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La victoria de Jorge Glas frente al régimen de Lenín Moreno

Muchos se llevarán las manos a la cabeza tras leer ese titular, “¡está cegado por su correísmo, ha terminado su huelga de hambre sin que haya conseguido que lo regresen a la Cárcel 4 de Quito, Jorge Glas ha perdido frente a Lenín Moreno!“. Sin embargo, tener en cuenta solo el corto plazo en la política, es un fracaso seguro, que se lo digan si no a la oposición venezolana.

No levantar la cabeza para ver qué es lo que viene ahora, y lo que vendrá después para preparar una respuesta que responda satisfactoriamente en el medio y en el largo plazo, consigue que cuando se llega al borde del precipicio se siga caminando, cayendo y provocando graves daños. Mirar más allá de lo que está justo enfrente permite divisar puentes por los que continuar.

Eso mismo ha hecho Jorge Glas, amortizada políticamente su huelga de hambre, ha decidido no caer por el precipicio y cruzar el puente, que quizá esté no justo delante y tenga que desviarse unos pasos a un lado, un camino que solo los ignorantes cegados por el odio catalogarán como derrota.

Al igual que Rafael Correa venció en la consulta popular y referéndum -fue el punto de inflexión en el que Lenín Moreno comenzó a caer en picado, fue el momento en que se visibilizó que era Rafael Correa el que, aún sin partido político, mantenía a su lado a la izquierda ecuatoriana, lanzando a Lenín Moreno al basurero de la historia antes incluso de que termine su mandato-, Jorge Glas ha ganado en su huelga de hambre.

Para empezar, cada vez que Lenín Moreno escoge a un nuevo vicepresidente, se habla más de Jorge Glas que de quien deja el cargo, ¿alguien se acuerda aún de María Alejandra Vicuña? No lo parece atendiendo a las noticias de los últimos días. Sin embargo esta situación es solo una consecuencia de la brillante y peligrosísima estrategia de Jorge Glas.

En un primer momento, la Revolución Ciudadana cuenta con un recambio leal y confiable a Rafael Correa. Lenín Moreno fue el candidato presidencial porque las encuestas indicaban que era el político del campo progresista con más opciones. En un segundo momento, tras la lucha pacífica de Jorge Glas, en la que ha puesto en peligro real su vida -una huelga de hambre de 52 días es demoledora para cualquier individuo sano, pero el vicepresidente constitucional padece una grave enfermedad– por sostener los derechos conquistados bajo los gobiernos de Rafael Correa, su popularidad se ha disparado en Ecuador.

Como tercer punto, ha hecho caer la careta progresista al gobierno de Lenín Moreno de una forma que es imposible de maquillar. Jorge Glas está en la cárcel de Latacunga por dos circunstancias según el relato oficial del régimen fascista que hoy gobierna Ecuador con puño de hierro: por corrupción y por riesgo de fuga. Sin embargo, la corrupción aún no se ha podido demostrar -no existe condena en firme todavía-, y el riesgo de fuga fue una excusa para castigarlo en Latacunga por el exilio de Fernando Alvarado, que logró huir del país antes de que la persecución de la dictadura lo condenase. Al poner su vida en riesgo sin provocar ninguna media negociadora por parte del gobierno, Jorge Glas ha mostrado al pueblo de Ecuador que el proceso en su contra responde a una venganza que nada tiene que ver con la justicia.

En los momentos en que su vida ha corrido peligro, Lenín Moreno no ha hecho ni el ademán de comenzar una negociación para conseguir que el vicepresidente constitucional levantase la huelga de hambre, más aún sabiendo que el proceso judicial en su contra no ha podido ser culminado por falta de pruebas.

Una vez conseguidas esas metas, la huelga de hambre comenzaba a ser positiva para el régimen neoliberal ecuatoriano, ya que su muerte hubiera sido objeto de una mediatización radicalmente intensa, para justificar que fue él mismo el que quiso ese final. Jorge Glas sabía que en este punto su muerte sería positiva para la oligarquía, por lo que de manera inteligente ha sabido levantarla cuando había logrado sus objetivos.

Lo que ha conseguido Jorge Glas con su huelga de hambre

  • Garantizar el futuro de la Revolución Ciudadana.
  • Demostrar que la causa contra él es venganza política.
  • Comprobar que a Lenín Moreno no le importa mancharse las manos de sangre con tal de mantener el neoliberalismo en Ecuador.
  • Mantener en la agenda mediática la disputa política vicepresidencial, en la que él aparece como el vicepresidente constitucional.
  • Confirmar que en Ecuador existe una caza de brujas contra los funcionarios leales a Rafael Correa.
  • Poner al descubierto que la lucha contra la corrupción de la que hace gala Lenín Moreno es una excusa para la represión.

Lo que ha perdido Lenín Moreno con la huelga de hambre de Jorge Glas

Lenín Moreno ha actuado de una manera poco inteligente, ya que la huelga de hambre de Jorge Glas la podría haber aprovechado para entablar un diálogo, aunque hubiera sido una farsa, que hubiera culminado con el regreso del vicepresidente constitucional a la Cárcel 4 de Quito. Con esto Moreno hubiera obtenido una doble victoria:

  • Mantener al principal líder de la Revolución Ciudadana en Ecuador detenido, anulando cualquier futura huelga u otra forma de lucha pacífica, ya que sería fácil justificarla en los medios de comunicación como un pataleo de quién no acepta la justicia. Al perder esta oportunidad, Jorge Glas gana terreno para sostener en la batalla mediática que su encarcelación es ilegal.
  • Aparecer como un hombre de Estado, un presidente de consenso que es capaz de llegar a acuerdos con sus contrarios, anulando de paso las acusaciones de la izquierda que lo señalan como un represor, algo que él mismo se ha encargado de demostrar con su trato al vicepresidente constitucional.