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Rompiendo Tópicos machistas: “Vestir como una puta”

Vistes como una Puta.

¡Qué tremendo dolor siento cada vez que lo escucho! ¿Vosotros no?

Como feminista y como mujer me pregunto, ¿dónde y cómo estamos representadas las mujeres en nuestros insultos, en cada cosa que somos, en cada acto que hacemos? Y me doy cuenta de que estamos en el peor de los lugares.

Por años la palabra “puta” ha sido utilizada para menospreciar a la mujer de manera política, social, cultural y sexual. “Puta” es LA palabra para denigrar a las mujeres. No hay más, en todos sus contextos.

Dentro de esta palabra todo se nos cuestiona. A nosotras y a nuestros comportamientos, incluida hasta la manera de vestir. Nada ni nadie puede justificar la falta de respeto ni el maltrato debido a la forma en que decidamos vestirnos, eso jamás debería ser permitido.

La razón está clara: el machismo prevalece en nuestro lenguaje y en nuestra sociedad. La homofobia y la misoginia están presentes en todo el lenguaje machista para valorar el comportamiento de la mujer, y el insulto sexista “puta” o “como una puta” pasan con naturalidad en cualquier contexto sin ser castigado. En esta sociedad o vestimos como una virgen o como una puta. El poder es destructivo en ambas expresiones.

Estoy harta y triste de escuchar expresiones como: “iba vestida como una mojigata”, y en el otro extremo “iba demasiado atractiva por lo que provocaba a sus jefes y hacía que sus compañeros no pudieran concentrarse“. En vez de cambiar ese pensamiento “pervertido machista” o aconsejar modificar el lenguaje con el fin de erradicar ese comportamiento, me harto de descubrir que, encima, se culpa directamente a las mujeres -víctimas- del acoso y los insultos que sufren.

Vestir como una puta” se confirma como una expresión violenta que hace surgir agresividad a través de la moda. El machismo no solo es que un hombre se sienta superior, pegue, viole y maltrate verbalmente a una mujer. El machismo es también recibir insultos por tener una determinada forma de vestir, siendo juzgada por cuánta carne enseñas o cuanta carne tapas. Escucho miles de insultos hacia las mujeres por lo largo o por lo corto de sus prendas.

Pero ésto solo es la punta del iceberg. Es lo que vemos, pero si nos detenemos a ver el iceberg debajo del agua nos asombramos de que hay más escondido de lo que observamos.

Vestir como una puta” ha sido la justificación de muchas violaciones y acosos sexuales. La vulgaridad de decir “se lo merecía” porque iba así vestida. Señores, ¿lo leen y no se sienten avergonzados? Hasta ese punto llega el insulto de “vestir como una puta“. No es la denigración en sí, sino la justificación de delitos violentos, incluso en la mayoría de los casos echando la culpa a la forma de vestir para justificar vuestros actos delictivos, es decir, os liberáis de la culpa señalándonos a nosotras por provocarlos. Y os aplaudís esas justificaciones entre vosotros. Es el pez que se muerde la cola y la serpiente se come el pez.

¿Qué mentalidad puede justificar un pensamiento como ese? ¿Por la ropa merecemos que se nos viole o se nos acose? ¿Qué mundo injusto y vacío es el que nos mece cada día dentro de un patriarcado que campa a sus anchas sin ser castigado? El patriarcado cabalga hacia la impunidad y se le consiente. La sociedad y las leyes se lo consienten.

El patriarcado ha inventado esto. El patriarcado mantiene esto. No hay más. Cuestión de poder y correlación de fuerzas. Nuestra sociedad no avanzará si se siguen dejando en la más absoluta impunidad este tipo de actos. Para hacer una sociedad que de verdad suponga la igualdad, lo primero que tendríamos que hacer para defendernos nosotras mismas sería erradicar este tipo de insultos.

La superioridad de los hombres no debe ser permitida, no se es ni más ni menos que nadie por ir más o menos tapada. La feminidad es nuestra, y no depende de nuestra vestimenta. Ser mujer no debería significar ser juzgada en todos y cada uno de nuestros actos cotidianos. El lenguaje “macho alfa” es nuestro verdugo.

Hay que eliminar del lenguaje esas palabras que alimentan las diferencias entre hombres y mujeres. ¿Será el feminismo capaz de conseguir que esta expresión tan naturalizada y despectiva -“como una puta”-  se elimine de nuestro lenguaje?

La moda se ha ido imponiendo a lo largo de la historia al antojo del machismo en el cuerpo de la mujer, dentro de la sociedad, y en la sexualidad. Revelando con ello los valores políticos y culturales de la sociedad machista. Ha habido movimientos feministas en los que las mujeres han tenido más voz para afirmar que las prendas no sean un símbolo de la “mujer objeto”.

Es una trampa en espiral para nosotras mismas si nos dejamos seguir dominando por el machismo, por su moda y por la sociedad. El tópico de “vestir como una puta” nos hace sentir sucias, nos dice que debemos sentir vergüenza de nosotras mismas, nos hace sentir culpables de sentirnos bonitas en nuestra propia piel, e impide mostrar lo que somos y lo que sentimos.

La expresión “vestir como una puta”  consigue que no tengamos el poder de decidir sobre nosotras mismas ni nuestros cuerpos. Se convierte en una lucha se supervivencia. Esas cuatro palabras impuestas por el machismo, son contras las que nosotras debemos luchar y no permitir que nos arrinconen. Vestir sexy no nos hace sucias, sucios son los ojos de los que nos miran y nos desnudan con sus miradas. Miradas lascivas y acosadoras. Miradas machistas.

La culpa es de los ojos que miran. Y eso es lo que está impune

Nuestra personalidad como féminas desaparecerá. ¿Es realmente lo que queremos? ¿Y se lo vamos a permitir? Definitivamente tenemos que eliminar esta frase que alimenta la diferencia entre hombres y mujeres. La superioridad de ellos sobre nosotras. O eso, o empezar a llamar “vestir como un puto” a la otra parte para que pueda sentirse en la misma piel que nosotras.

Empecemos a cambiar la historia. Es difícil pero lo conseguiremos. Cuando menos esperemos habrá llegado, es cuestión de tiempo y lucha, de no dejar de decir que aquí estamos nosotras. Viste como una mujer, y siéntete como ella, enorgullécete y da gracias cada día por serlo y no al revés que es lo que quieren ellos. Y sobre todo, nunca tengas miedo por ser mujer. Es lo que pretenden.

Si no tenemos miedo, ellos perderán su poder. Además ellos son los que deben tener miedo por sus actos verdugos y la impunidad a lo largo de la historia que ha configurado un falso relato en el que ellos son siempre los inocentes, y nosotras siempre las culpables. No, no permitamos que tengan más poder, ni se lo justifiquemos. Que con su lenguaje y sus actos no puedan ganar ninguna batalla más.

Una mujer que no tenga control sobre su cuerpo, no puede ser una mujer libre. Margaret Sanger.