Oposición venezolana se prepara para golpe de estado contra Maduro
La oposición venezolana está dividida en dos partes que a su vez se vuelven a dividir en dos. Pero no todas ellas son igual de importantes. Por un lado están los dirigentes políticos y las bases de los partidos. Entre estos, la mayor parte está apostando por un golpe de estado contra Nicolás Maduro que pasa por lograr una abstención superior al 50% como requisito indispensable para desencadenar el derrocamiento. Existe una pequeña parte de la dirección oposición que se ha presentado a las elecciones, un grupo liderado por Henri Falcón.
Luego están los ciudadanos venezolanos que no apoyan la Revolución Bolivariana. Según encuestas difundidas en varios medios de comunicación, tanto chavistas como opositores, una gran cantidad de ellos, millones, quieren votar en las próximas elecciones de Venezuela que se celebrarán a finales de mayo de este mismo año. Por lo tanto, entre la oposición que conforman millones de venezolanos también hay división, solo que el peso de los bandos cambia, en ese lado el apoyo a las elecciones aumenta. Una muestra es el último estudio de Hinterenlaces, en el que la suma de las dos alternativas al chavismo, Henri Falcón y Javier Bertucci está cerca del 30% con una participación estimada del 63%.
La parte de la oposición que aboga por abstenerse se ha organizado en el Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL). En ella están los mismos dirigentes que intentaron dar un golpe de estado a Hugo Chávez en abril de 2002, quebrar la economía de Venezuela con objetivos golpistas en 2003, comprar mandos militares para favorecer un golpe de estado a lo largo de la existencia de la Revolución Bolivariana. El FAVL cuenta entre sus filas a quienes desataron la violencia de las guarimbas a la vez que provocaron desabastecimiento con la ayuda de los grandes empresarios, y recorren el mundo promoviendo sanciones que terminan afectando a la vida de los venezolanos. Sus acciones están encaminadas al derrocamiento de Nicolás Maduro.
Su estrategia se basa en los siguientes puntos:
- Desestabilización. La violencia de las guarimbas, el boicot empresarial que no usó el dinero otorgado por el gobierno para importar alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad, que retuvo esos productos en los almacenes sin venderlos en los supermercados, y que aumentó los precios artificialmente a causa de la especulación con el bolívar efectuado por el portal Dolar Today, buscaba asfixiar a los venezolanos que, con ayuda de los medios de comunicación de la oposición, identificarían a Nicolás Maduro como responsable de la situación por su pésima gestión gubernamental.
- Sanciones internacionales. La oposición ha encontrado aliados en Estados Unidos, la Unión Europea y Colombia. Los dos primeros han aprobado sanciones que afectan a los fondos que el gobierno venezolano tiene en el extranjero para comprar alimentos y medicinas, que ahora están bloqueados. El tercero, vecino de Venezuela, se ha prestado para dinamitar los diálogos de paz entre gobierno y oposición, se ha encargado de retener en sus puertos barcos con alimento hasta que se pudrieron, ha militarizado la frontera, alberga ocho bases militares que controla EEUU, y ahora va a amparar un juicio contra Nicolás Maduro que sirva para crear un gobierno en el exilio.
- Abstención. La oposición necesita que en las próximas elecciones presidenciales haya una abstención superior al 50% del censo electoral para sostener que ellos, que llamaban a no participar, cuentan con el apoyo mayoritario de los venezolanos, eliminando la credibilidad constitucional de Nicolás Maduro.
- Fraude. Pese a que es el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE) que reconocieron hace apenas unos meses cuando ganaron gobernaciones y municipios, si los resultados no son de su agrado, volverán a agitar la bandera del fraude para asegurar al mundo que la abstención ha sido en la cantidad que ellos necesiten. Siempre que lo han hecho, las auditorías que se han hecho han coincidido con los resultados, algo reconocido por la misma oposición.
Ahora el FAVL está organizando en Colombia, país conocido por sus fraudes electorales, un juicio de mérito contra Nicolás Maduro, siguiendo la estrategia golpista de la derecha en Brasil y Paraguay contra Dilma Rouseff y Fernando Lugo respectivamente. Es el último paso en su estrategia.
Será la anterior fiscal de Venezuela Luisa Ortega quién lleve adelante el juicio. Ortega está en alerta roja en la INTERPOL a causa de la corrupción que permitió y de la que fue parte en Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) y otras instituciones del estado venezolano. La abogada se reunió recientemente con el fascista Álvaro Uribe, expresidente colombiano responsable del escándalo de los falsos positivos -asesinato sistemático de campesinos que protestaban contra su gobierno para luego disfrazarlos de guerrilleros de las FARC con el objetivo de encubrirlo-, y culpable de invadir territorio ecuatoriano matando a varios estudiantes mexicanos, provocando una crisis diplomática en América Latina.
Tras juzgar a Nicolás Maduro y declararlo culpable de los delitos que se les antojen, tendrán que nombrar a un nuevo presidente, que liderará un gobierno en el exilio. Un gobierno que nadie habrá votado, pero que la oposición querrá imponer en Venezuela si su estrategia golpista funciona tras las elecciones.
El aumento sin justificación de las noticias sobre Venezuela en los últimos meses, en las que manipulan la realidad venezolana poniendo a Nicolás Maduro como un sangriento y cruel dictador, son para que no se proteste fuera de Venezuela cuando se ejecute el golpe de estado, ya que nadie quiere que un dictador tan horrible siga en el poder oprimiendo a los venezolanos, así que no habrá rechazo; se considerará un mal menor en el mejor de los casos. Esas informaciones servirán para que la administración de Donald Trump pueda ejecutar una intervención amparándose en la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) con el visto bueno de sus aliados en la Comunidad Internacional.