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Unidos Podemos, la alianza de la izquierda, cumple dos años

Han pasado dos años desde la fundación de la coalición electoral Unidos Podemos (UP), la marca que Podemos e Izquierda Unida (IU) crearon en la primavera de 2016 para presentarse unidos a las elecciones generales que se celebraron el 26 de junio de ese mismo año. Unidos Podemos no ha materializado muchas de las aspiraciones políticas de las fuerzas que la parieron, pero sí ha logrado tatuar una valiosa lección para la izquierda en sus genes: la importancia de la unidad.

A día de hoy se da por hecho que en la inmensa mayoría de lugares de la geografía española, Podemos e Izquierda Unida, junto a otros partidos menores como Equo e Izquierda Castellana, acudirán juntos a las elecciones que se convoquen para evitar la competencia que podría restar votos por diferencias causas. Pero hace hoy dos años, la posibilidad no estaba asegurada.

Precedentes

Cayo Lara no cumplió el mandato de las bases de IU sobre la refundación de la izquierda.

Las voces que clamaban por la consecución de la unidad de la izquierda para afrontar las elecciones no comenzaron un poco antes de las generales de 2015, sino que venían de más atrás. Antes incluso del nacimiento de Podemos, que de hecho, se fundó a causa de la imposibilidad de conseguir la unidad de cara a las elecciones europeas de 2014.

Izquierda Unida, en su IX Asamblea Federal celebrada en 2008 no solo eligió a Cayo Lara como su nuevo Coordinador Federal, sino que aprobó unos documentos políticos en los que se establecía la necesidad de romper los límites de la organización para refundar la izquierda, entendiendo que existían fuera de la órbita de IU muchas organizaciones, colectivos y personas necesarias para vencer al Régimen del 78 con las que había que converger para conseguir la unidad.

La militancia de IU quiso interpelar en 2009 a todo ese movimiento para iniciar un debate sin imposiciones que alumbrase la unidad de la izquierda. Comenzó entonces la Refundación de la Izquierda. Se pretendía debatir considerando igual a cada una de las organizaciones que quisieran formar parte del proceso, sin importar su fuerza electoral. El fin era acudir unidos a las elecciones para obtener el mejor resultado posible, pero también articular un movimiento popular capaz de mantener una movilización masiva y sostenida en el tiempo para asegurar la estabilidad de un hipotético gobierno de izquierdas.

Debido a presiones internas expresadas y magnificadas en los medios de comunicación del bipartidismo, la refundación no pudo concretarse. Una iniciativa fallida en la que participaron tanto Izquierda Anticapitalista como Pablo Iglesias, quienes años más tarde se unirían para crear Podemos. Algunos sectores de IU que llevaban varios lustros en puestos de dirección, no querían ni oír hablar de primarias ni de llegar a acuerdos que no fueran tomados en negociaciones de mesa camilla, para no poder su posición de poder.

Hubo un segundo intento por parte del actual Secretario General del Partido Comunista de España (PCE) Enrique Santiago. En 2010 fue nombrado Secretario de Refundación y Movimientos Sociales de Izquierda Unida. Partiendo de las mismas premisas que el año anterior, teorizó el Bloque Político y Social (BPS), que además de la Refundación de la Izquierda proponía la Refundación de IU en un Movimiento Político y Social (MPS) con mecanismos más democráticos y una mayor apuesta por la movilización en las calles. La correlación de fuerzas no había cambiado desde 2008, por lo que el nuevo intento fracasó. A medias.

En 2013 el BPS se concretó en Suma, la gente primero (SUMA), un espacio de debate para lograr una candidatura unitaria a las elecciones europeas. Durante varios meses los debates se centraron en el programa electoral, existiendo una amplia coincidencia entre las fuerzas integrantes. Sin embargo el problema llegó a la hora de confeccionar la lista electoral.

Los integrantes de SUMA, incluidos los representantes de IU, acordaron realizar unas primarias para elegir a los candidatos de la lista unitaria al Parlamento Europeo. Algo que fue rechazado de manera rotunda por la dirección de Cayo Lara, demasiado acostumbrada a los acuerdos en despachos. Desde SUMA se rebajó entonces la petición. Ahora se harían primarias solo dentro del espacio de unidad y los que de allí salieran se integrarían en la lista de IU en el lugar que decidieran los dirigentes, siempre que quién obtuviera el primer puesto en las primarias de SUMA tuviera un lugar de salida en la lista, es decir, en los cinco primeros puestos.

