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Tocando timbres por la Revolución Ciudadana

Ringing Bells for the Revolution” (tocando timbres por la revolución) es un artículo escrito por el activista Nathan Bernard, a propósito de la elección primaria del Partido Demócrata realizada en el estado de New Hampshire el 11 de febrero de este año.

Es una historia que cuenta cómo el senador estadounidense Bernie Sanders logró alzarse con la victoria en la elección primaria realizada en New Hampshire, segunda parada estadual en el calendario electoral para designar al candidato del Partido Demócrata que enfrentará a Donald Trump en las elecciones generales de Noviembre.

En lo principal, la historia explica cómo los “believers” (creyentes), como se conoce popularmente a la militancia de Sanders, tocaron la mayor cantidad de timbres posibles en los distintos barrios de New Hampshire para explicar las propuestas del senador socialista y pedir el voto a su favor.

Nathan Bernard, autor del relato que he citado, sostiene que “para hacer una diferencia realmente, tienes que ir al mundo de la carne, necesitas conocer gente en persona, necesitan ver la expresión de tu cara”. O como diría Amauri Chamorro recientemente en el portal Ruta Krítica a propósito de la coyuntura política ecuatoriana: hay que bajar al pueblo, “conversar con la madrina al punto que sepa tu nombre, que tengas conocimiento real de lo que es importante para ella y su familia”.

En Ecuador el sistema electoral plantea una dificultad adicional, está encarnado por quienes torcieron las leyes y dieron paso a una consulta popular tramposa (carente de dictamen de constitucionalidad), que proscribió al expresidente Rafael Correa, permitieron el robo del partido Alianza País para ponerlo en manos del establishment, y no dejaron a la Revolución Ciudadana conformar su propio partido.

Sin embargo, la revolución encontró la falla al sistema y participó con candidatos propios (aunque con casillero prestado) en las últimas elecciones seccionales, ganando las prefecturas de Pichincha y Manabí. Ahora, de cara a las elecciones presidenciales, la Revolución Ciudadana debe volver a tocar puertas para conectar con un electorado que está cansado del quebrantamiento de sus derechos sociales, y harto de quienes anteponen los deseos de unas minorías a los de los ciudadanos.

Este electorado está compuesto en su mayoría por personas que están enfrentando dificultades económicas, y hay que recordarles que solo la revolución ciudadana puede hacer el trabajo de enfrentar tanta desigualdad. Debe recordarse también que la revolución está vigente, que tiene experiencia para gobernar y traer otra vez dignidad, que ha ganado la mayoría de las elecciones en las que ha participado, y que volverá a hacerlo; porque su discurso ha sido consistente durante más de una década.

Tras el fracaso de la dizque re-institucionalización del país impulsada a partir de la consulta mañosa que proscribió al expresidente Rafael Correa, la Revolución Ciudadana se ha expandido silenciosamente. Tres años de medidas antipopulares hacen extrañar al único proyecto político que ha sido capaz de garantizar la salud pública para todos, salarios dignos, vivienda popular y educación.

¿Se puede tomar como inspiración la movilización de los “believers” de Bernie Sanders para activar la Revolución Ciudadana? Sí.

Cada uno de nosotros somos portadores de información relevante para los votantes, y podemos transmitirla en nuestro círculo familiar, en nuestro bloque de casas, en nuestro grupo de amigos. Esto ya se ha dicho. Pero recobra vigencia al ver que, en un sistema (estadounidense) en el cual sin los donantes millonarios nunca ha sido viable una campaña primaria presidencial, el “puerta a puerta” se ha convertido en una de las armas más efectivas que tienen los seguidores de Sanders para hacer fallar al sistema.

Y ellos lo están logrando. La encuesta de la Universidad de Quinnipiac difundida el 10 de febrero de 2020 indica que Bernie lidera los sondeos a nivel nacional. Es la primera vez que un candidato que se identifica como “socialista” tiene serias posibilidades de ganar la nominación -por uno de los partidos grandes del bipartidismo- para ser candidato presidencial en los Estados Unidos de América.

Acá nosotros, tocando timbres, también podemos vencer el afán de una minoría que quiere que el proyecto que le devolvió la esperanza a las grandes mayorías no vuelva a gobernar el Ecuador. Tocando puertas, la ciudadanía normal y corriente podemos vencer a los árbitros vendidos, que tratarán de inclinar la cancha a favor de quien ellos quieran, como cuando aprobaron la consulta mañosa que proscribió al expresidente Correa a sabiendas de que era y es el líder en todas las encuestas.

No pasarán. Está en nuestras manos que no pasen, en nuestros pies, y sobre todo en nuestro pensamiento. El pensamiento político revolucionario que hemos generado en estos últimos diez años. Hagamos posible la victoria desde cualquier lugar que nos encontremos. “Ringing bells for the Revolution!”

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