Ecuador: Lenín Moreno cede ante EEUU y aumenta la presión sobre Julian Assange
El presidente de Ecuador Lenín Moreno no quiere dejar en pie ninguna de las iniciativas políticas de su predecesor Rafael Correa. Primero vino el debilitamiento del Estado ecuatoriano, para después terminar con la independencia y la división de poderes de la institucional del país sudamericano. Moreno continuó con el fin de las medidas que encaminaron a Ecuador hacia el socialismo, unas disposiciones que ayudaron a terminar con el analfabetismo y a reducir la pobreza. En los últimos meses el actual presidente ecuatoriano se ha centrado en demoler la política exterior independiente que fijó Rafael Correa.
Fue precisamente cuando el vicepresidente de Estados Unidos (EEUU) Mike Pence visitó a Lenín Moreno en junio de este año. En la reunión que sostuvieron se trataron muchos temas. La actuación política de Lenín Moreno tras ese encuentro da a entender que no fue una reunión entre iguales, como acostumbraba a hacer el expresidente Rafael Correa quién tuvo, por buscar una relación entre iguales, diferentes encontronazos con la administración de Barack Obama.
La demolición de la UNASUR para facilitar los planes golpistas de EEUU en Venezuela, el abandono de la CELAC, el regreso de las topas estadounidenses a territorio ecuatoriano, el perdón a Chevron por la mortal contaminación en Sucumbíos, y la conversión del refugio de Julian Assange en una estancia en la cárcel, han mostrado que la política exterior de Ecuador con Lenín Moreno se limita a seguir las pautas estadounidenses, como sucedía con los gobiernos anteriores a la Revolución Ciudadana liderada aún hoy por Rafael Correa.
Ecuador concedió el estatus de refugiado político al fundador de Wikileaks Julian Assange al entender que los juicios en su contra, tanto en Reino Unido como en Suecia, eran una farsa para que cualquiera de los dos países pudiera extraditarlo a Estados Unidos, donde se le juzgaría por revelar secretos. Un escenario en el que la pena de muerte era la más probable sentencia.
El gobierno de la Revolución Ciudadana sabía que los cables diplomáticos revelados por Wikileaks complicaron la relación de EEUU con sus socios históricos al ponerse de relieve la instrumentalización de esos gobiernos aliados por parte del gobierno del norte en favor de sus intereses; justificaron las posiciones antiimperialistas de los gobiernos opuestos al ejecutivo estadounidense cuando se hicieron públicos los intentos de golpes de estado contra ellos; y demostraron a la ciudadanía del mundo que las principales agencias de noticias se prestaban a la manipulación de La Casa Blanca y sus instituciones, para justificar esos golpes de estado y manipulaciones contra gobiernos extranjeros aliados.
También sabía Ricardo Patiño, el canciller de Ecuador en ese momento que concedió el asilo a Julian Assange, que Wikileaks tenía muchos más secretos que revelar, por lo que decidió proteger a la persona que podría hacer posible el conocimiento mundial de lo que el imperialismo ocultaba.
Sin embargo desde ese momento no se han producido más filtraciones masivas por parte de Wikileaks, a causa de la posición agresiva de la diplomacia de EEUU, nación que sabe el daño terrible que puede hacerle la fuga de más información tan sensible como la que la organización de hackers de sombrero blanco filtró en la primera oleada.
Desde que Lenín Moreno se reunió con Mike Pence, Ecuador ha pasado de proteger a Julian Assange a perpetrar contra él un duro chantaje para quebrarlo y que decida abandonar la embajada del país suramericano en Londres, ya que una expulsión directa consistiría en un precio político demasiado alto para el presidente Lenín Moreno, quién está cayendo en todas las encuestas sin encontrar suelo desde que se evidenció su traición contra el proceso de cambio.
El primer paso fue quitarle a Julian Assange la posibilidad de tener una vida normal. El fundador de Wikileaks no puede recibir visitas ni llamadas, no se le permite usar el ordenador ni asomarse a la ventana. Sin luz solar. Sin poder hacer ejercicio.
Ahora mediante la asambleísta Paola Vintimilla, el régimen de Moreno quiere desclasificar los documentos relativos al Caso Assange, para dar a conocer los datos personales no solo del hacktivista, sino también de su familia. Una mayor presión para lograr que el perseguido por EEUU abandone la sede diplomática ecuatoriana para que pueda ser capturado y extraditado al país gobernado por Donald Trump.