Cayo Lara volvió a rechazarlo, con la desaprobación de Alberto Garzón. El Coordinador Federal de IU explicó que las primarias eran un invento americano y que cualquiera con dinero podría influir en ellas. En su lugar ofreció un puesto en la lista sin ninguna posibilidad de ser elegido al ganador de las primarias en SUMA, y en su lugar impuso, saltándose los estatutos, a Willy Meyer en el primer puesto y a Paloma López, una desconocida burócrata del sector neoliberal de Comisiones Obreras (CCOO) en el segundo.

Fue en ese momento cuando Pablo Iglesias e Izquierda Anticapitalista (IzAn) abandonaron SUMA para crear Podemos. Una vez fundada la organización liderada por el profesor universitario, se volvió a intentar un acuerdo con IU. Representantes de ambas direcciones se reunieron sin alcanzar un acuerdo ya que la dirección de Cayo Lara se negó a dar a Pablo Iglesias uno de los puestos de salida de la lista. Tras las elecciones europeas, Podemos desplazó a IU como representante de la izquierda alternativa en España.

Rechazo a la unidad

Pablo Iglesias rechazó de plano la unidad con IU de cara a las elecciones generales de 2015.

Podemos, pese a no superar en votos totales a IU en las elecciones europeas de 2014, consiguió unos resultados mucho mayores de los esperados, y convirtió a los de Cayo Lara en la cuarta fuerza en varias ciudades importantes como Madrid. Las encuestas no aseguraban ni el escaño para Iglesias y consiguieron cinco, con lo que el impacto mediático fue tal que desde ese momento eran ellos, que habían apoyado la unidad desde el primer intento de Izquierda Unida en 2009, y habían nacido definiéndose como una herramienta para la unidad, los representantes de la izquierda transformadora, los que podían llevar a cabo la anhelada unidad.

Las elecciones municipales, autonómicas y generales se celebrarían en un año y Alberto Garzón, quién había apostado siempre por la unidad, enfrentándose incluso a Cayo Lara por esa razón, ya fungía oficiosamente como líder de IU, por lo que se daba por hecho que la unidad por fin se alcanzaría para ese ciclo electoral.

Pero no. Podemos rechazó la unidad con Izquierda Unida de manera agresiva. Pablo Iglesias hizo declaraciones como “cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas, pero no te acerques” junto a calificaciones despectivas de los líderes de la formación de izquierdas  como “pitufos gruñones” y “cenizos“, una actitud que abrió unas heridas que más adelante pasaron factura.

En las elecciones autonómicas de 2015 no se logró la unidad en ningún lugar. Esa división del voto favoreció que el Régimen del 78 se hiciera con el gobierno de todas las Comunidades Autónomas. En algunos municipios sí se alcanzó la unidad con IU. Precisamente los mejores resultados se consiguieron donde hubo unidad. Por primera vez desde el triunfo del golpe de estado de Franco en 1939, la izquierda alternativa consiguió hacerse con importantes ayuntamientos como los de Madrid, Barcelona, A Coruña, Zaragoza, Ferrol y Santiago de Compostela. Yendo por separado Podemos solo consiguió Cádiz e IU conquistó Zamora.

La ciudad de Madrid supuso el ejemplo perfecto de lo que se podía conseguir con la unidad. Ahora Madrid, el partido instrumental en el que confluyeron Podemos e IU obtuvo medio millón de votos, pero doscientos mil de ellos no entraron en las urnas en apoyo de Podemos yendo en solitario en la comunidad.

Pese a tener el ejemplo de lo que se podía alcanzar con una unidad conseguida con métodos democráticos (elaboración participada del programa y listas elegidas en primarias), Podemos siguió cerrando la puerta a la unidad con IU de cara a las siguientes elecciones, las generales de 2015.

La presión por la unidad popular era fuerte tras ver los resultados en las elecciones municipales. Varios cientos de activistas e intelectuales independientes fundaron Ahora en Común (AeC). Una plataforma a la que invitaron a Podemos e IU junto al resto de partidos de izquierda para elaborar un programa político, y concretar unas primarias que dieran con la unidad de cara a las generales. Izquierda Unida y Equo aceptaron pero Podemos no.

