Aumentan asesinatos políticos en Colombia a pocos días de las elecciones
El próximo 17 de junio se celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. Los dos contendientes, Iván Duque y Gustavo Petro, se disputarán el poder ejecutivo del país suramericano con la mirada puesta en el importantísimo acuerdo de paz firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hoy desmilitarizadas y organizadas políticamente en la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Iván Duque, hijo político del expresidente fascista Álvaro Uribe, ha confirmado que no respetará el acuerdo. Pretende endurecer los términos que se refieren a las FARC en una actitud que parece perseguir más la venganza que la justicia. En el otro lado se ubica Gustavo Petro, quién aboga por mantener, respetar y aplicar el acuerdo, algo que no está siendo capaz de garantizar uno de sus principales impulsores, el presidente Santos.
La derecha colombiana, en especial los principales empresarios y banqueros del país, temen una victoria de Gustavo Petro por si el político de izquierda decide aplicar una reforma fiscal progresiva y luchar contra el fraude fiscal, lo que afectaría directamente a sus privilegios conseguidos tras décadas de neoliberalismo.
Para reducir ese temor el mismo Gustavo Petro se ha moderado de manera radical tras conocer su paso a la segunda vuelta. El líder de Colombia Humana ha virado su discurso 180 grados con un doble objetivo: conquistar el voto de centro y centro-izquierda y dejar de asustar a las élites económicas de Colombia.
El primer objetivo lo ha cumplido a medias. El voto de centro y centro-izquierda pertenece, a juzgar por los resultados electorales, a Sergio Fajardo y a Humberto de la Calle. Ambos excandidatos presidenciales han anunciado que en la segunda vuelta votarán en blanco, negando su apoyo a Gustavo Petro. Sin embargo muchos líderes de sus formaciones políticas sí han llamado a votar por Petro.
Lo que no ha conseguido el de Colombia Humana es la confianza de la oligarquía, la cual prefiere ir a lo seguro y apoyar a Iván Duque. Una posición que han decidido asentar asesinando líderes progresistas a un mayor ritmo que en los últimos años. Según datos de la Defensoría del Pueblo de Colombia, institución dependiente del Estado, desde el primer día del año 2016 hasta el 27 de febrero del presente año, han sido asesinadas 282 personas que luchaban contra el neoliberalismo en el país.
En las últimas horas los asesinatos políticos, que Uribe convirtió en una política de estado con los llamados falsos positivos, han arreciado, siendo cuatro los activistas por los derechos humanos asesinados en un lapso de tiempo menor de 24 horas.
- Fradi Chica. Excombatiente de las FARC. Estaba desmovilizado gracias a los acuerdos de paz.
- Julio César Montalvo. Activo luchador contra los cultivos transgénicos y contra el tráfico de drogas en el Resguardo Zenú.
- Carlos Jimmy Prado. Líder social y defensor de Derechos Humanos, delegado nacional del Espacio de Consulta Previa de Negros, Afrocolombianos Palenqueros y Raizales en Nariño.
- Orlando Negre. Presidente de la Junta de Acción Comunal Camu, en el departamento de Córdoba.
Estas muertes buscan crear un clima de terror de cara a la segunda vuelta de las presidenciales, para amedrentar a los posibles votantes de Gustavo Petro. Una situación similar que vivió Venezuela, país vecino de los colombianos, en las semanas previas a la votación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Incluso el mismo día de las elecciones asesinaron a uno de los candidatos a diputados.