En los últimos meses hay un auge importante de la llamada “medicina homeopática”, que es una alternativa a la medicina tradicional. El término homeopatía proviene del griego “igual dolor”. Pero, antes de tener una opinión sobre esta nueva tendencia, hay que conocer sobre que se trata y en qué se basa. Es una corriente fundada por Samuel Hahmann, en el 1796. Básicamente, se trata de la dilución de un principio activo en agua destilada o alcohol. En la medicina tradicional, es precisamente ese principio activo lo que hace efecto contra la enfermedad o dolor.
La homeopatía se basa en tres pilares básicos. El primero de ellos es que lo igual, cura lo igual, es decir, se puede curar un dolor con lo mismo que lo causa. El segundo fundamento es el potenciador, que cuanto más diluido esté el factor activo, más efecto hará, según los homeópatas. Una de las disoluciones más débiles de la homeopatía sería equivalente a diluir una aspirina en el mar mediterráneo, y luego tomando un vaso de agua de este, nos curaría el dolor de cabeza. El tercer y último activo es que el agua tiene principio curativo.
Sin lugar a duda, el segundo fundamento es el más relevante, ya que, según esta corriente, cuanto más diluido esté un activo, es decir, “lo que tiene que curar”, más potente es. Teniendo en cuenta que se justifica, como que el agua “tiene memoria” es decir, que mantiene los principios activos de lo que alguna vez estuvo en ella. Este argumento es muy contradictorio ya que si fuera cierto, el agua del mar y de los ríos sería altamente perjudicial, ya que el ser humano ha desechado tantas toneladas de residuos que sería imposible que quedase agua sana.
Socialmente se ha aceptado la homeopatía con entusiasmo. Puede ser debido a que “lo natural” o “poco artificial” se ha puesto de moda, principalmente en comida y ahora también en la medicina. Que la homeopatía haya funcionado en varios casos no es casualidad.
Existe el conocido como efecto placebo, que es lo único que pueden causar las medicinas homeopáticas. El efecto placebo se basa, esta empíricamente comprobada su eficacia, en hay algunos dolores que son psicológicos. Por lo tanto consiste en engañar al paciente haciendo creer que toma una medicina que en realidad es azúcar, debido a efectos psicológicos, produce el mismo efecto que si fuera un fármaco real.
Que la homeopatía es un tipo de placebo aún es comprensible, moralmente hablando. Pero lo que no es moral son los precios a los que se venden o lo que promete conseguir con ello. Un dolor que no se puede curar con placebo, es decir, que para un dolor real que existe, un engaño homeopático no puede curar ese mal.