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Peligra el Diálogo Nacional en Nicaragua

El país centroamericano no termina de estabilizar el Diálogo Nacional que había comenzado cuando el gobierno de Nicaragua aceptó la argumentación de la derecha del fin de la violencia “venga de donde venga“, con la que la oposición al sandinismo iguala a los ciudadanos que sufren la violencia con quienes la aplican.

Tras tragarse ese sapo, el gobierno sandinista pidió que se aplicase el acuerdo alcanzado: el fin de la violencia venga de donde venga. Los partidos políticos de la derecha y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) se negaron a exigir a los grupos de jóvenes fascistas que despejasen los tranques y que depusieran las armas. Estos grupos violentos de ideología ultraderechista están siendo apoyados por la CEN y los partidos políticos que se oponen al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Tras exigir el fin de la violencia venga de donde venga, la CEN y la oposición política demostraron su nula apuesta por el diálogo, no solo por no convertir en hechos esas palabras, sino por chantajear al sandinismo con los mediadores internacionales. La derecha exigió a la CIDH como árbitro en las negociaciones, cuando la organización ya se ha posicionado a favor de una de las facciones, por lo que su falta de neutralidad la invalida como mediadora en el Diálogo Nacional.

Sin embargo, tanto la CEN como la oposición política insisten en que la CIDH debe estar. Han expresado que si este ente internacional no participa, no pedirán a sus aliados fascistas que dejen de asesinar en las calles. Un chantaje que tampoco tiene en cuenta los mecanismos internacionales que se deben aplicar en este tipo de situaciones.

La Iglesia Católica ha intercedido varias veces para que los grupos de jóvenes radicales liberasen a personas secuestradas, lo que muestra los vínculos existentes entre el fascismo y la CEN, organización que también los ayuda con alimentos y otros materiales. Por su parte el sandinismo sigue apostando por el diálogo, llamando a la derecha a que se siente a hablar sin chantajes ni imposiciones.