de judíos de territorio francés hasta agosto de 1944. En total, fueron unos 77.000 los judíos que estaban en suelo francés los que murieron en campos de concentración y de exterminio, la inmensa mayoría de ellos en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

A pesar de su importancia, un estudio de 2012 señalaba que el 42% de los franceses lo ignoraba todo sobre este hecho, y el problema era aún peor entre los jóvenes de 18-24 años, de los que el 60% no sabía nada de la redada de judíos de julio de 1.942.

Los juicios de postguerra

Tras el final de la guerra se iniciaron una serie de juicios y purgas contra aquellos políticos y funcionarios franceses que habían estado implicados en la colaboración con el ocupante alemán.

Pierre Laval, el antiguo Primer Ministro, fue arrestado y juzgado, por su papel eminente en la deportación de judíos de Francia, y fue fusilado el 15 de octubre de 1.945.

El destino de los dos oficiales alemanes más implicados en la redada del Vél d’Hiv reflejó el destino más común entre los oficiales de alto rango de las SS: Dannecker fue arrestado por los americanos en Bad Tölz, Baviera, en diciembre de 1.945 y se suicidó mientras estaba en custodia; Knochen fue sentenciado por un tribunal británico a 21 años de prisión y, en un juicio separado fue sentenciado a muerte por un tribunal francés, en 1954, aunque la sentencia fue conmutada a cadena perpetua, y liberado en noviembre de 1.962, por orden del Presidente De Gaulle.

René Bousquet, secretario general de la policía francesa fue juzgado en 1949 y encontrado culpable por su papel en el gobierno de Vichy, pero su sentencia fue conmutada por haber participado “activamente en la resistencia contra el ocupante”.

En 1.991, las autoridades judiciales francesas acusaron a Bousquet por su participación en la deportación de judíos de Francia. Christian Didier, un perturbado mental, asesinó a Bousquet, en junio de 1993, antes de que los procedimientos judiciales tuviesen lugar.

Placa conmemorativa en recuerdo de los detenidos en el Vél d’Hiv
El reconocimiento del crimen

El 16 de julio de 1995, en el 53 aniversario de la redada del Vél d’Hiv, el Presidente francés Jacques Chirac reconoció el papel del Estado francés y de su policía en la persecución de los judíos y otras víctimas de la ocupación alemana.

“Francia, tierra de la Ilustración y de los Derechos Humanos, tierra de hospitalidad y asilo, Francia, en este día, cometió un acto irreparable. Fracasó en mantener su palabra y entregó a aquellos bajo su protección a sus ejecutores”. Jacques Chirac.

En enero de 2011, la sociedad que gestiona el sistema ferroviario francés, en el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, pidió perdón por su participación en la deportación de 77.000 judíos desde territorio francés a los campos de concentración y exterminio.

La historia de la redada del Vél d’Hiv ha sido una de las páginas más oscuras y, durante décadas, un tema tabú de la historia reciente de Francia. En el momento de la ocupación alemana había aproximadamente 350.000 judíos en Francia, muchos de ellos huidos de Alemania y del resto de la Europa ocupada, y apenas pudieron contar con la hospitalidad de la población francesa, que se mantuvo indiferente a su suerte.