En un momento en el que las encuestas daban por sentado el paso al extraparlamentarismo de IU, quizá desde Podemos se pensó que su empuje sería suficiente para quedarse con los votos de los de Alberto Garzón sin tener que pasar por un acuerdo con la coalición de izquierdas que desdibujase su proyecto político, en ese momento mucho menos escorado a la izquierda.

Sin embargo, gracias a una buena campaña de Izquierda Unida que tuvo en #LaCueva su mejor baza, Alberto Garzón salvó los muebles en el momento más difícil para IU, que además de con el PSOE tuvo que competir con Podemos. Un millón de votos y dos diputados por Madrid (Alberto Garzón y Sol Sánchez) mostró que Izquierda Unida no iba a desaparecer y que la unidad era necesaria.

La Unidad

Pablo Iglesias y Alberto Garzón durante un mitin conjunto de Unidos Podemos en la campaña electoral de 2016.

Pablo Iglesias no perdió tiempo en leer el resultado de las elecciones generales de 2015. Con el millón de votos de IU sería capaz de dar el sorpasso al PSOE en las más que probables elecciones de 2016. Los secretarios de organización de ambas fuerzas políticas, Pablo Echenique por Podemos y Adolfo Barrena por IU mantuvieron encuentros constantes durante meses para llegar a un acuerdo.

El 13 de mayo de 2016 Alberto Garzón y Pablo Iglesias anunciaron en la Puerta del Sol en Madrid que sus formaciones habían llegado a un acuerdo para acudir juntas a las elecciones generales de 2016 bajo la marca de Unidos Podemos. Tras ello fueron a celebrarlo de manera pública, momentos en los que bebieron juntos botellines de cerveza, por lo que la unidad se conoció popularmente como el “Pacto de los Botellines“.

Pablo Iglesias esperaba obtener 6 millones de votos con la incorporación de IU a su candidatura, ya que la coalición de izquierda obtuvo 1 millón de votos en 2015 y Podemos y sus aliados 5 millones. Pero tras contar los sufragios depositados en las urnas el 26 de junio de 2016 se produjo una decepcionante sorpresa: UP había obtenido 5 millones de votos.

¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba ese millón de votos? ¿Porqué no se había producido el desborde como con la candidatura de Carmena? ¿Que fue del aumento de voto gracias a las sinergias de la unidad? Las razones estaban claras.

  • El acuerdo se alcanzó en los despachos sin contar ni con las bases ni con la militancia. Una de las principales críticas de Pablo Iglesias a Cayo Lara en 2014.
  • No hubo primarias pese a que Alberto Garzón las pidió.
  • No hubo una redacción del programa protagonizada por las bases de las fuerzas integrantes de Unidos Podemos.
  • El programa conjunto dejaba fuera cuestiones tan importantes para la izquierda española como la república, el estado laico, el fin de las bases de la OTAN y la nacionalización de los sectores estratégicos.
  • Alberto Garzón iba en el quinto lugar de la lista por Madrid, lo que se tomó en varios sectores como una humillación para IU.
  • Las declaraciones duras que Pablo Iglesias y otros dirigentes de Podemos como Juan Carlos Monedero dirigieron a IU provocó sentimientos de rechazo que perduraron en ambas formaciones.
  • Los ataques entre Podemos e IU durante la campaña electoral de 2015 fueron agresivos y consiguieron enfrenar a sus militancias, que unos meses después no fueron capaces de enterrar el hecha de guerra y cooperar.

A dos años del acuerdo, Unidos Podemos tiene sus luces y sus sombras. Por un lado es una marca quemada que no volverá a ser usada, un espacio que ya no responde a la realidad política de sus fuerzas integrantes debido al descenso sostenido de Podemos, que lastra la coalición y deja a IU cada vez más espacio. UP ha fracasado en superar el límite institucional para conseguir articular un movimiento popular que mantenga movilización en las calles.

Sin embargo ha logrado que las militancias de Podemos e IU se encuentren y trabajen unidos rompiendo los límites del acuerdo programático alcanzado en el Pacto de los Botellines, lo que ha logrado una labor parlamentaria brillante. Un aspecto positivo que supera por sí solo a cualquier aspecto negativo de UP, ya que establece un futuro en el que la unidad no entra en discusión, es algo que se da por hecho.